OPS presenta la información disponible sobre COVID-19 a parteras de siete países de las Américas

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“El protocolo que se preparó en este hospital señala que solo los ginecólogos pueden asistir los partos”, explica Urroz, quien relata que a la sala entraron ella, una enfermera, la embarazada y su pareja, y que afuera, en la puerta de la sala, se quedó esperando una enfermera en caso de que el equipo necesitara asistencia. El acompañante llevaba guantes y tapabocas quirúrgico; la embarazada, máscara n95; y la enfermera y la ginecóloga, un equipo de protección personal, que consiste en un traje descartable de TNT y por encima una túnica impermeable, zapatones quirúrgicos y sobre ellos zapatones impermeables, 2 pares de guantes, gorro quirúrgico, máscara N95, antiparras y una escafandra de protección facial (face shield).

El parto duró dos horas y todo salió bien. Urroz destaca que es importante que se verifique que la sala cuenta con todo lo que se podría necesitar, porque después de entrar, no es posible salir hasta que finaliza todo el proceso. Es necesario corroborar que hay todo lo que pueda ser necesario usar (incluso un fórceps). “Quien atiende el parto tiene que estar tranquilo, pensar en la importancia de la protección por la bioseguridad, porque pueden venirte ganas de sacarte todo. Se empañan los lentes y eso tenemos que ver cómo lo resolvemos, yo todavía no tengo una respuesta. Es todo un desafío para el equipo de salud, porque algunos aspectos de la humanización del parto en este contexto cambian. Es un gran reto”.

La Dra. Janeth Bóveda fue la pediatra neonatóloga que recibió al bebé. Con la mismo equipo de protección que Urroz, entró en la sala de partos 20 minutos antes del nacimiento. “No tuvimos dificultades, estábamos con el equipo ideal y no hubo otro parto en ese momento en el Hospital. Quizás sería bueno que otro profesional esperara afuera en caso de que se necesitara hacer reanimación”, sostiene. Al recién nacido se lo revisó en una termocuna y después fue trasladado a un área aislada de cuidados intermedios.

Diálogo con el personal de salud de la región

Así como las doctoras Urroz y Bóveda, otros equipos de salud de la región están atendiendo casos de embarazadas y recién nacidos con sospecha o confirmación de infección por COVID-19. Es por ese motivo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de su Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP), está realizando seminarios web para responder a las preguntas que surgen en el contexto de la pandemia y conocer de primera mano la realidad que está viviendo cada trabajador de salud.
En ese escenario y en el marco del Día Mundial de la Salud el pasado 7 de abril, el CLAP realizó una reunión virtual con más de 200 parteras y enfermeras en coordinación con la Federación Latinoamericana de Obstetras (FLO), para aportar información sobre embarazadas y recién nacidos y la COVID-19. En este encuentro se hizo hincapié en la importancia de la protección tanto a las mujeres embarazadas como a los equipos de salud.

“Las embarazadas no tienen más riesgo que la población en general. No existe evidencia de que la COVID-19 sea especialmente más grave para las embarazadas, como ocurrió en otras pandemias, como la de Influenza AH1N1”, explica el Dr. Bremen de Mucio, asesor regional en salud materna de la OPS.

Lactancia materna

Una de las preguntas de las personas participantes se refirió a las medidas recomendadas para la lactancia en el caso de que una madre tiene COVID-19. “Si bien no hay evidencia que el virus se transmita por la leche materna, es prioritario fortalecer las medidas de prevención por la cercanía de la madre al amamantar. Es muy importante brindar apoyo e información a las mujeres embarazadas y puérperas con infección por COVID-19 sobre el cuidado y la alimentación segura a brindar a los lactantes. En situaciones ideales se recomienda la lactancia materna, la extracción de leche de la madre o el uso de leche de banco, manteniendo las medidas de prevención para la transmisión por vía respiratoria y el lavado de manos antes y después de tocar el bebé. Según la evolución del niño y su madre, será importante sostener el apoyo y promover inicio de la lactancia materna directa”, señala el Dr. Pablo Durán, asesor regional en salud perinatal de la OPS, quien sostiene que es importante que las instituciones tengan los mecanismos para brindar apoyo para que esto sea posible.

Vacunación

Otra de las consultas a los expertos se refirió a la vacunación. A lo que estos respondieron que no deberían postergarse las vacunas si no existe sospecha o confirmación de la infección. En los casos de que la madre sea confirmada positiva para COVID-19, sí se recomienda diferir la vacuna del recién nacido, pero es fundamental la búsqueda de un seguimiento de ese niño para que se pueda suministrar la vacuna después de los 14 días para evitar riesgos para el recién nacido y para la población en general.

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