Estos y otros grupos étnicos se enfrentan a mayores retos en cuanto a la salud y, en consecuencia, sus tasas de mortalidad y morbilidad son más altas que las de la población en general.
Washington, D.C., 26 de septiembre del 2017 (OPS/OMS) - Los ministros de Salud de los países de la Región de las Américas han adoptado hoy una nueva política sobre etnicidad y salud mediante la cual se comprometen a eliminar los obstáculos a los que se enfrentan los pueblos indígenas, los afrodescendientes y los romaníes en el ámbito de la salud.
En general, en la Región son frecuentes los resultados deficientes en materia de salud en relación con estos grupos étnicos. La mortalidad materna e infantil en las poblaciones indígenas y los afrodescendientes es habitualmente más alta. En algunos países, las tasas de infección por el VIH son nueve veces mayores en la población afrodescendiente que en las personas de raza blanca, y los índices de desnutrición infantil en la población indígena son superiores a los de la población general. Estas poblaciones también tienden a tener tasas más altas de violencia contra la mujer y de suicidio, según se indica en esta nueva política.
Las disparidades de salud que afectan a estos grupos étnicos son el resultado de diversos obstáculos en el acceso a servicios de salud, como los obstáculos geográficos, económicos y culturales.
"Los profesionales de la salud pública y los prestadores de atención de salud tienen que tener presente en todo momento la relación entre la etnicidad y la salud", explicó Andrés de Francisco, Director del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). "La falta de visibilidad y la discriminación que muchas veces experimentan estas poblaciones aumentan su condición de vulnerabilidad. Un enfoque intercultural contribuirá a eliminar esos obstáculos que impiden a los miembros de los grupos étnicos alcanzar el nivel más alto de salud."
Además, en la mayoría de los sistemas de información de salud en la Región de las Américas no se están desglosando adecuadamente los datos por grupo étnico, de manera que no es posible conocer el panorama general de la situación de estos grupos en el ámbito de la salud.
Esta nueva política, aprobada en el marco de la 29.a Conferencia Sanitaria de la OPS, se centra en las siguientes cinco líneas estratégicas con el objetivo mejorar la situación en salud de los grupos étnicos:
generación de evidencia, con especial hincapié en datos desglosados por grupo étnico;
impulso de la acción en materia de políticas para determinar y cerrar las brechas en materia de políticas;
participación social para crear y fortalecer las alianzas con los distintos grupos étnicos;
reconocimiento del conocimiento ancestral y la medicina tradicional, y fortalecimiento de los modelos de salud intercultural;
desarrollo de capacidades en los profesionales de la salud y trabajadores de salud comunitarios.
Durante el proceso de elaboración de esta política, la OPS colaboró estrechamente con los líderes de grupos étnicos distintos de la Región, incluida la población joven, para asegurar que la política reflejase las cosmovisiones de estos grupos y que pudiese satisfacer sus necesidades.
"El haber podido contar durante la elaboración de esta política con la participación directa de los grupos que tradicionalmente han sido excluidos de los servicios de salud ha sido una contribución inestimable", aseguró Sandra del Pino, Asesora Regional de la OPS en Diversidad Cultural. "Será crucial que los países mantengan estas conversaciones de cara a la puesta en marcha de esta política".
La política está en consonancia con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales (Convenio 169) de la Organización Internacional del Trabajo, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Algunas cifras:
Aunque los pueblos indígenas constituyen menos del 8% de la población, actualmente representan el 17% de la población que vive en situación de pobreza extrema en América Latina.
La tasa de fertilidad de las mujeres indígenas y afrodescendientes es aproximadamente un 50% superior a la tasa de la población general y, sin embargo, reciben menos atención de calidad durante el embarazo, el parto y el posparto.
En Guatemala, 58% de los niños indígenas sufre desnutrición crónica y 23% sufre desnutrición grave; mientras que en el caso de los niños que no son indígenas, 34% sufre desnutrición crónica y 10% sufre desnutrición grave.
En Panamá y Perú, la mortalidad infantil es tres veces superior en las poblaciones indígenas que en las que no son indígenas.
En Chile, la mortalidad de la población indígena joven es casi cuatro veces superior que en la población general.
Se estima que 62,6% de los niños indígenas en la Región sufre algún grado de privación de agua potable, frente al 36,5% de los niños que no son indígenas.
En algunos países la tasa de fecundidad de las adolescentes afrodescendientes es 40% superior a la tasa en las que no son afrodescendientes; en las adolescentes indígenas, esta tasa puede ser incluso dos veces superior en comparación con la tasa de fecundidad en la población que no es indígena.