Darién, Panamá, 12 de abril de 2024. Las palabras de la líder Esmeralda reflejan la magnitud del desafío: "nos hemos estado organizando como comunidad, pero las necesidades son abrumadoras porque una corriente constante de personas atraviesa nuestras fronteras diariamente". En tan solo tres meses, más de 110 mil personas, principalmente de Venezuela, Ecuador, Haití, Colombia, China y Perú, han cruzado el Darién, entre ellos un 22% de niños y niñas.
Los migrantes se enfrentan a un viaje de dificultades y peligros, lo que impacta severamente su salud física y mental. Las necesidades de atención médica son abrumadoras y los recursos disponibles son escasos, lo que hace imperativa una respuesta coordinada y eficaz para garantizar el bienestar de todos los involucrados. En este contexto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el marco de la Cooperación entre Países para el Desarrollo Sanitario (CCHD), ha facilitado el acercamiento entre los gobiernos de Colombia y Panamá, dando lugar a la creación de la primera mesa territorial bifronteriza en salud.
En esta iniciativa participan los ministerios de Salud de ambos países, el Instituto Nacional de Salud de Colombia, el departamento de salud mental y epidemiología de Panamá, las Secretarías de Salud, la mesa territorial de salud en el Darién colombiano, organizaciones internacionales como la Cruz Roja, UNICEF, OIM, HIAS, Médicos del Mundo, Médicos sin Fronteras, Medical Teams, Mercy Corps, Ancla, Aids For Aids, Acción contra el hambre, Profamilia, Medglobal, World Vision, One Health FUPAD, Americares, Humanity Inclusion y Unimédicos.
A pesar de los esfuerzos realizados por la cooperación este año, brindando atención médica a más del 15% de la población migrante, con especial énfasis en mujeres y niños, aún persisten vacíos que requieren la intervención de otros actores. Las necesidades de salud de esta población exigen un enfoque más integral y colaborativo. Se requiere una gestión de casos transfronteriza eficiente, especialmente en áreas como enfermedades crónicas, desnutrición infantil, salud materna y salud mental.
Además, es crucial fortalecer la vigilancia epidemiológica, las capacidades para la implementación de protocolos, la respuesta en salud mental en emergencias, las rutas de derivación y el abordaje clínico de la violencia sexual, siempre bajo un enfoque de protección integral.
Los testimonios de la población migrante ponen de manifiesto las duras condiciones que enfrentan durante su viaje: un joven haitiano que caminó desde Chile con un bebé en brazos afirma con convicción: "jamás volveré a cruzar esa selva. A cualquiera que me pregunte, no le aconsejaré hacerlo. Preferiría seguir tomando agua con sal que volver a experimentar lo que mi familia y yo hemos pasado". Una mujer venezolana que cruza la frontera describe su desgarradora situación: "llevo cinco días sin probar bocado. Estoy amamantando a mi bebé para evitar que se deshidrate, pero ya no tengo nada más que darle. Nos hemos quedado sin dinero, mi esposo está buscando algo para comprar y poder seguir alimentándonos durante nuestro viaje. No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí mientras intentamos continuar nuestro camino".
Los esfuerzos en salud deben ir dirigidos a las personas que cruzan el Darién y también al personal de salud, recomienda el coordinador de Migración del Darién, Ariel Garibaldo, un médico que ha atendido durante más de dos años a las personas que llegan a los puntos de Bajo Chiquito y Lajas Blancas. “Es necesario implementar estrategias para cuidar a quienes brindan cuidados, asegurando así la adecuada prestación de servicios de salud”, afirma.
Durante la sesión, además, se reconoció la importancia de fortalecer las capacidades de las comunidades de acogida. Es necesario abordar temas como la salud ambiental, el acceso al agua, el saneamiento y la higiene, así como fortalecer las capacidades en primeros auxilios tanto físicos como psicológicos.
La crisis en el Darién es un desafío humanitario que exige una respuesta urgente y coordinada. La mesa territorial bifronteriza para la Salud es un paso en la dirección correcta, pero se necesita un mayor compromiso de todos los sectores para garantizar la salud y el bienestar de los migrantes que cruzan esta peligrosa selva. Nadie debe permanecer indiferente ante su sufrimiento. Es hora de actuar y unir fuerzas para salvar vidas.