Considerado el país con mayor índice de pobreza y peores indicadores de salud del hemisferio occidental, no es de extrañar que Haití tenga la mayor carga de filariasis linfática de las Américas. “La filariasis está vinculada con la pobreza extrema” comenta Steven Ault, Ex Asesor Principal del Programa Regional de Enfermedades Infecciosas Desatendidas de la OPS/OMS.
“Esta enfermedad fue importada desde África en la época de la esclavitud, pero a medida que los países prosperaron, ha ido desapareciendo”. Las crisis políticas, los huracanes, el devastador terremoto de 2010 y la epidemia de cólera subsiguiente son algunos de los muchos desafíos que la población de este país caribeño ha tenido que afrontar a la hora de batallar con la enfermedad de las piernas de elefante y otras infecciones. Sin embargo, el Programa Nacional para Eliminar la Filariasis Linfática ha sido reconocido como un modelo exitoso de implementación y sostenibilidad.
La principal estrategia para combatir la elefantiasis consiste en administrar masivamente medicamentos antiparasitarios a la población de comunidades endémicas.
En 2000, se puso en marcha este programa con el objeto de interrumpir la transmisión de la filariasis linfática y reducir el sufrimiento de los pacientes con manifestaciones crónicas. La principal estrategia para combatir la elefantiasis consiste en administrar masivamente medicamentos antiparasitarios a la población de comunidades endémicas, que abarca toda la población en riesgo, salvo las mujeres embarazadas y los niños menores de 2 años de edad.
El programa empezó como un proyecto piloto para eliminar la filariasis mediante el suministro de medicamentos en la localidad costera de Leógane, uno de los lugares más afectados por la enfermedad. A partir de esa experiencia, se expandió el programa a otras regiones hasta llegar, en 2011, a dar tratamiento en casi todo el país y sosteniendo los logros hasta la fecha.
Los aspectos técnicos y operativos han sido liderados por el Ministerio de Salud Pública y Población de Haití y la admistración masiva de medicamentos han sido coordinadas en terreno con las organizaciones internacionales RTI, IMA World Health y la Universidad Notre Dame de los Estados Unidos.
Estas dos organizaciones distribuyen y registran las dosis de antiparasitarios donadas a través de la OMS, en las escuelas, las iglesias y otros lugares de reunión, a través de un cuerpo de voluntarios especialmente entrenados, quienes además se encargan de transmitir mensajes de salud a la población y organizar talleres de inclusión social para las personas afectadas. “He visto a personas que no encuentran zapatos de su talla, o abandono por la deformidad que padecían, esto no tiene porqué suceder" explica el Dr. Jean Frantz Lemoine, jefe del programa nacional de filariasis linfática de Haití.
Sin embargo, representantes de IMA World Health y de la Universidad Notre Dame coinciden en que, según su experiencia de campo, el mayor obstáculo para el país es la falta de financiación suficiente no solo para expandir la cobertura de la administración masiva de medicamentos sino también para tratar la morbilidad crónica. “Hay intervenciones quirúrgicas para eliminar el líquido linfático del escroto. Si la afección es en la pierna, les enseñamos a lavárselas todos los días, así como a ponerlas en alto para reducir la hinchazón y evitar las ulceraciones y el mal olor” señala Lucene Desir, del Hospital St. Croix de la Universidad Notre Dame.
Una vez lograda la interrupción de la transmisión de la filariasis linfática es importante continuar tratando a las personas con discapacidades producidas por la enfermedad. Esto requiere socios comprometidos, un enfoque continuo en la recaudación de fondos y nuevas estrategias de intervención integradas con otras enfermedades infecciosas desatendidas, como la del control de la geohelmintiasis.
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