Montevideo, 14 de mayo de 2024. El número de muertes de niños y niñas menores de 5 años alcanzó valores históricamente bajos en 2022 a nivel global, según revela el reporte del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil publicado recientemente. En la región de América Latina y el Caribe, para ese año, se estimaron en 152.000 las defunciones de menores de 5 años, lo que representa un descenso de 60% desde el año 2000.
“Estos resultados, de suma relevancia, son fruto de diferentes acciones desarrolladas, pero al mismo tiempo conllevan un importante desafío para sostener y profundizar estos resultados y avanzar hacia el logro de lo que aún resta alcanzar”, expresó Pablo Durán, asesor regional en Salud Perinatal de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS). “Este es un momento oportuno para analizar lo que se ha logrado y reflexionar sobre lo que debe hacerse para salvar más vidas”, agregó.
A pesar de los descensos registrados, el número anual de muertes en niños, adolescentes y jóvenes sigue siendo alto y particularmente en algunos grupos poblacionales. Existen diferentes riesgos e importantes desigualdades en la supervivencia de acuerdo al lugar de nacimiento, al grupo socioeconómico o bien a los entornos particulares que implican diferentes condiciones de fragilidad (ej.: conflictos, migraciones, entre otras).
Un artículo recientemente publicado por OPS, analiza las desigualdades que inciden en la mortalidad neonatal en la Región de las Américas. El documento resalta la urgencia por enfatizar la acción a nivel local en los contextos y poblaciones donde se registran las tasas más elevadas; incrementar la inversión destinada a mejorar las condiciones con contribuyan a mejorar la salud de las mujeres, recién nacidos y niños; fortalecer y ampliar las coberturas de intervenciones de alto impacto, con foco en los niños y niñas pequeños; construir sinergias y fortalecer el proceso de atención; invertir y fortalecer la capacidad de respuesta de los recursos humanos en salud; fortalecer los sistemas de información en salud; y asignar recursos apropiados para reducir las muertes de menores de cinco años.
En América Latina y el Caribe, el 57% de las muertes estimadas en menores de 5 años se concentran en los primeros 28 días de vida, mientras que a nivel mundial esta cifra es del 47%. Entre las principales causas de muertes se encuentran: prematuridad, asfixia, sepsis/infecciones y anomalías congénitas.
“Debemos concentrar las acciones dirigidas a reducir las muertes por estas causas y, en particular, atender los diferentes contextos en los que suceden. Sabemos que muchas de las muertes en menores de 5 años son evitables y, en demasiados casos, están asociadas a importantes desigualdades que existen al interior de los países y entre ellos”, sostuvo Durán, quien también señaló que las acciones deben estar siempre centradas en las personas y las familias, con un enfoque de derechos humanos.
En la misma línea, el director de Sistemas y Servicios de Salud de la OPS, James Fitzgerald, expresó que “la mortalidad neonatal e infantil es un tema prioritario para OPS, estamos convencidos que una atención primaria de salud de calidad, con intervenciones esenciales y de bajo costo; la disponibilidad de personal de salud cualificado; el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno, entre otros, son aspectos que nos van a permitir seguir avanzando para cumplir con las metas establecidas para la región”.
Si bien las estimaciones publicadas muestran los valores más bajos en muertes de menores de 5 años desde 2000 en la región de América Latina y el Caribe, es necesario continuar trabajando con foco en recién nacidos y población en contextos de vulnerabilidad. La inversión e incidencia política; el fortalecimiento de los cuidados integrados en el marco de sistemas de salud resilientes, con énfasis en atención primaria de la salud en el curso de vida; acciones en salud reproductiva, materna, neonatal e infantil; así como el involucramiento de las familias y comunidades son prioritarias para continuar reduciendo la mortalidad en niñas y niños menores de 5 años.