La prevalencia de diabetes en los países de América Latina y el Caribe está creciendo de una manera alarmante y en proporciones epidémicas. La población infantil y adolescente no está a salvo y requiere una atención preferente en estrategias de apoyo, control y prevención.
Washington, D. C., 12 de noviembre de 2008 (OPS)—En la mayoría de los países de las Américas se está produciendo un cambio en los hábitos alimentarios, con un vertiginoso aumento del consumo de alimentos con un denso contenido energético, ricos en grasas saturadas, azúcares y sal. Este modelo, dijo el Dr. Alberto Barceló, Asesor Regional de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), unido a una creciente cultura de sedentarismo y falta de actividad física, están contribuyendo gravemente al incremento que estamos observando en las altas tasas de sobrepeso y obesidad en la Región.
"La epidemia de obesidad, causante del aumento de la diabetes, está impulsada en gran parte por un cambio generalizado hacia hábitos alimentarios nada saludables y por la reducción de la actividad física. Esto es especialmente grave entre la población infantil y adolescente", afirmó el Dr. Barceló con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes, este 14 de noviembre, cuyo temática central de este año, liderada por la Federación Internacional de Diabetes (FID) con el apoyo incondicional de todo el sistema de Naciones Unidas, pone su énfasis sobre la problemática de la diabetes entre las poblaciones más jóvenes.
La prevalencia de la obesidad está aumentando en todos los grupos de edad en las Américas así como en otras regiones del mundo. Así, estudios sobre la problemática en países como Chile o México indican que entre un 7 y un 12 por ciento de los niños menores de cinco años y una quinta parte de los adolescentes allí ya son obesos. En los adultos, se estima que las tasas de sobrepeso y obesidad se aproximan al 60% en la actualidad.
Datos y estimaciones de la OMS revelan que el número de personas que sufren diabetes en América Latina podría llegar a 32,9 millones para el 2030. En estos momentos y de acuerdo a los datos disponibles, las tasas más elevadas de prevalencia de diabetes corresponden a Belice (12,4%) y México (10,7%). De acuerdo a diversos estudios e informes, grandes capitales latinoamericanas como Managua, Ciudad de Guatemala y Bogotá están reportando tasas de prevalencia de entre un 8 al 10 por ciento.
En el Día Internacional de la Diabetes, la OPS se une a la FID y a todas las organizaciones e instituciones que en todo el mundo están urgiendo a actuar de forma decidida para la prevención y el control de la diabetes, y en apoyo de todos los que padecen la enfermedad, especialmente los jóvenes, niños y adolescentes. "No hacer nada no es una opción", enfatiza la FID.
La diabetes es una afección crónica y para toda la vida que exige una monitorización y un control estrechos. De no controlarse adecuadamente, puede ocasionar muy altos niveles de azúcar en la sangre que se asocian directamente a largo plazo a lesiones del organismo y a fallos de varios órganos y tejidos. La FID recuerda además que entre las complicaciones y riesgos más graves se encuentran las siguientes:
- Enfermedad cardiovascular, que afecta al corazón y los vasos sanguíneos y puede llegar a causar complicaciones letales, como enfermedad coronaria cardiaca (que podría provocar un infarto de miocardio) y derrames cerebrales.
- Enfermedad renal (nefropatía diabética), que puede llegar a desencadenar una insuficiencia renal terminal y la necesidad de diálisis o trasplante de riñón.
- Enfermedad vascular y neuropática (neuropatía diabética), que pueden acabar por generar la ulceración y amputación de las extremidades inferiores.
- Enfermedad visual (retinopatía diabética), caracterizada por lesiones de la retina del ojo, que puede generar pérdida de visión parcial o total.
La diabetes es distinta en niños
La FID explica que la diabetes tiene un impacto singular sobre los niños y sus familias ya que el día a día de los niños se ve alterado por la necesidad de monitorizar sus niveles de azúcar en sangre, de tomar su medicación y de equilibrar los efectos de la actividad y la alimentación.
La diabetes, afirma la FID, puede interferir con las tareas normales de desarrollo de la infancia y la adolescencia, que incluyen el éxito de la educación y la transición hacia la edad adulta.
A fin de ayudarlos a afrontar la situación y garantizar que disfruten de la máxima salud física y emocional posible, los niños con diabetes deberían ser atendidos por un equipo multidisciplinario bien familiarizado con los aspectos pediátricos. También es necesario ayudar a sus cuidadores y al personal escolar.
"De este modo, los niños con diabetes tipo 1 ó 2 pueden llegar a la edad adulta con el mínimo impacto negativo posible", agrega la FID. "Los problemas psicológicos y sociales podrían impedir que los niños reciban la mejor atención a la diabetes disponible y que consigan sus objetivos de tratamiento. Además de los exigentes desafíos físicos y emocionales que conlleva el crecimiento, la diabetes emplaza unas exigencias considerables, a veces abrumadoras, sobre los niños y sus familias. La enfermedad es ineludible. Afecta a todos los aspectos de la vida de un niño e impone una carga que deberán soportar el niño, la familia, la escuela y la comunidad local. El control de la diabetes supone una presión psicológica para los niños con diabetes y sus familiares, especialmente cuando el control y el tratamiento son intensivos".
Desde la OPS, el Dr. Barceló subrayó que organización hemisférica considera la diabetes y otras enfermedades crónicas como prioridades sanitarias.
Es por eso, dijo, que el 48 Consejo Directivo de 2008 -la reunión anual de los ministros y ministras de Salud de los Estados Miembros- aprobó una resolución llamando a los países del continente Americano a reforzar las actividades de prevención y control de la diabetes.
"Esta resolución se basa en la evidencia de que tanto la diabetes tipo 2 como algunas de sus complicaciones pueden ser prevenidas por acción de salud publica dirigidas a los individuos o a las comunidades", afirmó el Dr. Barceló. "Por esto, la OPS presta colaboración a muchos países para reforzar la prevención y mejorar la atención a la diabetes. Uno de estos programas es el Proyecto VIDA realizado en Veracruz. Este Programa ha mostrado resultados favorables y se ha convertido en inspiración para muchas personas afectadas y profesionales para continuar la lucha contra esta enfermedad".