Washington, DC, 14 de mayo de 2019 (OPS)- La influenza estacional, también conocida como gripe, es una infección viral aguda que puede provocar complicaciones graves que requieran hospitalización e incluso causar la muerte. Pocos reconocen su gravedad y la confunden con un resfriado, pero cada año 772.000 personas en promedio deben ser hospitalizadas, y entre 41.000 y 72.000 fallecen como consecuencia de ella en las Américas.
La forma más eficaz de prevenir complicaciones graves es con la vacunación. A pesar de que existe una vacuna con una efectividad moderada -dada la continua variación de los virus circulantes que requiere actualizar anualmente su composición-, se estima que solo la mitad de la población en riesgo se la aplica cada año en los países de la región que reportan datos.
En un artículo publicado en el último Boletín de Inmunizaciones de la OPS - que se distribuye globalmente desde hace 40 años-, expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) explicaron los mitos y verdades sobre la influenza y la vacuna para prevenirla.
Mito 1: La influenza es como un resfriado. FALSO
La influenza estacional se caracteriza por el inicio súbito de fiebre, tos (generalmente seca), dolores musculares y articulares, dolor de cabeza y puede presentar complicaciones graves que requieran hospitalización e incluso causar la muerte en personas con alto riesgo. Los resfriados son causados por otros virus y suelen presentarse como secreción nasal, irritación en la garganta y quizá un poco de fiebre.
Mito 2: La influenza puede ser una enfermedad muy grave y mortal. VERDADERO
Hay grupos de la población que tienen más riesgo de sufrir complicaciones por la influenza: embarazadas, niños menores de 5 años, gente mayor y personas con enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades pulmonares y cardíacas, aunque a veces niños y gente joven sin factores de riesgo también pueden presentarlas. Estudios muestran que pacientes hospitalizados con influenza que no han sido vacunados, tienen entre 2 y 5 veces más riesgo de morir que aquellos que han sido previamente vacunados.
El personal de salud, dada su exposición a los pacientes, corre mayor riesgo de infectarse y de transmitir la enfermedad, y por ello su vacunación es fundamental.
Mito 3: La vacuna puede causar la infección por influenza. FALSO
Las vacunas contra la influenza se han usado desde hace décadas, son seguras y no causan la influenza. Ninguna de los dos tipos de vacunas existentes -la que se administra con un pinchazo y contiene virus inactivados, o la que se aplica por espray nasal y contiene virus atenuados-, pueden producir la enfermedad. Luego de vacunarse, el cuerpo necesita alrededor de dos semanas para estar protegido, tiempo durante el cual la persona puede contraer la influenza u otros virus respiratorios con síntomas parecidos, y creer erróneamente que contrajo la gripe de la vacuna.
Mito 4: Los eventos adversos de la vacuna son graves. FALSO
Como cualquier otra vacuna o medicamento, existen eventos adversos a la vacunación de influenza. Sin embargo, los eventos adversos más frecuentemente relacionados con la vacuna son leves, y se trata principalmente de dolor y enrojecimiento en el sitio de inyección.
Mito 5: La vacuna de la influenza no es efectiva. FALSO
La efectividad de la vacuna, es decir, la protección que brinda, suele ser moderada (del 40 al 60%) y varía cada año. Su efectividad también varía según la edad, el estado de salud y si los virus que circulan son similares a aquellos para los que protege la vacuna. La vacunación de las embarazadas es clave para proteger al bebé, dado que la vacuna no se recomienda en niños menores de seis meses.
En la temporada de influenza 2017-18 en Estados Unidos, se estimó que la vacuna evitó 7 millones de casos, 109.000 hospitalizaciones y 8.000 muertes relacionadas con la influenza. Asimismo, la evidencia sugiere que, si una persona se vacuna frente a la influenza y se contagia, la enfermedad será menos grave que si no se hubiera vacunado, lo que puede evitar complicaciones, hospitalización y hasta la muerte.