En las Américas, seis países ya han adoptado el etiquetado frontal de advertencias en los envases de los alimentos procesados y ultraprocesados para informar a los consumidores.
Buenos Aires, 27 de octubre de 2021 (OPS/OMS).– La Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebra la aprobación de la nueva ley de Argentina que fija pautas para una alimentación saludable y busca reducir el consumo de productos alimenticios ultraprocesados y procesados que contienen un exceso de nutrientes que contribuye a las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad, y a las enfermedades y muertes relacionadas con la mala alimentación.
La nueva Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, aprobada por la Cámara de diputados, “constituye un hito histórico para la mejora de la alimentación, en la salud pública, y en la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes”, afirmó la representante de la OPS/OMS en Argentina, Eva Jané Llopis.
La norma permitirá informar a la población a través del etiquetado frontal de advertencias en los envases de aquellos productos comestibles y bebidas sin alcohol que contengan exceso de nutrientes críticos como azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio, tomando como referencia el Modelo de Perfil de Nutrientes de la OPS. La ley también regulará la publicidad de productos comestibles dirigida a niños y niñas, y la protección de la alimentación en los entornos escolares.
“Esta ley es un logro muy importante y es parte de un proceso de trabajo con legisladores que iniciamos hace más de cuatro años, aportando evidencias y experiencias, y que también contó con un rol muy activo de la sociedad civil”, indicó Llopis. “Está elaborada bajo los criterios del modelo de Perfil de Nutrientes de la OPS, formulados con la mayor rigurosidad científica y libre de conflictos de intereses, lo que convierte a Argentina en un modelo a seguir para otros países de la región y el mundo”, agregó.
Se espera que la norma impactará en un mejoramiento de la salud a raíz de la disminución de factores riesgo producto de la mala alimentación. También contribuirá a que Argentina avance en línea con la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que establece como meta poner fin a todas las formas de malnutrición y reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles.
A nivel regional Argentina se suma a Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay que tienen leyes de etiquetado frontal de advertencias para que la población pueda tomar decisiones informadas a la hora de decidir la compra. Además, la región pasa a contar con tres países que tienen una ley que prohíbe la oferta de productos con advertencias en las escuelas. Por ejemplo, de acuerdo con la nueva ley argentina, así como sucede en Chile, los productos con etiquetas de advertencia no pueden ser vendidos en escuelas, ser objeto de publicidad para el público infantil o contener juguetes o figuras promocionales.
Adicionalmente, al igual que en México, la nueva ley argentina avanza aún más al restringir el uso de alegaciones o avales nutricionales o de salud (por ejemplo, “fuente de vitaminas”, “mejora su tránsito intestinal”) en el etiquetado de productos que llevan una o más de las advertencias y también requiere la presentación de alertas sobre edulcorantes.
En 2016, la OPS desarrolló el Modelo de perfil de nutrientes, una herramienta para clasificar los productos alimenticios y bebidas que contienen un exceso de nutrientes críticos como azúcares, sodio, grasas totales, grasas saturadas y grasas trans. Varios países de la región, como Argentina, han utilizado este modelo para desarrollar políticas de etiquetado frontal y otras medidas regulatorias eficaces para promover la alimentación saludable y mejorar los patrones alimentarios poco saludables que están contribuyendo a la creciente epidemia de obesidad y de enfermedades del corazón, cáncer y diabetes.
La OPS también cuenta con un plan de acción para prevenir la obesidad en niños y adolescentes aprobada en 2015, que insta a aplicar políticas fiscales, como impuestos sobre las bebidas azucaradas y los productos de alto contenido calórico y bajo contenido nutricional, reglamentar la publicidad y el etiquetado de los alimentos, y mejorar los ambientes escolares de alimentación y la actividad física, entre otros.