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La malaria (o paludismo) es una enfermedad causada por un parásito Plasmodium, el cual es trasmitido por la picadura de un mosquito infectado. Sólo el género anófeles del mosquito transmite la malaria. Los síntomas de esta enfermedad pueden incluir fiebre, vómito y/o dolor de cabeza. La forma clásica de manifestación en el organismo es fiebre, sudoración y escalofríos, que aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito. Las muestras de sangre son examinadas con un microscopio para diagnosticar la malaria, en donde el parásito es detectado dentro de los glóbulos rojos. Las pruebas de diagnóstico rápido (RDTs) son usadas para diagnosticar la malaria en áreas remotas en donde el microscopio no puede ser utilizado.

Los parásitos Plasmodium vivax y P. falciparum son los más comunes en la malaria, mientras que la P. malariae y P. ovale son parásitos menos conocidos. De todos estos, la infección adquirida por P. falciparum es la más fatal si no es tratada a tiempo y podría tener serias complicaciones renales y cerebrales, e inclusive la muerte. La Cloroquina fue el tratamiento de elección para la malaria y es aún usado en la mayoría de los países para el tratamiento de P. vivax, sin embargo, el parásito P. falciparum ha desarrollado una muy diseminada resistencia a este medicamento, y actualmente se recomienda una terapia de combinación basada en la Artemisinina, como tratamiento principal contra este parásito. Entre las medidas preventivas se recomienda el uso de mosquiteros impregnados con insecticida y rociado interno residual de los insecticidas; sus funciones consisten en disminuir el riesgo de las picaduras de los mosquitos infectados.

Datos clave
  • La malaria es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten a las personas a través de las picaduras de mosquitos infectados.
  • En las Américas se registraron 505 600 casos de malaria y alrededor de 116 muertes en 2023.
  • La malaria se puede prevenir y curar.
  • Dieciocho países, incluido un territorio, de la Región de las Américas corren actualmente riesgo de malaria.
  • Paraguay, Argentina, El Salvador y Belice fueron certificados libres de malaria por la OMS en 2018, 2019, 2021 y 2023, respectivamente.
  • Tres cuartas partes de los casos de malaria notificados en la región son causados por P. vivax.
  • Nueve países y un territorio de esta región forman parte de la iniciativa E-2025: Belice, Costa Rica, Ecuador, Guayana Francesa, Guatemala, Honduras, México, Panamá, República Dominicana y Surinam.
  • En la mayoría de los países, la prevención del paludismo se basa en la Rociado Residual Intradomiciliario (RRI) o en la distribución masiva o rutinaria de mosquiteros tratados con insecticida (MTI).
  • Debido a la pandemia de COVID-19, los servicios de diagnóstico se vieron interrumpidos, como lo demuestra la disminución del 32% en los casos sospechosos de malaria analizados en 2020 en comparación con 2019.

Hay cuatro tipos de malaria humana: Plasmodium falciparum - Plasmodium vivax - Plasmodium malariae - Plasmodium ovale. Los parásitos Plasmodium vivax y P. falciparum son los más comunes en la malaria, mientras que la P. malariae y P. ovale son parásitos menos conocidos. De todos estos, la infección adquirida por P. falciparum es la más fatal si no es tratada a tiempo y podría tener serias complicaciones renales y cerebrales, e inclusive la muerte. La Cloroquina fue el tratamiento de elección para la malaria y es aún usado en la mayoría de los países para el tratamiento de P. vivax, sin embargo, el parásito P. falciparum ha desarrollado una muy diseminada resistencia a este medicamento, y actualmente se recomienda una terapia de combinación basada en la Artemisinina, como tratamiento principal contra este parásito. Entre las medidas preventivas se recomienda el uso de mosquiteros impregnados con insecticida y rociado interno residual de los insecticidas; sus funciones consisten en disminuir el riesgo de las picaduras de los mosquitos infectados.

Hoja informativa

Las tasas de transmisión de malaria pueden variar en función de factores locales como las precipitaciones (los mosquitos se crían en condiciones húmedas), la proximidad de los lugares de cría a las personas y las especies de mosquitos presentes en la zona. Algunas regiones, denominadas "endémicas", tienen un número bastante constante de casos a lo largo de todo el año. En otras hay "estaciones palúdicas", generalmente coincidentes con la estación lluviosa.

Pueden producirse grandes y devastadoras epidemias cuando el parásito se introduce en una zona donde la población ha tenido poco contacto con él y posee escasa o nula inmunidad a la malaria o cuando personas con baja inmunidad se desplazan a zonas donde los casos de malaria son constantes. Estas epidemias pueden ser desencadenadas por condiciones climáticas húmedas y agravadas aún más por inundaciones o movimientos masivos de población originados por conflictos.

¿Todos los mosquitos transmiten malaria?

Los primeros síntomas comunes (fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos) suelen aparecer 10 a 15 días después de que se haya producido la infección. Si no se trata rápidamente con medicamentos eficaces, el paludismo puede ser grave, y a menudo mortal.

¿Quién corre peligro?

La mayoría de los casos y muertes en América se dan en Sudamérica y Haití. Sin embargo, Centroamérica, México y la República Dominicana también se ven afectados. En 2019, la malaria estuvo presente en 19 países y territorios.

Los grupos de riesgo específicos son:

  • Los viajeros procedentes de regiones libres de malaria, con poca o ninguna inmunidad, que van a zonas con altas tasas de la enfermedad son altamente vulnerables.
  • Los mineros son muy vulnerables, especialmente los que trabajan en el sector minero no organizado y artesanal. Hasta el 40% de los casos de malaria en los países de las Américas se dan en este grupo de riesgo.
  • Las poblaciones indígenas corren un alto riesgo de contraer la malaria, sobre todo las que viven en zonas endémicas como la selva amazónica, la zona Miskita en Centroamérica y Chiapas en México.

El tratamiento temprano de la malaria reduce su duración, previene las complicaciones y evita la mayoría de las muertes. Debido a sus considerables repercusiones sanitarias en los países de bajos ingresos, el tratamiento de la malaria es parte esencial del desarrollo sanitario mundial. El objetivo del tratamiento consiste en curar al paciente, más que en reducir su número de parásitos.

El mejor tratamiento disponible, especialmente para la malaria por P. falciparum, consiste en combinaciones de artemisinina con otros fármacos (los llamados tratamientos combinados basados en la artemisinina). Sin embargo, el potencial creciente de resistencia del parásito a estos medicamentos está socavando los esfuerzos por controlar la malaria (véase más adelante). No hay alternativas eficaces a las artemisininas que ya estén en el mercado ni que se encuentren en las fases finales del proceso de desarrollo de medicamentos.

La OMS recomienda:

  • un tratamiento rápido de todos los episodios de la enfermedad (a ser posible, en las 24 siguientes al inicio de los síntomas);
  • el uso de mosquiteros tratados con insecticida para evitar las picaduras de los mosquitos por la noche;
  • en las embarazadas de zonas muy endémicas, dosis profilácticas de sulfadoxina-pirimetamina para eliminar periódicamente los parásitos que pueda haber en la placenta;
  • La fumigación de interiores con insecticidas de acción residual para matar los mosquitos que haya en las paredes y techos de las casas.

Guías para el tratamiento de la malaria (en inglés) | Más información sobre diagnóstico - Sitio web de la OMS (en inglés)

La resistencia a fármacos antipalúdicos utilizados habitualmente se ha propagado con rapidez. Para evitar que ocurra lo mismo con las artemisininas, estas deben utilizarse junto con otros antipalúdicos, y hay que evitar la monoterapia con artemisininas (el uso de una artemisinina en vez de los medicamentos combinados más eficaces).

La monoterapia es menos eficaz y aumenta la probabilidad de que los parásitos evolucionen y se vuelvan resistentes al fármaco. La protección frente a la propagación de cepas de parásitos resistentes a otras partes del mundo requiere una monitorización intensiva de la potencia de los fármacos.

La OMS recomienda una monitorización continua y está prestando asistencia a los países en su labor de fortalecimiento de la observación de los efectos de los fármacos.

La prevención se centra en la reducción de la transmisión de la enfermedad mediante el control del mosquito vector de la malaria, aspecto en el que hay dos intervenciones principales:

  • la utilización de mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada, método que posee una elevada costoeficacia, y
  • la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual.

Estas intervenciones básicas pueden complementarse localmente con otros métodos de control de los vectores, tales como la reducción de las aguas estancadas donde se crían los mosquitos.

La mayoría de los casos y las muertes se registran en el África subsahariana. No obstante, también se ven afectadas Asia, Latinoamérica, Oriente Medio y algunas zonas de Europa. En 2015 la malaria estaba presente en 91 países y territorios.

Grupos especiales de riesgo:

  • Son muy vulnerables los viajeros procedentes de regiones libres de malaria, con escasa o nula inmunidad, que se desplazan a zonas donde la enfermedad es frecuente.
  • Las embarazadas no inmunes corren un alto riesgo de sufrir malaria. La enfermedad puede producir tasas de aborto elevadas y causar una mortalidad materna anual de más del 10% (cifra que puede llegar al 50% en casos de enfermedad grave).
  • Las embarazadas semiinmunes corren el riesgo de sufrir anemia intensa y retraso del crecimiento fetal aunque no presenten signos de enfermedad aguda. Se calcula que anualmente mueren 200 000 lactantes a consecuencia de la malaria adquirida durante el embarazo.
  • Las embarazadas infectadas por el VIH también corren mayor riesgo.

En muchas zonas se están reforzando las medidas de control de los mosquitos, pero hay obstáculos importantes, tales como:

  • el aumento de la resistencia de los mosquitos a insecticidas clave como el DDT y los piretroides, sobre todo en África;
  • la inexistencia de insecticidas eficaces alternativos, o
  • los cambios locales de comportamiento de los mosquitos vectores de la malaria, que pueden deberse a las medidas de control (puesto que los insectos se desplazan hacia zonas más acogedoras).

No hay insecticidas alternativos que sean igual de eficaces y eficientes que el DDT y los piretroides, y el desarrollo de nuevos plaguicidas es una empresa cara y a largo plazo. Son imprescindibles prácticas de control de los vectores que hagan un uso juicioso de los insecticidas.

La detección de la resistencia a los insecticidas debe ser parte integral de las medidas nacionales de control, con el fin de garantizar que se están utilizando los métodos más eficaces de control de los vectores.

Para mayor información sobre Control de vectores: OPS | OMS

Datos recientes revelan que la aplicación a gran escala de las estrategias recomendadas por la OMS podría reducir rápidamente la malaria, sobre todo en zonas donde la transmisión es elevada, como sucede en África. La OMS y los Estados Miembros han hecho importantes progresos en la eliminación de la malaria. Por ejemplo, recientemente Maldivas y Sri Lanka fueron certificados por haber eliminado la malaria. El éxito de los países se debe a un intenso compromiso nacional y a la coordinación de sus esfuerzos con los asociados.

Respuesta de la OPS
  • El Plan de Acción para la Eliminación de la Malaria 2021-2025 ha sido desarrollado en consulta con los países y socios regionales como un marco de  referencia para guiar los esfuerzos de los países y las contribuciones de los donantes y socios hacia la eliminación de la enfermedad en las Américas. 
  • El documento busca orientar los planes nacionales y promover un enfoque interprogramático-intersectorial, así como esfuerzos conjuntos entre países y socios.
  • El Plan promueve una acción sistemática de detección, diagnóstico y respuesta, que debe ser implementada masivamente y monitoreada programáticamente.
  • En el documento se remarca la necesidad de abordar los focos clave de malaria en cada país con soluciones operativas específicas y basadas en la información.
Imagen de una mujer de pie junto a un cartel que dice Colaborador Voluntario de Malaria
Logo de la iniciativa de eliminación en color blanco

Esta es una de las 30 afecciones que la Iniciativa de Eliminación se ha propuesto eliminar en la Región de las Américas para el año 2030.

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