En la actualidad, las guías basadas en la evidencia constituyen una de las herramientas más útiles para mejorar la salud pública y la práctica clínica. Su finalidad es formular intervenciones con sólidas pruebas de eficacia, evitar riesgos innecesarios, utilizar los recursos de forma eficiente, disminuir la variabilidad clínica y, en esencia, mejorar la salud y garantizar una atención de calidad, razón de ser de los sistemas y servicios de salud. Las presentes directrices se elaboraron siguiendo la metodología GRADE con el apoyo de un panel de expertos clínicos de distintos países, todos ellos convocados por la Organización Panamericana de la Salud.
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