6 de agosto del 2019. Brasil ha trabajado para avanzar en el control de las pulgas de la arena, causantes de la tungiasis. Desde el año pasado, la Secretaría Especial de Salud Indígena (SESAI) del Ministerio de Salud ha realizado varias actividades en zonas vulnerables para reducir la hiperinfestación y los casos graves de esta enfermedad. Ese trabajo cuenta con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.
Las pulgas de la arena se encuentran en las zonas remotas o pobres, como las aldeas indígenas, las comunidades rurales y los barrios pobres de las grandes ciudades. Se calcula que, tan solo en la Región de las Américas, más de 20 millones de personas, particularmente niños y personas con discapacidad o personas mayores, están expuestas al riesgo de infección.
La enfermedad es causada por el insecto Tunga penetrans, que se alimenta de la sangre de seres humanos y animales. Penetra en la piel por cualquier parte del cuerpo que esté en contacto con el suelo, principalmente por los pies, las manos y las nalgas, y causa irritación y comezón. La infestación puede ocurrir en cualquier lugar sin piso sólido. Las lesiones múltiples y la inflamación local intensa pueden causar infección bacteriana y llegar restringir la movilidad.
Para controlar la enfermedad, la SESAI, con apoyo de la OPS, ha visitado las comunidades indígenas particularmente vulnerables. “Los habitantes de esos lugares están en contacto directo con el piso de tierra, comparten el mismo espacio con los animales y viven en mayores concentraciones, situación en la cual varias familias comparten una misma cabaña comunitaria llamada maloca. Los habitantes de esas zonas sufren infestación continuamente y pueden llegar a tener más de 200 pulgas en el cuerpo. Esa hiperinfestación no permite emplear el método tradicional de remoción mecánica de los insectos. Para interrumpir el ciclo de transmisión en esos casos es preciso tener un enfoque integral, que abarque medidas de control en los seres humanos, los animales y el suelo”, afirma Isabelle Roger, Asesora Regional de la OPS/OMS sobre Lepra y punto focal para las enfermedades desatendidas en Brasil.
A las personas y los animales se les aplica una loción a base de dimeticona que asfixia a los insectos alojados dentro de la piel. Ese producto permite eliminar del cuerpo todas las pulgas en el transcurso de siete días. El suelo se fumiga con insecticida. A continuación, los equipos de atención de salud les indican a las familias que deben barrer diariamente el suelo y dejar limpio el piso de tierra, lo que evita la proliferación de las pulgas.
“Después de esas intervenciones, se realizan actividades de educación sistemáticamente con objeto de fortalecer la capacidad que tienen esas comunidades de evitar que ocurran nuevos casos”, agrega Bernardino Vitoy, funcionario del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida de la Representación de la OPS/OMS en Brasil.
Hasta el momento, ya se realizaron actividades en los distritos sanitarios especiales indígenas de Alto Río Negro y Yanomami, con resultados positivos. A partir de esas experiencias exitosas, la SESAI está diseñando actualmente un plan de control de la tungiasis, con apoyo técnico de la OPS y de expertos de Alemania y Colombia (que actualmente es el único país de la Región de las Américas que tiene un plan listo).
Distribución y carga de la enfermedad
Las pulgas Tunga penetrans están distribuidas en varias zonas tropicales y subtropicales del mundo. Sin embargo, no se cuenta con datos confiables sobre la presencia de estos insectos ni los casos de tungiasis en el ámbito nacional o regional.
Las infecciones repetidas producen desfiguración y mutilación de los pies y reducen la movilidad de la persona afectada, lo que puede llevar al estigma y a la exclusión social. La sobreinfección bacteriana puede causar complicaciones mortales, como glomerulonefritis posestreptocóccica, tétanos o gangrena.
En la Región de las Américas, la pulga de la arena se conoce por diversos nombres locales, como nigua (Colombia, Ecuador y Venezuela), kuti (Bolivia), pique (Perú y Argentina), niguá, tü (Paraguay), bicho-de-pé (Brasil), chigoe (Trinidad y Guyana) y ogri eye (Suriname).