La elevada carga de enfermedad del cáncer cervicouterino en las Américas representa un problema de salud pública de primer orden que debe ser abordado mediante una estrategia integral e interprogramática (salud sexual y reproductiva, salud en adolescentes, inmunización y control del cáncer cervicouterino). El cáncer cervicouterino es una enfermedad con una larga historia natural por lo que ofrece múltiples oportunidades de intervención a lo largo de la vida de la mujer mediante estrategias efectivas de prevención primaria y secundaria junto a un adecuado manejo diagnóstico y terapéutico de los casos, incluyendo el acceso a cuidados paliativos.
- En 2022, más de 78 000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer cervicouterino y más de 40 000 fallecieron por esta enfermedad en la Región de las Américas.
- Las tasas de mortalidad son 3 veces más altas en América Latina y el Caribe que en Norteamérica, evidenciando enormes desigualdades en salud.
- La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) de mujeres adolescentes puede prevenir cerca del 70% de los casos de cáncer cervicouterino.
- El tamizaje, seguido del tratamiento de las lesiones precancerosas identificadas, es una estrategia costo-efectiva de prevención.
Nuevas herramientas para la prevención y el control del cáncer cervicouterino
La citología cervical (prueba de Papanicolau) ha sido utilizada históricamente para la detección precoz del cáncer cervicouterino. En muchos países en desarrollo, incluyendo países de América Latina y el Caribe (ALC), la utilización de la citología no se ha visto acompañada de una reducción de la mortalidad comparable a la registrada en los países desarrollados. El fracaso de los programas de tamizaje en ALC no sólo se debe a las limitaciones de la citología como prueba de tamizaje sino también a la organización de los servicios sanitarios y diferentes barreras de acceso y culturales. En este contexto, el desarrollo y la disponibilidad de nuevas tecnologías para el cribado, así como vacunas contra el VPH, ofrece oportunidades sin precedentes para lograr la prevención y el control del cáncer cervicouterino.
- Se dispone de vacunas profilácticas seguras y eficaces frente a los tipos oncogénicos de VPH, que permiten la prevención primaria de aproximadamente un 70% de los casos de cáncer cervicouterino causados por dichos tipos de VPH.
- Se recomienda el tamizaje del cáncer cervicouterino con pruebas de alto rendimiento, como el test de DNA del VPH.
- El tamizaje utilizando la prueba de VPH es efectivo y factible, especialmente cuando se acompaña del tratamiento de las lesiones precancerosas mediante ablación termal o crioterapia (estrategia de "ver y tratar").
- Es necesaria una estrategia integral de salud pública para abordar el control del cáncer cervicouterino, la cuál implica la vacunación de adolescentes (cuando sea asequible y sostenible); el tamizaje de las mujeres que se encuentran en la edad de riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino (mujeres de 35 años o más); y el tratamiento de todas las mujeres con lesiones precancerosas y cáncer invasor.
La evidencia científica a favor de las nuevas tecnologías para la prevención del cáncer cervicouterino es clara y está bien establecida. Además, se cuenta con suficientes estudios de investigación de calidad realizados en países de América Latina que respaldan estos resultados con datos procedentes de la región. Por otra parte, la implementación de estas nuevas tecnologías resulta factible, tal y como muestran las experiencias exitosas de algunos países. Todo ello apunta a que la región se encuentra en un punto de inflexión en el que se reúnen las condiciones oportunas para la incorporación de cambios en los programas de prevención y control del cáncer cervicouterino que permitan lograr un impacto positivo sobre la carga de enfermedad.
Para prevenir y controlar esta enfermedad, en 2018 el 56º Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aprobó el Plan de Acción para la Prevención y Control del Cáncer cervicouterino 2018-2030. El objetivo principal de este Plan es ayudar a los Estados Miembros a elaborar programas amplios de control del cáncer cervicouterino. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 2020 una estrategia para acelerar la eliminación del cáncer cervicouterino como un problema de salud pública, con metas específicas para la vacunación, tamizaje y tratamiento. Para alcanzar esta meta, la Estrategia propone tres objetivos para los países para el 2030:
- 90% de cobertura de la vacunación contra el VPH en niñas (a los 15 años);
- 70% de cobertura de detección (el 70% de las mujeres se someten a pruebas de alta precisión a las edades de 35 y 45 años);
- 90% de tratamiento de lesiones precancerosas y manejo del 90% de los casos de cáncer invasivo.
La Organización Panamericana de la Salud está activamente ayudando a los países de la región a mejorar la efectividad de sus programas de prevención y control del cáncer cervicouterino. Esto se realiza mediante la creación de planes nacionales para eliminar el cáncer cervicouterino, basados en la necesidad de aumentar la cobertura de vacunación contra el VPH, apoyar la implementación de pruebas de VPH y mejorar la disponibilidad de tratamientos para lesiones premalignas y cáncer. De igual manera, la OPS está proporcionando apoyo técnico para mejorar los sistemas de información, con el fin de monitorear y evaluar las acciones y avances hacia la eliminación del cáncer cervicouterino como un problema de salud pública.