Bogotá, 19 de septiembre de 2022. La representante de la OMS/OPS Colombia, Gina Tambini, participó en la apertura de la Semana Andina de Prevención del Embarazo en Adolescentes, un encuentro que reúne cada año a los países andinos para elevar conciencia sobre el embarazo no planeado en adolescentes y plantearlo como un problema de salud pública que requiere el compromiso y acciones de diversos sectores.
Según la OMS, alrededor de 16 millones de niñas y adolescentes en el mundo dan a luz cada año. En América Latina y el Caribe, el número estimado de embarazos no planeados en niñas de entre 15 y 19 años en el año 2019 fue de 2.115.000.
Entre 2015 y 2020, la tasa de fecundidad específica en adolescentes de 15-19 años se redujo de 7.47% pasando de 65,6 a 60,7. Sin embargo, aún existen variaciones importantes entre subregiones, entre países y al interior de los países, debido a la desigualdad en el acceso de las adolescentes a servicios de salud sexual y reproductiva, situación de inequidad que se ha probablemente agravado como consecuencia de la pandemia.
“La celebración de este año nos invita a reflexionar sobre el embarazo en adolescentes, sus determinantes, causas, consecuencias, su relación con las violencias basadas en género y a comprometernos en acciones de impacto para eliminar la violencia contra las niñas y el embarazo adolescente no deseado”, destacó la representante Tambini.
América Latina y el Caribe es la única región en el mundo con una tendencia ascendente en el número de nacimientos entre las niñas menores de 15 años: la mayoría de los países que cuentan con datos sobre embarazos muy tempranos reportan entre 1 y 5 nacimientos por cada 1,000 niñas o adolescentes en el grupo de edad de 10 a 14 años.
El embarazo adolescente es una situación compleja que afecta la salud de las niñas y sus hijos, su desarrollo psicológico, social, sus oportunidades educativas y de empleo, y contribuye a la perpetuación de los ciclos intergeneracionales de pobreza.
Durante el embarazo y el parto, las adolescentes y sus bebés se enfrentan a complicaciones que aumentan los riesgos de mortalidad materna, mortalidad perinatal, riesgos de bajo peso al nacer, mortalidad infantil, entre otros.
Las niñas y adolescentes embarazadas o que son madres se ven obligadas a terminar de forma temprana y abrupta determinadas etapas de la vida. En muchos casos deben interrumpir sus estudios para asumir nuevos roles asociados con actividades de cuidado del hogar y la crianza de los hijos e hijas. Esta situación limita las oportunidades para construir proyectos de vida propios, acceder a la educación superior, a trabajo formal y aumenta los riesgos de las niñas y adolescentes de verse inmersas en relaciones violentas, basadas en desigualdades y estereotipos tradicionales atribuidos a su edad y su género.
Así mismo, los embarazos tempranos y adolescentes aumentan los riesgos de las niñas y adolescentes de ser víctimas de violencias físicas, psicológicas, económicas y sexuales, así como verse inmersas en matrimonios infantiles y uniones tempranas. En dicho contexto, es fundamental trabajar en acciones de promoción, prevención y protección pues, en un gran porcentaje, este fenómeno se da en el marco de violencias sexuales cometidas por familiares y conocidos.
“Desde la OPS/OMS reafirmamos nuestro compromiso para trabajar de la mano con entidades gubernamentales, organizaciones y comunidades para la prevención de los embarazos tempranos y adolescentes, el fortalecimiento de programas de educación integral para la sexualidad, y el fortalecimiento de los servicios de salud para la atención en la niñez y la adolescencia”, precisó la Doctora Tambini.
De igual manera, la OPS Colombia seguirá trabajando en programas de acceso a información sobre salud sexual y reproductiva, promoción de masculinidades no hegemónicas, procesos de transformación de estereotipos de género e intervenciones a nivel institucional y comunitario para prevenir y responder de forma integral al fenómeno de las violencias basadas en género, con énfasis en las violencias sexuales.