Salud Mental y VIH

Se debe ofrecer el tamizaje sistemático y el tratamiento de los trastornos de salud mental (en especial la depresión y el estrés psicosocial) a las personas de los grupos de población clave con infección por el VIH, a fin de optimizar los resultados en materia de salud y mejorar el cumplimiento del TAR. 


 

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Las personas con infección por el VIH, incluidas las que pertenecen a grupos de población clave y sus familias y cuidadores, pueden presentar una gran diversidad de necesidades de salud mental. Las morbilidades concomitantes de salud mental frecuentes son la depresión y la ansiedad. La demencia y otros trastornos cognoscitivos también se asocian con la infección por el VIH a más largo plazo. Los entornos de atención de la infección por el VIH ofrecen una oportunidad para detectar y tratar los problemas de salud mental de las personas con esta infección, incluso los problemas de salud mental preexistentes.

Además de que presentan una carga desproporcionada por el VIH, los grupos de población clave tienen tasas mayores de depresión, ansiedad, tabaquismo, consumo nocivo de alcohol y la adicción al alcohol, consumo de otras sustancias psicoactivas y suicidio como resultado del estrés crónico, el aislamiento social, la violencia y su desconexión de una variedad de servicios de salud y de apoyo.

Los estudios indican que los trastornos de salud mental en las personas con infección por el VIH pueden obstaculizar el inicio del tratamiento y su cumplimiento, lo cual da lugar a desenlaces terapéuticos desfavorables. La presencia de morbilidades concomitantes de salud mental puede influir en la adhesión al TAR, debido al olvido o la mala organización, la escasa motivación o la incomprensión de los planes terapéuticos. El apoyo psicosocial, el asesoramiento, las farmacoterapias apropiadas y algunas intervenciones como el manejo integral de casos pueden contribuir a mejorar el cumplimiento del TAR y la retención en los servicios de atención.

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