Ginebra (Suiza) 24 de mayo de 2022 (OMS) - Hoy, en la 75.ª Asamblea Mundial de la Salud, los Estados Miembros han acordado adoptar una decisión histórica para mejorar el modelo de financiación de la Organización Mundial de la Salud.
En la decisión se han adoptado en su totalidad las recomendaciones de un Grupo de Trabajo sobre la Financiación Sostenible formado por los Estados Miembros de la OMS, que se creó en enero de 2021 y está presidido por Björn Kümmel, de Alemania.
En una de las principales recomendaciones del informe del Grupo de Trabajo a la Asamblea de la Salud, los Estados Miembros se proponen aumentar gradualmente sus contribuciones señaladas (cuotas de los miembros) con el fin de que representen el 50% del presupuesto básico de la OMS para el ciclo presupuestario 2030-2031, a más tardar. En el último bienio presupuestario (2020-2021), las contribuciones señaladas representaron solo el 16% del presupuesto por programas aprobado.
El informe incluye otras recomendaciones, como estudiar la viabilidad de un mecanismo de reposición para ampliar la base de financiación. En él se pide también a la Secretaría de la OMS que colabore con un grupo de tareas de los Estados Miembros para reforzar la gobernanza de la OMS, el cual formulará recomendaciones sobre transparencia, eficiencia, rendición de cuentas y conformidad. La labor del grupo de tareas contribuirá a garantizar que los aumentos de las contribuciones señaladas de los Estados Miembros vayan acompañados de nuevas reformas del funcionamiento de la Organización.
Muchos expertos han señalado que el actual modelo de financiación de la OMS supone un riesgo para la integridad e independencia de su labor. La excesiva dependencia de la OMS de las contribuciones voluntarias, una gran proporción de las cuales va destinada a áreas de trabajo específicas, da lugar a un desajuste constante entre las prioridades de la Organización y la capacidad de financiarlas. Las recomendaciones que hoy se han adoptado tienen por objeto subsanar sustancialmente estas deficiencias.
Está previsto que el aumento gradual de las contribuciones señaladas comience con el presupuesto de la OMS para 2024-2025, con un incremento propuesto del 20% respecto de las contribuciones señaladas relativas al presupuesto básico aprobado para 2022-2023. El objetivo es alcanzar el 50% del presupuesto de la OMS para 2028-2029 si es posible, y a más tardar para 2030-2031, frente al 16% actual en 2020-2021. Esto significaría que, para 2028-2029, la OMS vería un aumento de aproximadamente US$ 600 millones al año en la parte de sus ingresos que proviene de las fuentes más sostenibles y predecibles.
Una financiación más predecible y sostenible para la OMS es económicamente sensato para los contribuyentes de la Organización, ya que su nuevo argumentario de inversión titulado «Un rendimiento saludable» muestra que cada US$ 1 invertido en la OMS proporciona un rendimiento de la inversión de al menos US$ 35. Una financiación sostenible equipará mejor a la OMS para que preste un servicio más eficaz a todos sus Estados Miembros y sus poblaciones, por ejemplo mediante una programación a más largo plazo en los países y la atracción y retención de profesionales con conocimientos técnicos especializados.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha declarado: «Esta decisión aborda de frente el reto que la OMS ha afrontado durante decenios en materia de financiación previsible, flexible y sostenible. Cumplir la meta que han acordado hoy significará que nuestros Estados Miembros están empoderando a la OMS para que satisfaga sus expectativas y cumpla verdaderamente su mandato como principal autoridad sanitaria mundial.» Y ha añadido: «Esta decisión, que llega el día de mi reelección, nos da a todos en la OMS una confianza renovada de cara al futuro».
Björn Kümmel, jefe adjunto de la división de salud mundial del Ministerio Federal de Salud de Alemania y presidente del Grupo de Trabajo de la OMS sobre la Financiación Sostenible, ha declarado: «Esta decisión afecta nada menos que al futuro papel de la OMS en la salud mundial. Incluso más allá de eso, se trata de lo que prevemos para la arquitectura de la salud mundial: una gobernanza de la salud mundial menos fragmentada, mejor coordinada, más eficiente y verdaderamente inclusiva, en cuyo centro se sitúa una OMS fundamentalmente reforzada y habilitada como autoridad líder y coordinadora.»