Washington, DC, 26 de septiembre de 2018 (OPS/OMS) – Los países de la Región de las Américas han registrado avances en materia de seguridad vial en la última década, específicamente en el desarrollo y la designación de entes coordinadores para hacer frente a esta problemática. Sin embargo, aún se requieren reformas para mejorar las leyes sobre velocidad, uso obligatorio del casco para los motociclistas y del cinturón de seguridad.
Esta conclusión se desprende del informe final sobre el Plan de acción sobre la seguridad vial 2012-2017 presentado esta semana por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a sus países miembros, durante el 56.º Consejo Directivo, que reúne a todas las autoridades de salud de la región. El plan, acordado en 2011 ante la necesidad de mejorar la seguridad vial, estableció una serie de directrices para guiar las acciones e iniciativas del sector de la salud en la prevención de los traumatismos causados por el tránsito.
Cada año, los siniestros viales causan la muerte de aproximadamente 154.000 personas en el continente americano, según el informe La seguridad vial en la región de las Américas 2016 de la OPS/OMS. Los peatones, motociclistas y ciclistas representan casi la mitad de todas esas defunciones en la región.
Los traumatismos por el tránsito son un problema de la salud pública y generan una pesada carga para los sistemas de salud. Las leyes de seguridad vial cambian la cultura de movilidad, mejoran el comportamiento de los usuarios de las vías de tránsito y contribuyen de forma eficaz a la reducción de los siniestros, las lesiones y las defunciones por esta causa.
El informe destaca entre los otros avances mejoras en la legislación sobre la conducción bajo la influencia del alcohol y el uso de sistemas de retención infantil. Asimismo, reconoce algunas medidas positivas adoptadas por los países para mejorar la infraestructura vial y la implantación de atención prehospitalaria.
Sin embargo, el reporte subraya que aún se requieren reformas para establecer leyes con límites de velocidad urbana de 50 kilómetros por hora, el uso obligatorio del casco para los usuarios de motocicletas y el uso obligatorio del cinturón de seguridad para todos los pasajeros de un vehículo.
Además, destaca que existe un retraso en el cumplimento o la aplicación de las leyes ya aprobadas, y aboga por mayores avances en el establecimiento de políticas nacionales que promuevan el desplazamiento a pie o en bicicleta.
El informe de la OPS muestra, entre otras cosas, que:
- 30 países, cinco más que en 2007, cuentan con un comité u organismo responsable de la coordinación multisectorial de las medidas de seguridad vial.
- 12 países cuentan con programas de control del cumplimiento de los límites de velocidad, ocho más que en 2007.
- 16 países, seis más que en 2007, han establecido límites de alcohol en la sangre iguales o inferiores a 0,05 g/dl para conductores.
- 16 países requieren el uso del casco a todos los usuarios, cuatro más que en 2007.
- 23 de 30 países meta cuentan con leyes sobre el uso obligatorio del cinturón de seguridad para todos los ocupantes de vehículos.
- 27 países, seis más que en 2007, adoptaron leyes para el uso obligatorio del sistema de sujeción para niños en los automóviles.
- 23 países, nueve más que en 2007, reportaron políticas que apoyan la inversión en transporte público.
- 27 países, cinco más que en 2007, avanzaron con un sistema de atención prehospitalaria integrado al sector de la salud.
- 14 de 30 países, 4 más que en 2007, mejoraron sus políticas de movilidad para peatones y ciclistas.
- 12 países tienen políticas para separar a los usuarios de las vías de tránsito y proteger a los usuarios vulnerables, como los peatones y los ciclistas.
El reporte recomienda a los países fortalecer las políticas de seguridad vial dirigidas a los motociclistas, ante el incremento de los traumatismos y muertes en siniestros con estos vehículos en la región, que pasaron de representar el 15% del total de muertes en el tránsito en 2010, al 20% en 2013. Asimismo, aboga por comenzar a tomar en cuenta otros factores de riesgo ‘emergentes’ como la conducción distraída por el uso de dispositivos móviles y la conducción bajo la influencia de sustancias psicoactivas.