El elevado beneficio socioeconómico de promover la salud y el bienestar

Una avenida de Ciudad de México
Rodrigo M. Nunes/iStock
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La directora del Departamento de Determinantes Sociales y Ambientales para la Equidad en Salud de la OPS participó en el evento Inversiones mundiales en salud: La infraestructura del bienestar cotidiano, organizado por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

Washington, D.C., 5 de febrero de 2025 – La salud no se construye en los hospitales sino desde factores como el hogar, la educación, el trabajo, la alimentación, el medioambiente, entre otros. Por este motivo, es vital abordar los determinantes sociales que condicionan la salud mediante el trabajo entre sectores, con participación social y poniendo en el centro de las políticas y planes las poblaciones en situaciones de vulnerabilidad. Ésta fue la idea central que expuso la directora del Departamento de Determinantes Sociales y Ambientales para la Equidad en Salud de la OPS, Gerry Eijkemans, en el evento online Inversiones mundiales en salud: La infraestructura del bienestar cotidiano, organizado por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

“Además, mantener a las personas sanas y con elevados niveles de bienestar tiene un impacto socioeconómico enorme, por eso la promoción de la salud es tan importante”, recordó Eijkemans.

“Hay evidencia científica sobre que el fomento de estilos de vida saludables y la prevención no sólo mejoran la calidad de vida de la población, sino que también reducen los costes sanitarios y aumentan la productividad, puesto que las personas sanas son más productivas en el trabajo. Todo esto implica, por lo tanto, un rendimiento económico positivo a largo plazo”, dijo Eijkemans.

Estudios económicos han demostrado que las intervenciones de promoción de la salud reportan un retorno de la inversión muy elevado. “Así, una revisión sistemática sobre este tema publicada en 2017 en Reino Unido demostró un retorno medio de la inversión de las intervenciones de salud pública de 14 a 1. Es decir, por cada libra invertida en salud pública, se devuelven 14 a la economía sanitaria y social en general”, argumentó.

Otros estudios señalan que por cada dólar invertido en promoción de la salud se ahorran entre 2 y 4 dólares en futuros costes sanitarios, y por cada dólar invertido en agua, saneamiento e higiene (WASH, por sus siglas en inglés) se ahorran hasta siete en gastos de salud.

Por tanto, advirtió Eijkemans, “los recortes en los presupuestos de salud pública representan una falsa economía. Es probable que generen miles de millones en costes adicionales para los servicios sanitarios y la economía en general”.

Eijkemans consideró necesario abordar la salud con un enfoque más amplio y holístico. Señaló que el 20% de la salud de las personas está vinculada a la atención y los cuidados médicos y otro 30% se relaciona con los hábitos personales, como la alimentación o el ejercicio físico. “Sin embargo, hasta el 40% está relacionado con los determinantes sociales, como el empleo, la vivienda, el nivel de ingresos o la educación, y un 10% a factores relacionados con el entorno en el que viven y trabajan las personas”. Ante este escenario, hay una pregunta clave que se debe plantear: “¿Por qué curar a las personas y enviarlas de vuelta a la situación que las enfermó?”, reflexionó.

El seminario virtual del Banco de la Reserva Federal de Nueva York se centró en las estrategias de inversión para abordar los determinantes sociales de la salud con el fin de mejorar la salud y los resultados económicos de las comunidades. Entre los temas abordados se incluyeron las estrategias para desarrollar infraestructuras que mejoren la salud, la movilidad y la sostenibilidad, la financiación municipal, el monitoreo de resultados y ejemplos de comunidades que aprovechan sus activos.

Gerry Eijkemans durante su intervención, en la columna derecha, la segunda desde arriba.

Las personas en situación de vulnerabilidad, en el centro

La directora del Departamento de Determinantes Sociales y Ambientales para la Equidad en Salud mencionó que el abordaje de los determinantes sociales es especialmente relevante en la Región de las Américas, la más desigual del mundo. “Esto explica, por ejemplo, el enorme impacto de la pandemia del Covid-19, cuando la Región fue durante muchos meses el epicentro debido a las inequidades en salud”.

“Ahora nos enfrentamos a la triple crisis planetaria (cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación) y el análisis se repite: los que contribuyen menos a la crisis ambiental son los más afectados, los territorios vulnerables como los pequeños estados insulares, y dentro de cada país, las personas y comunidades en situaciones de vulnerabilidad serán las que reciban el mayor impacto, de manera que el cambio climático agravará las inequidades”, explicó.

Eijkemans mencionó varias de las herramientas, proyectos y estrategias de la OPS en este sentido, como la Estrategia y plan de acción sobre la promoción de la salud en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019-2030, el Movimiento de Municipios, Ciudades y Comunidades Saludables, la red de expertos sobre trabajo intersectorial, la Política para recuperar el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con equidad por medio de medidas que aborden los determinantes sociales de la salud y el trabajo intersectorial, o la Política para fortalecer la actuación del sector de la salud orientada por la equidad en torno al cambio climático y la salud.