Todos los días, Rosameli Rodríguez cuida la parcela del huerto familiar. Cultiva una variedad de frutas y verduras que incluye los ingredientes esenciales para preparar las comidas salvadoreñas típicas: tomates, verduras de hoja y frijoles. Cubre los cultivos de hortalizas con una malla para protegerlos de la contaminación por aves o animales. No obstante, antes de preparar las hortalizas para las comidas familiares, sigue los pasos necesarios para asegurarse de que están libres de gérmenes potencialmente peligrosos.
Cultivar sus propios alimentos y asegurarse de que sean inocuos son aptitudes relativamente nuevas para Rodríguez. En el 2013 participó en un programa educativo apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que trabajó en colaboración con el gobierno de El Salvador y otras organizaciones asociadas de las Naciones Unidas: la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Nos ha enseñado mucho porque aprendimos las prácticas de higiene para cultivar frutas y verduras, y con eso evitamos muchas enfermedades", dice."
Rosameli Rodríguez
En El Salvador, el programa educativo ha procurado abordar dos temas: enfermedades transmitidas por los alimentos y nutrición deficiente, y lo ha hecho a través de la educación de personas que tienen grandes posibilidades de transmitir sus conocimientos a otras de su comunidad. Una de cada 10 personas en El Salvador vive con menos de US$2 al día, y una gran parte de la población carece de educación suficiente sobre nutrición.
Por esta razón, el gobierno del país y la OMS están alentando a la población a cultivar sus propios alimentos, para que diversifiquen su régimen alimentario y logren una ingesta nutricional equilibrada. "Este es un paso importante para mejorar la nutrición. Sin embargo, si las personas van a cultivar las frutas y verduras que consumen, estas deben ser inocuas", afirma el doctor Enrique Pérez-Gutiérrez, asesor principal sobre enfermedades zoonóticas y transmitidas por los alimentos en la Oficina Regional de la OMS para la Región de las Américas.
Cinco claves para el cultivo de frutas y verduras
Rodríguez y otras mujeres que participaron en el programa aprendieron las Cinco claves para el cultivo de frutas y verduras más seguras recomendadas por la OMS: Rodríguez y otras mujeres que participaron en el programa aprendieron las Cinco claves para el cultivo de frutas y verduras más seguras recomendadas por la OMS:
- Practicar buena higiene personal
- Proteger los campos de la contaminación fecal por animales
- Utilizar residuos fecales tratados
- Evaluar y gestionar los riesgos del agua de riego
- Mantener limpios y secos los equipos de cosecha y las instalaciones de almacenamiento.
Las mujeres también recibieron consejos simples que pueden tener una gran repercusión sobre la inocuidad de los alimentos. "Solíamos lavar los utensilios de cocina con agua insalubre. Ahora le agregamos algunas gotas de lejía para que esté más limpia", dice Gloria Delgado, otra participante en el programa de capacitación.
En el 2013 se realizaron dos talleres de capacitación de instructores en aldeas rurales, con el fin de capacitar promotores de salud, que pasaron a educar a las mujeres no solo en el cuidado de sus familias, sino en la organización de sus propios talleres educativos. "Decidimos invitar a las mujeres a que asumieran esta función, porque su papel es vital en la educación, especialmente en el área de la preparación de comidas e inocuidad de los alimentos", dice el doctor José Ruales, representante de la OPS/OMS en El Salvador.
Las enfermedades de transmisión alimentaria han disminuido
En el 2014, un año después de que tuvieran lugar los primeros talleres, el personal de la OPS/OMS de la oficina de El Salvador realizó una evaluación en las aldeas. Durante un año, los funcionarios fueron casa por casa para realizar un estudio prospectivo sobre gastroenteritis aguda. Observaron que las familias locales habían comenzado a consumir una mayor variedad de frutas y hortalizas, lo que había contribuido a mejorar la nutrición.
Asimismo, las enfermedades de transmisión alimentaria habían disminuido porque la población estaba aplicando las cinco claves para la inocuidad de los alimentos. Se observó que la probabilidad de diarrea había disminuido en un 60% entre las familias que habían aplicado las cinco claves, en comparación con las familias de comunidades en las que estas medidas de higiene e inocuidad de los alimentos no se habían adoptado.