Los brotes de arbovirosis transmitidas por el Aedes aegypti regularmente sobrecargan los sistemas de salud, y la situación puede tornarse más grave en el 2020, con un escenario epidemiológico complejo de transmisión simultánea con la COVID-19. La detección temprana y la rápida atención médica a los pacientes con dengue grave u otras arbovirosis, ha ayudado a reducir drásticamente la letalidad por esas enfermedades. Sin embargo, la realidad de la posible co-circulación de dengue (DENV) y COVID-19, en las Américas y en el mundo, impone nuevos desafíos para el tratamiento de casos que requieren atención inmediata. Asimismo, se desconoce el impacto en la salud humana de la co-infección de cualquiera de los virus DENV y de la COVID-19. Debido a estos desafíos, es fundamental y prioritario que se realicen todos los esfuerzos para proteger a las poblaciones en riesgo e intentar reducir la co-circulación epidémica de ambos virus.
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