Un informe histórico marca el camino para poner la economía al servicio de la salud para todos

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Ginebra, 23 de mayo de 2023 — En un informe pionero, el Consejo de la OMS sobre los Aspectos Económicos de la Salud para Todos propone un ambicioso cambio de rumbo que permita poner la economía al servicio de lo más importante: la salud para todos.

Este Consejo, que preside la catedrática Mariana Mazzucato, fue establecido en noviembre de 2020 por el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la salud (OMS), como respuesta a la pandemia de COVID-19. El Consejo ha dedicado los dos últimos años a replantear la economía desde la perspectiva de la salud para todos y a impulsar el principio de que la salud de las personas y del planeta debe ser el aspecto más importante a la hora de estructurar nuestros sistemas y políticas sanitarios y socioeconómicos.

El Consejo ha articulado un discurso ambicioso fundamentado en una nueva concepción de la economía, de forma que esta se reoriente para proteger la salud de todas las personas en torno a cuatro ejes interrelacionados:

  1. Valor: hay que valorar y medir lo que importa utilizando nuevos parámetros económicos.
  2. Financiación: cómo financiar la salud para todos concebida como una inversión a largo plazo, en vez de como un costo a corto plazo.
  3. Innovación: cómo potenciar la innovación en la esfera de la salud para el bien común.
  4. Capacidad: cómo reforzar la capacidad dinámica del sector público para ofrecer salud para todos.

El Dr. Tedros ha explicado: «Hace dos años, pedí a un equipo de economistas y expertas en salud pública de renombre mundial —todas ellas mujeres— que revolucionaran nuestra idea de la economía. Ahora disponemos de una hoja de ruta que, en vez de considerar que la salud para todos es un elemento al servicio del crecimiento económico, nos permite estructurar la actividad económica para que todas las personas puedan utilizar los servicios de salud esenciales más rápidamente y con mejores resultados».

Por su parte, la catedrática Mariana Mazzucato, Presidenta del Consejo, ha dicho: «En los dos últimos años, el Consejo ha estado formulando un nuevo enfoque económico para que la financiación de la salud deje de considerarse un gasto y se vea como una inversión. Hemos estudiado los cambios que cabía introducir —por ejemplo, en la estructura de las patentes, las colaboraciones público-privadas y los presupuestos— con el fin de idear una economía que ofrezca salud para todos. En nuestro informe final, pedimos que la nueva política económica deje de centrarse en corregir los fallos del mercado para configurarlo de forma dinámica y colaborativa a fin de priorizar la salud humana y la del planeta».

El nuevo informe se presenta hoy coincidiendo con la 76.ª Asamblea Mundial de la Salud, con el título Health for All: Transforming economies to deliver what matters. A partir de la labor desarrollada por el Consejo, en este informe se establece un nuevo marco basado en los cuatro ejes mencionados y se formulan recomendaciones específicas para cada uno de ellos.

Estas son las principales recomendaciones:

  • Valorar y medir lo que realmente importa, es decir, la prosperidad de las personas y del planeta, y no la búsqueda del crecimiento económico y el aumento del PIB sin tener en cuenta sus consecuencias. La salud para todos no se podrá lograr si los gobiernos no se replantean los aspectos que cabe valorar y no reconfiguran y reorientan la economía hacia el bienestar de las personas y el planeta, utilizando nuevos parámetros.
  • Hay que reestructurar de arriba abajo los sistemas nacionales e internacionales de financiación de la sanidad para que el gasto en atención de salud se considere una inversión a largo plazo. A fin de ofrecer salud para todos no solo hará falta aumentar las cifras invertidas, sino también mejorar la calidad de la financiación.
  • Hay que confiar en la inteligencia colectiva, porque las innovaciones nunca son fruto de una sola empresa u organismo público. La innovación debe regirse por el principio del bien común para que beneficie a todas las personas. En el nuevo ecosistema integral de innovación sanitaria, la prioridad es el bien común.
  • Como se ha comprobado durante la pandemia de COVID-19, la calidad y la capacidad de la administración pública son importantes. La eficacia de los servicios públicos no depende de su envergadura, sino de que tengan una estructura adecuada y dispongan de los recursos necesarios, tanto económicos como humanos e infraestructurales. Para que todas las personas tengan acceso a la atención de salud es fundamental invertir en la capacidad de las administraciones públicas.

El informe propone también introducir cambios prácticos para medir de otro modo el valor económico, la financiación de la sanidad y la innovación, así como para reforzar la capacidad del sector público con objeto de ofrecer salud para todos. Se citan varios ejemplos, entre ellos:

  • el Centro de transferencia de tecnología de ARNm creado en Sudáfrica, que se basa en un sistema de obtención de valor para sacar el máximo partido del equilibrio entre la innovación, la financiación y la capacidad;
  • la inversión pública del Brasil en un complejo sanitario e industrial que contribuye al bien común;
  • los bancos regionales de desarrollo como motores del cambio en los países del Sur;
  • la Wellbeing Economy Alliance, una alianza de varios gobiernos y más de 600 organizaciones que colaboran para poner los sistemas económicos al servicio de la vida; y
  • las soluciones adoptadas para financiar los planes de acción nacionales sobre la resistencia a los antimicrobianos mediante la elaboración conjunta de presupuestos multisectoriales, habida cuenta de que la mayoría de estos planes siguen sin estar financiados.

Las recomendaciones que se formulan en el informe podrían cambiar la forma en que los países proyectan y financian la sanidad. La OMS pide a los responsables políticos, la sociedad civil y las partes interesadas de los sectores de la sanidad y la economía que tengan plenamente en cuenta estas recomendaciones y que se sirvan de ellas para elaborar nuevas políticas y estructuras económicas que contribuyan a hacer realidad la salud para todos.