A nivel mundial, uno de cada dos niños, niñas y adolescentes sufre alguna forma de violencia cada año. En las Américas, la tasa de homicidios entre menores de 18 años es la más alta del mundo.
Bogotá, Colombia, 7 de noviembre de 2024 (OPS) — Durante la apertura de la Primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, el doctor Jarbas Barbosa, Director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hizo un llamado urgente a la acción para abordar la violencia contra niños, niñas y adolescentes en las Américas.
“Las Américas enfrentan el mayor desafío, pero también somos quienes entendemos este tema mejor que nadie”, destacó el Director de la OPS. “La reciente pandemia de COVID-19 no ha hecho más que reforzar la urgencia de actuar”, agregó, subrayando la necesidad de soluciones inmediatas y efectivas.
El doctor Barbosa enfatizó la importancia de la colaboración multisectorial y de intervenciones basadas en evidencia para enfrentar este problema de salud pública, que no solo afecta a las personas y comunidades, sino que también tiene consecuencias significativas en el desarrollo sostenible y en la economía de los países.
"A nivel mundial, uno de cada dos niños, niñas y adolescentes de 2 a 17 años sufre alguna forma de violencia cada año. Esta violencia adopta muchas formas diferentes, todas igualmente inaceptables y con enormes consecuencias", afirmó el doctor Barbosa. "Las Américas, lamentablemente, tienen la tasa de homicidios más alta del mundo para menores de 18 años, más de tres veces el promedio mundial (5,8 por 100.000, frente a la tasa global de 1,7)", añadió.
En cuanto a los desafíos para las niñas, el Director de la OPS señaló que una de cada cuatro adolescentes de 15 a 19 años a nivel mundial ha sufrido violencia por parte de su pareja antes de cumplir los 20 años. "La violencia sexual y las uniones tempranas y forzadas son desafíos que no pueden esperar. Debemos actuar con urgencia para romper este ciclo de violencia", subrayó.
“Al final de este día, más de 200 niños, adolescentes y jóvenes (hasta 29 años) habrán fallecido por homicidio en las Américas”, afirmó el Director de la OPS. “Esta región es tristemente célebre por tener la tasa de homicidios más alta del mundo, especialmente entre los hombres jóvenes, por la elevada aceptación de los castigos corporales y por la violencia armada en las escuelas y en nuestras calles”, añadió.
El doctor Barbosa mencionó que la evidencia sugiere que cambios en las normas sociales pueden desalentar la violencia. "Al crear conciencia y establecer salvaguardias, podemos reducir el número de niños que son testigos de la violencia en sus hogares o en las escuelas y ayudar a prevenir futuros ciclos de violencia", afirmó.
La conferencia en Bogotá representa un momento histórico en la lucha colectiva contra la violencia hacia la niñez, ya que representantes de diversas naciones se reúnen para compartir conocimientos y comprometerse a soluciones concretas. La conferencia impulsará cambios de políticas, reunirá recursos y demostrará que la prevención de la violencia es posible.
El Director de la OPS expresó su agradecimiento a Colombia por ser el país anfitrión del evento y destacó el trabajo continuo de la OPS en el fortalecimiento de los sistemas de salud para apoyar a los sobrevivientes y promover cambios en las políticas que protejan a las comunidades. “El sector salud tiene un papel clave en la detección temprana y el apoyo a los sobrevivientes”, comentó.
"Tenemos las soluciones para prevenir la violencia; este es el momento para actuar", declaró. "Debemos enfocarnos en lo que sabemos que funciona: intervenciones basadas en evidencia han demostrado tener un impacto real". En ese sentido, destacó la importancia del marco INSPIRE, que describe siete estrategias basadas en evidencia para poner fin a la violencia contra los niños y las niñas, que abarcan desde fortalecer las leyes y políticas hasta cambiar las normas sociales y brindar atención a los sobrevivientes.
La conferencia lanzará nuevas iniciativas, como la campaña ‘Infancias sin violencia’ de la OMS para ampliar el alcance de INSPIRE, y el primer movimiento liderado por niños, niñas y adolescentes contra la violencia. También resultará en una declaración política para consolidar los compromisos asumidos.
Además, el doctor Barbosa enfatizó la importancia de abordar las causas sociales subyacentes de la violencia, como la pobreza, la desigualdad y la discriminación. “No podemos abordar la violencia sin prestar atención a las desigualdades sociales, incluidas la migración, la etnicidad, la discapacidad y el estatus socioeconómico. Tenemos la responsabilidad colectiva de responder primero a los más rezagados”, manifestó.
En este contexto, el Director de la OPS reafirmó el compromiso de la Organización de colaborar con gobiernos y organizaciones para implementar estrategias efectivas y asegurar que las voces de los niños, niñas y adolescentes, incluidos sobrevivientes y comunidades vulnerables, se escuchen en el diseño de soluciones.
"Me comprometo personalmente a dar visibilidad a este tema y apoyar soluciones innovadoras para asegurar que esta conferencia conduzca a un cambio real", subrayó el doctor Barbosa y añadió: “Juntos, podemos garantizar que los niños, niñas y adolescentes vivan una vida larga, feliz, saludable y libre de violencia”.
Sobre la Primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez
La Primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, convocada por el Gobierno de Colombia con el apoyo del Gobierno de Suecia, UNICEF, el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños, y la Organización Mundial de la Salud (OMS), busca impulsar cambios de políticas, movilizar recursos y demostrar que la prevención de la violencia es posible. Delegaciones ministeriales, junto con niñas, niños, jóvenes, sobrevivientes y aliados de la sociedad civil, se unirán en torno a un compromiso compartido y audaz para poner fin a todas las formas de violencia contra la niñez. La mitad de los niños de todo el mundo -cerca de 1.000 millones- sufren algún tipo de violencia, ya sea en casa, en la escuela, en la comunidad o en Internet, incluidos los castigos físicos, el acoso y los abusos emocionales y sexuales.
Sobre el trabajo de la OPS contra la violencia infantil
La OPS trabaja estrechamente con sus Estados Miembros y otras partes interesadas para prevenir y responder a la violencia contra los niños, niñas y adolescentes en las Américas. Entre sus prioridades están sensibilizar sobre la necesidad de adoptar medidas efectivas para reducir la violencia en la región, identificar y difundir buenas prácticas basadas en evidencia, y brindar apoyo técnico a los países para fortalecer su capacidad de prevención y respuesta. Además, la OPS trabaja en la capacitación del personal de salud, el desarrollo de protocolos clínicos y la recopilación de datos para mejorar la respuesta del sistema de salud frente a la violencia. La organización también promueve alianzas intersectoriales para llevar a cabo acciones coordinadas y abordar las múltiples formas de violencia que afectan a la infancia en la región.