Declaración de Dra. Carissa F. Etienne, Directora de la OPS, para el Día Internacional de la Mujer 2020
Washington D.C., 6 de marzo de 2020 (OPS) - Cuando tenía seis años, un día sentada en el porche con mi tía favorita, vimos que nuestra vecina MaZee salía hacia el hospital para dar a luz. Mi tía le dijo “¡Qué salga todo bien!” Le pregunté a dónde iba MaZee y ella me explicó que tener un bebé podía ser peligroso y que algunas madres no volvían a casa después de ir al hospital para dar a luz. Recuerdo que sentí una tristeza profunda al pensar lo que sufrirían los hijos de MaZee si perdían a su madre. Ese pensamiento se quedó conmigo por mucho tiempo y, eventualmente, esto me llevaría a dedicar gran parte de mi vida a mejorar la salud de las mujeres.
De mi infancia hasta ahora, las cosas han mejorado mucho no solo en mi propio país, Dominica, sino en toda la Región de las Américas y en todo el mundo. El año pasado, en Dominica no hubo ninguna muerte asociada con el embarazo o el parto. En todo el Caribe, la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado más de 20 años con respecto a los años cincuenta. Estos son logros que todos debemos celebrar este 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer.
Muchos factores han contribuido a estos avances. Creo que uno de los más importantes es el mayor empoderamiento que las mujeres tienen ahora para tomar decisiones en la sociedad, en el gobierno y, en particular, en la salud. He visto de primera mano cómo empoderar a las mujeres en situación de vulnerabilidad en mi propio país llevó a cambios positivos en la manera en que se organizan y se prestan los servicios de salud, haciendo que sean más accesibles y que aborden mejor las necesidades de salud de las mujeres. El ascenso de las mujeres a los niveles más altos en los ministerios de salud y en otras posiciones clave ha contribuido a mejorar la salud no solo de las mujeres y las niñas, sino también de los hombres y de los niños. ¿Por qué? Quizás porque a lo largo de la historia de la humanidad, las mujeres han tenido responsabilidades únicas, que les dan también una apreciación única de lo que se necesita para proteger y mejorar la salud y el bienestar de todos.
Creo que es evidente que alcanzar la igualdad de género sería un logro que nos beneficiaría a todos y todas. Sin embargo, todavía tenemos mucho camino por delante para lograrlo. Demasiadas mujeres —especialmente las que se encuentran en entornos y grupos desfavorecidos— todavía no tienen el poder de tomar las decisiones necesarias para proteger la salud y el bienestar de ellas mismas y de sus familias. Demasiadas todavía no tienen el poder económico o la posición social que necesitan para escapar de entornos abusivos o vivir de una manera segura y cómoda en la vejez. En este sentido, nuestro vaso todavía está medio vacío.
En este Día Internacional de la Mujer, me enorgullece renovar el compromiso de quienes trabajamos en la OPS de hacer todo lo posible para que siga avanzando la igualdad de género, especialmente en la salud. Eso significa asegurarnos de tener los datos que necesitamos para mostrar las desigualdades de género en la salud. Significa apoyar los esfuerzos de nuestros países para abordar esas desigualdades mediante acciones de salud pública basadas en la evidencia. Significa aplicar un marco conceptual de igualdad de género para fortalecer los sistemas y servicios de salud. Y, por último, aunque no por eso menos importante, significa empoderar a las mujeres para sean las principales impulsoras y beneficiarias del avance de nuestra región hacia la salud universal.