Buenos Aires, 22 de septiembre (OPS).- Autoridades argentinas y expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) participarán el próximo miércoles en Buenos Aires de la presentación de un informe internacional de la OMS sobre determinantes sociales de la salud e inequidades en este campo, que llevó tres años de investigación.
De la presentación, que se desarrollará en el nuevo auditorio de la Cancillería (Esmeralda 1218), participará el profesor de la Universidad de Londres Michael Marmot que, además de conducir el estudio de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud (CDSS) de la OMS, es director del Instituto Internacional para la Salud y Sociedad (UCL), vicepresidente de la Academia Europea y ha recibido varias distinciones por sus investigaciones sobre epidemiología y determinantes sociales de la salud.
La presentación del informe formará parte de la jornada “Los determinantes de la salud y las desigualdades sociales”, que se realizará el próximo miércoles a las 16. Durante el encuentro también se llevará a cabo un panel interministerial para debatir en torno al abordaje intersectorial de los determinantes sociales de la salud en Argentina, teniendo en consideración el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Del evento participarán los ministerios argentinos de Salud, Desarrollo Social, Trabajo, Educación y la Secretaría de Ambiente de la Nación.
El informe de la OMS revela que la “justicia social es una cuestión de vida o muerte”. En Suecia, por ejemplo, el riesgo de que una mujer muera durante el embarazo o el parto es de 1 por cada 17.400, mientras que en Afganistán es de 1 por cada 8. Y la biología no explica esas cifras. “Esas desigualdades y esa inequidad sanitaria, que podría evitarse, son el resultado de la situación que la población crece, vive, trabaja y envejece, y del tipo de sistemas que se utilizan para combatir las enfermedades”, sostuvo la directora de la OMS, Margaret Chan.
El informe indica que cuánto menor es el ingreso peor es la condición sanitaria. Esa pendiente se observa no sólo en las naciones en desarrollo sino en todos los países, incluidos los más ricos. El crecimiento económico aumenta los ingresos en muchos países, pero el incremento de la riqueza, por sí solo, no necesariamente mejora la situación sanitaria nacional.
En años recientes, la riqueza, la tecnología y el nivel de vida han aumentado enormemente a escala mundial, pero la cuestión neurálgica es de qué modo ese aumento se utiliza para distribuir con justicia los servicios y el desarrollo institucional, especialmente en los países de ingresos bajos.
En 1980, los países más ricos que albergaban un 10 por ciento de la población del mundo tenían un ingreso nacional bruto que multiplicaba por 60 el de los países más pobres que albergaban un 10 por ciento de la población del mundo. Tras 25 años de globalización, la diferencia ha aumentado a 122, según informó la Comisión. Peor aún, se constata que en los últimos 15 años, en muchos países de ingresos bajos cada vez es menor la parte del consumo nacional que corresponde al quintil más pobre.
De todas formas, la influencia de los determinantes sociales no sólo se evidencia cuando se compara la distancia entre los habitantes de mayores y menores recursos, sino también cuando se analizan los indicadores de salud en relación con otras variables a lo largo de toda la estratificación social.