Veintisiete países participaron en la Pre-conferencia de las Américas: Fortalecimiento del papel del sector salud como parte de una respuesta multisectorial a la violencia contra niños, niñas y adolescentes
Bogotá, Colombia, 6 de noviembre de 2024.- Representantes del sector salud, organizaciones de la sociedad civil y sobrevivientes de violencia de 27 países de las Américas, compartieron este miércoles los avances, lecciones aprendidas y los desafíos en la respuesta de los sistemas de salud a la violencia contra los niños, niñas y adolescentes, y propusieron las prioridades en las que se debe trabajar para fortalecer la respuesta y el trabajo multisectorial.
El intercambio se realizó durante la Pre-conferencia de las Américas: Fortalecimiento del papel del sector salud como parte de una respuesta multisectorial a la violencia contra niños, niñas y adolescentes, reunión realizada previa a la 1ª Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, que se celebra en Bogotá, Colombia, los días 7 y 8 de noviembre.
“La violencia contra niños, niñas y adolescentes se puede prevenir. Esto requiere un enfoque multisectorial que aborde los determinantes sociales de la violencia. La salud no es el único sector involucrado, pero cumple un rol fundamental”, afirmó el Dr. Jarbas Barbosa, Director de la Organización Panamericana de la Salud.
El Dr. Jaime Urrego, viceministro de Salud Pública del Ministerio de Salud de Colombia, agradeció a la OPS por su apoyo a Colombia para hacer realidad la Conferencia Ministerial. Agregó que la preconferencia es una muestra del compromiso, de valor y audacia para que las cosas se hagan y como Región podamos presentar una propuesta que nos unifica. “Queremos aspiramos y soñamos que haya un antes y un después y que los compromisos de los países de la región tenga cambios notorios y sustantivos para que no toleremos más la violencia contra los niños y las niñas”, agregó.
El rol de los sistemas de salud en la respuesta a la violencia contra niños, niñas y adolescentes
La violencia contra las niñas, niños y adolescentes está muy extendida en la Región de las Américas y adopta muchas formas diferentes, todas igualmente inaceptables. Los costos son enormes para las niñas, niños y adolescentes, las familias y las comunidades. La Región tiene la tasa de homicidios infantiles más alta del mundo. Los altos riesgos de violencia sexual, especialmente para las niñas, y las dificultades para disminuir la tasa de matrimonio infantil, son solo algunos ejemplos de los desafíos que enfrentan millones de niños, niñas y adolescentes en la Región. Además de las muertes, millones de niños y niñas sufren, por ejemplo, traumatismos relacionados con la violencia que requieren tratamiento médico de urgencia.
Los sistemas de salud ayudan a identificar el abuso en sus primeras etapas, brindan a los niños, niñas y adolescentes sobrevivientes la atención y apoyo necesarios, y los derivan a servicios esenciales en otros sectores. El fortalecimiento de los servicios de respuesta y apoyo, incluidos los servicios de salud de calidad, es una de las estrategias recomendadas por el marco INSPIRE y representa una oportunidad para avanzar hacia la eliminación de todas las formas de violencia. En colaboración con otros, el sector de la salud también debe trabajar para evitar que se produzca violencia.
INSPIRE: Siete estrategias para poner fin a la violencia contra niños y niñas es un paquete de herramientas desarrollado para garantizar que los y las responsables de políticas tengan el acceso a la evidencia, la experiencia y los recursos que necesitan para prevenir y responder a la violencia. INSPIRE identifica un grupo selecto de estrategias multisectoriales que han demostrado tener éxito en la reducción de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes y representa un enfoque basado en la evidencia para revitalizar, enfocar y expandir los esfuerzos multisectoriales actuales y para apoyar a los gobiernos a identificar posibles lagunas en los niveles de políticas y la respuesta
La OPS apoya a los países en la capacitación de su personal de salud, en el fortalecimiento de los datos y la evidencia disponibles y en la atención a los grupos en condiciones de vulnerabilidad, incluidos los migrantes que a menudo enfrentan un mayor riesgo de violencia. “Hay mucho de lo que podemos sacar provecho, de lo que podemos aprender y que ahora necesita recibir la visibilidad que merece para ayudar a acelerar esta importante agenda en nuestros países, en la Región y a nivel mundial”, concluyó el Dr. Barbosa.