Washington, D. C., 16 de diciembre del 2008 (OPS) -La carga sanitaria, económica, social y educativa derivada de un conjunto de enfermedades "olvidadas" o "desatendidas" en América Latina y el Caribe podría ser mayor que el impacto del VIH, la TB y la malaria a pesar de que existen ya las herramientas y tecnologías costo-eficaces necesarias para emprender el control e incluso la eliminación de muchas de ellas, expertos dijeron hoy.
"Es un imperativo ético que aumentemos el esfuerzo para controlar y eliminar estas enfermedades infecciosas desatendidas", afirmó la Dra. Mirta Roses, Directora de la OPS, al inicio de una reunión copatrocinada por la OPS, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Red Mundial para el Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (GNNTDC)/Instituto de Vacunas Sabin.
"En esta Región no podemos seguir viviendo con la situación que tenemos en este momento", dijo el Dr. Jarbas Barbosa, Jefe del Área de Vigilancia Sanitaria y de Prevención y Control de Enfermedades, de la OPS. "Tenemos las herramientas y las intervenciones y creo que es posible eliminar algunas de estas enfermedades en un plazo de entre 5 a 10 años".
Este conjunto de enfermedades son la causa más común de infección en aproximadamente 200 millones de personas en la Región, incluyendo decenas de millones de casos de parasitosis intestinal o casi 10 millones de infectados con el Mal de Chagas. Otras enfermedades dentro de esta categoría son la filariasis linfática, la oncocercosis, esquistosomiasis, el tracoma, helmintiasis transmitida por contacto con el suelo, y la rabia humana transmitida por perros. En los últimos 20 años se ha experimentado una exitosa reducción cercana al 90% en el número de casos humanos y caninos de rabia, y la oncocercosis o el Mal de Chagas también han experimentado notables reducciones de su transmisión en varias áreas de la Región.
El Dr. Peter Hotez, Coordinador de la Red Mundial y Presidente del Instituto de Vacunas Sabin, señaló que en el contexto de las discusiones internacionales, pareciera que el diálogo tiende a estar exclusivamente enfocado en África, y en menor medida también en Asia, olvidando que más de 100 millones de personas (en América Latina y el Caribe) viven con menos de dos dólares al día y soportan una carga de enfermedad superior a la causada en conjunto por el VIH, Malaria y Tuberculosis. Hotez subrayó que las Américas fue la primera región del mundo en eliminar enfermedades como la polio. Por eso, dijo, "el mundo pone nuevamente su mirada en esta Región para perfilar nuevas tendencias en la sanidad mundial".
Las enfermedades desatendidas, afirmó el Dr. Hotez, constituyen una "tormenta perfecta contra el potencial de vida y desarrollo". El experto dijo que muchas de estas enfermedades no están matando pero sí están limitando severamente el potencial físico e intelectual de millones de niños, y su capacidad de aprender y de memoria.
Los participantes en la reunión procedentes de varios países así como representantes de organismos donantes y de instituciones de asistencia discutieron la posible creación de un nuevo Fondo fiduciario de lucha contra enfermedades tropicales desatendidas y otras enfermedades infecciosas en las Américas.
Los expertos reiteraron la obligación moral y ética de consensuar un compromiso para la acción ya que, sin él, no se podrán poner en curso de eliminación a algunas de estas enfermedades. Pero algunos panelistas en la OPS argumentaron que sin liderazgo y compromiso político al más alto nivel regional, la existencia por sí sola de nuevas y prometedoras fuentes de financiación no logrará significativamente atenuar el grave impacto actual de estas enfermedades.
En un contexto actual de crisis e inseguridad en los mercados financieros mundiales, "necesitamos más que nunca mantener en alto el momento contra las enfermedades desatendidas", dijo por su parte la Dra. Kei Kawabata, del BID. "Nuestro mandato es aliviar la pobreza", aseguró, "pero sin una determinación política nos será muy difícil alcanzar las metas, más allá de que se comprometan fondos". Al referirse al impacto social de este grupo de enfermedades sobre grupos de población englobados bajo el denominador común de la pobreza extrema, la Dra. Kawabata afirmó que "estas no son enfermedades olvidadas, sino gentes olvidadas".
Delegados de Honduras, República Dominicana y Guatemala enfatizaron la existencia de fuertes brechas de información en relación a estas enfermedades, abogando por ello a la urgente necesidad de realizar estudios de ámbito nacional que ayuden a mapear exactamente su prevalencia. Esto, dijeron, podría contribuir a la definición de compromisos por parte de los tomadores de decisión.
"Si uno no tiene el apoyo político, básicamente no estamos haciendo nada", dijo uno de los delegados centroamericanos, porque "a las farmacéuticas, la lucha contra estas enfermedades desatendidas no les resulta rentable".