Según datos de la OMS, en las Américas se producen cada año 367.000 muertes relacionadas con la contaminación atmosférica, tanto del aire ambiente como doméstico, un fenómeno que repercute de manera desproporcional en las mujeres.
Washington, D.C., 25 de abril de 2024 - Cada año se producen en las Américas 367.000 muertes por contaminación tanto del aire doméstico como del aire ambiente, un fenómeno que afecta en la región de manera desproporcional a las mujeres. Fue una de las conclusiones del seminario virtual Mujeres por un aire limpio: Historias de las Américas organizado por la OPS junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) de América del Norte.
En el evento virtual se abordó el problema de la contaminación en la región y cómo las mujeres están afectadas más negativamente y se destacaron algunos ejemplos y experiencias del trabajo de mujeres avanzando la agenda de aire y salud en América Latina y el Caribe.
La jefa de la Unidad de Equidad, Género, Derechos Humanos y Diversidad Cultural de la OPS, Jessie Schutt-Ainé, destacó que “la evidencia científica muestra que las mujeres reciben una carga desproporcional de los efectos de la contaminación del aire”. Esto se debe a diversos factores. Uno de ellos, señaló, es que “las mujeres, por su rol en muchos hogares, se ven más afectadas por el uso de leña para cocinar, recibiendo exposición continua a humos contaminantes”.
Además, las mujeres son también muchas veces las encargadas de ofrecer cuidado a los miembros de sus familias afectados por otros efectos de la contaminación como los episodios asmáticos, las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, “lo que afecta a su tiempo disponible para el desarrollo de sus actividades e intereses”. Schutt-Ainé reclamó que “si la contaminación del aire es un problema para las mujeres, necesitamos la participación de las mujeres en su solución”.
Karla Cervantes, consultora de la Unidad de Calidad del Aire, Energía y Salud de la OMS, aseguró que 367.000 personas fallecen al año en la región en relación con la contaminación del aire. Cervantes aseguró que este factor influye en la salud de las mujeres, en aspectos como un aumento de morbilidad y mortalidad por causas como infecciones respiratorias, cardiopatías isquémicas, accidentes cerebrovasculares, diabetes, entre otras.
La experta de la OMS señaló cómo desde 1990 se ha incrementado mucho las investigaciones sobre los efectos de la contaminación del aire en la salud, y esto ha hecho que “cada vez haya más evidencia científica que nos permite conocer mejor los efectos de ese fenómeno en la población”.
Cervantes destacó que, en la región, las mujeres están desproporcionalmente afectadas porque suelen tener mayor exposición a la contaminación ambiente y, sobre todo, en el hogar, “en gran medida debido al uso de combustibles sucios para cocinar, como leña, carbón y hasta queroseno”. Este fenómeno se da particularmente en cuatro países (Honduras, Brasil, México y Guatemala). Con todo, dijo, el número de personas que usa estos métodos ha descendido en la región de los 87 millones en 2010 a los 77 millones en 2021.
Mayor salud y bienestar
Karen Troncoso, consultora de la OPS, pidió reforzar la concientización sobre la contaminación doméstica “porque rara vez se piensa en el hogar cuando se habla de contaminación”. Este fenómeno, dijo, “afecta especialmente a mujeres y también niños puesto que, en general, son ellas más que los hombres quienes se encargan de cocinar en las familias”.
Troncoso señaló que “cocinar con leña aumenta de una a tres horas las actividades de cocinado, por lo que esto no sólo repercute en su salud si se emplean combustibles sucios como la leña, sino también en su bienestar porque podrían estar usando ese tiempo en actividades productivas o recreativas”.
De este modo, abundó la consultora de la OPS, “sólo con el cambio de leña a electricidad, la calidad de vida de las mujeres cambia enormemente”. Troncoso citó experiencias en este sentido en varios países de la región con efectos muy positivos. Entre otras cosas, esos estudios descubrieron que muchas mujeres en esos países eran reticentes a dejar la leña y pasar a la electricidad para cocinar porque pensaban que sería más caro, “cuando, de hecho, es al revés, es más barata la electricidad”, concluyó Troncoso.
Compartiendo experiencias
Durante el seminario virtual, tuvo lugar un conversatorio moderado por Natalia Restrepo, líder de Proyectos de la CCA de América del Norte, y contó con la participación de Selene Martínez, del Observatorio Ciudadano de Monterrey (México); Juliana Klakamp, del Clean Air Institute; y Michelle Zárate, de la Organización Espacio de Encuentro de las Culturas Originarias. En este panel se compartieron experiencias y trabajos que vienen liderando las mujeres desde diversos sectores, incluyendo a la sociedad civil, organizaciones sin ánimo de lucro, juventudes e instituciones de cooperación técnica, y cuyo objetivo es reducir las emisiones y la exposición a contaminación del aire y avanzar en el cuidado de la salud y el ambiente.
Klakamp destacó la importancia, a la hora de abordar este tema, de mantener la perspectiva de género junto con el enfoque de poblaciones vulnerables, ingresos económicos y el factor del grupo étnico al que se pertenece. Martínez consideró esencial que los países “cuenten con indicadores y semáforos de calidad de aire y salud. Ese monitoreo es muy importante para que las personas estén informadas y así puedan cambiar hábitos y exigir reformas y políticas a los gobiernos”. Zárate, por su parte, resaltó la importancia del enfoque intercultural y del trabajo entre sectores, así como “la necesidad de impulsar ecotecnologías y de realizar campañas de concientización”.
Por último, la asesora de género de la OPS, Aysa Saleh, dijo que cuando se analiza la contaminación del aire y sus efectos sobre las mujeres, se ve un escenario “en el que todo está conectado: si se usa menos leña y se cambia por electricidad, no sólo se beneficia la salud y el bienestar de las mujeres, también se frena la deforestación al reducirse el uso de la leña”. Saleh se congratuló de que, “aunque aún queda mucho por hacer, hay una conciencia que va a más”.