Las emergencias de salud, los desastres naturales y socio-ambientales, los conflictos armados y los diversos fenómenos migratorios pueden causar graves sufrimientos en las poblaciones afectadas. Los efectos psicológicos y sociales de las emergencias pueden ser agudos en el corto plazo, pero también pueden afectar a las personas en el largo plazo. Esos efectos pueden además amenazar la paz, los derechos humanos y el desarrollo. Por consiguiente, en situaciones de emergencia, una de las prioridades es proteger y mejorar la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas. Para lograr este objetivo, es preciso emprender acciones coordinadas entre quienes proporcionan asistencia humanitaria, tanto entidades gubernamentales, como organizaciones no gubernamentales y grupos de la sociedad civil involucrados en Salud Mental y Apoyo Psicosocial (SMAPS).
El Plan de acción integral sobre Salud mental 2013-2030 de la OMS, insta a los Estados Miembros, entre otras medidas, a que aseguren la prestación de servicios de salud mental y apoyo psicosocial en situaciones de emergencia y desastres, y a que impulsen iniciativas intersectoriales para la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales, con atención particular al ciclo de vida, así como para abordar el estigma y la discriminación que sufren las personas con condiciones de salud mental.
Uno de los problemas más frecuentes que encontramos en situaciones de desastres y emergencias humanitarias es que los sistemas de salud son débiles y no están preparados para enfrentar los eventos potencialmente traumáticos; los recursos son muy limitados, la atención primaria tiene poca capacidad resolutiva y el componente de salud mental no está integrado en la red de servicios de salud, entre otras cosas.
En estas condiciones es imprescindible construir la respuesta desde la propia comunidad, reforzando la primera línea de contacto de los servicios de salud con la población afectada por el desastre y descentralizando los recursos especializados. Una intervención apropiada implica fortalecer el componente de salud mental en el marco de la actuación de los servicios integrales de salud, sin medicalizar el sufrimiento humano, ni depender necesariamente de la especialización. El desastre puede convertirse en una oportunidad para fortalecer los sistemas de salud.
La OPS presta asesoramiento técnico sobre salud mental y apoyo psicosocial en emergencias. Para ello, determina las características del sistema de salud mental, realiza evaluaciones sobre la situación de SMAPS e identifica los recursos humanos existentes (personal no especializado y especializado, agentes comunitarios, entre otros), así como sus competencias.
Además, la OPS identifica a las entidades locales reguladoras en temas de SMAPS y convoca a los actores de SMAPS involucrados para garantizar una respuesta coordinada y en la que tengan protagonismo las poblaciones afectadas.
Asimismo, como parte de los planes de respuesta a las emergencias, la OPS asegura que se proporcione Primera Ayuda Psicológica (PAP) y otras intervenciones psicosociales y sanitarias a la población afectada así como el desarrollo de propuestas para iniciar y/o continuar con las intervenciones en salud mental y atención psicosocial durante y después de la emergencia.
Por último, la OPS analiza el impacto sobre los recursos humanos de salud y otros equipos de respuesta y propone alternativas y planes para su abordaje y autocuidado.
Paquete de servicios mínimos de salud mental y apoyo psicosocial (MHPSS - MSP)
El paquete de servicios mínimos de salud mental y apoyo psicosocial apoya a los actores humanitarios para: coordinarse y colaborar, planificar y tomar decisiones e implementar y asignar. El paquete de servicios mínimos se basa en las normas e instrumentos existentes de salud mental y apoyo psicosocial para crear un paquete intersectorial único y fácil de seguir