Washington, DC, 10 de enero de 2017 (OPS/OMS)- Si bien son sumamente conocidos los efectos devastadores que el consumo del tabaco tiene para la salud, las repercusiones negativas del tabaco van mucho más allá de sus consecuencias más obvias. El consumo de tabaco crea una carga económica considerable para las sociedades tanto por los costos elevados de la atención de salud como por la pérdida de la productividad asociada. Además, el consumo de tabaco agrava las desigualdades en materia de salud y exacerba la pobreza entre los países y dentro de ellos, puesto que desvía recursos que se utilizarían para alimentos y otras necesidades esenciales, además de causar una pérdida de ingresos.
Estas y muchas otras consecuencias adversas de la epidemia del tabaquismo afectan desproporcionadamente a los países de ingresos bajos y medianos, donde hoy en día vive más del 80% de los fumadores del mundo, 127 millones de ellos (o 11,4%) en la Región de las Américas. Dado su enorme costo para la salud y la economía, la epidemia del tabaquismo puede socavar tanto el desarrollo social como el económico.
La respuesta mundial al consumo del tabaco es el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha sido ratificado por 180 países de todo el mundo, 30 de ellos del continente americano. Este convenio proporciona a los gobiernos un plan detallado para frenar eficazmente la epidemia del tabaquismo al implementar intervenciones concretas basadas en la evidencia para reducir el consumo.
Estas intervenciones incluyen la adopción de medidas con respecto a los precios y los impuestos para reducir el consumo de tabaco, la prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, la creación de lugares de trabajo y espacios públicos libres de humo de tibaco, el requerimiento de colocar advertencias de salud prominentes en los paquetes de tabaco, y la lucha contra el comercio ilícito de estos productos. Estas intervenciones se han señalado como opciones de política "muy costo-efectivas" en el Plan de acción para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020 de la OMS, en el que se insta a lograr una reducción relativa del 30% en la prevalencia del consumo de tabaco para el año 2025. Cabe destacar que el aumento a los impuestos es la estrategia que por sí sola resulta más poderosa y costo-efectiva para reducir el consumo de tabaco.
Contamos ahora con pruebas científicas que indican claramente que las políticas tributarias estructuradas apropiadamente pueden proporcionar el beneficio doble de reducir el consumo de tabaco y de generar ingresos adicionales por la recaudación de impuestos. En un estudio reciente a nivel mundial se llegó a la conclusión de que el aumento de los impuestos al tabaco en los países de ingresos bajos y mediinos podría evitar millones de muertes y, a la vez, podría crear un nuevo margen fiscal para financiar el desarrollo.
A pesar del camino claro hacia adelante establecido en el CMCT y de las abundantes pruebas científicas sobre la eficacia de aumentar los impuestos para reducir el consumo de tabaco, los impuestos siguen siendo la medida del Convenio Marco que menos se ha implementado. Esto se debe en gran parte a las tácticas de la industria para bloquear, retrasar y debilitar las políticas de control del tabaco. En el caso específico de las políticas fiscales, los gobiernos a menudo se abstienen de adoptar medidas debido a las alegaciones difundidas por la industria tabacalera de que aumentos a los impuestos perjudican la economía al aumentar el nivel del comercio ilícito y disminuir la recaudación fiscal, a pesar de que la evidencia publicada refuta estas alegaciones. Sin embargo, la relativa escasez de evidencia a nivel regional y de país sobre los aspectos económicos del control del tabaco disminuye la capacidad de las autoridades de salud de abogar eficazmente por la aplicación integral del CMCT.
En un número especial de la Revista Panamericana de Salud Pública de la OPS publicado en noviembre de 2016 se aborda esta brecha al presentar evidencia sistematizada a nivel regional sobre la eficacia de los impuestos al tabaco que concuerda con los hallazgos mundiales.
La difusión de esta evidencia regional es un primer paso para contrarrestar las alegaciones sin fundamento de la industria tabacalera sobre los efectos económicos perjudiciales del control del tabaco y para fundamentar las políticas basadas en la evidencia a fin de reducir el consumo de tabaco y la carga de enfermedad asociada a nivel de país. Es nuestra esperanza que las autoridades de salud utilicen las pruebas científicas que se presentan en la revista para abogar por la aplicación eficaz del CMCT, en particular sus mandatos dirigidos a disminuir la asequibilidad del tabaco mediante aumentos a los impuestos.