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La fiebre aftosa es una enfermedad viral grave que afecta al ganado, incluyendo bovinos, porcinos y otros rumiantes de pezuña hendida. Es altamente contagiosa y conlleva importantes consecuencias socio-económicas, con pérdidas que pueden superar los 20 billones de dólares anuales en países afectados. En países libres de fiebre aftosa, de existir una reintroducción puede provocar pérdidas de más de 8 billones de dólares. Junto al enorme impacto económico, la fiebre aftosa está asociada a graves problemas sociales, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
Los países afectados por la Fiebre Aftosa sufren severas pérdidas económicas por la disminución en la producción de carne y leche y por la devaluación de los productos de origen animal en el contexto del mercado internacional, lo que impone serios obstáculos a su desarrollo. Esto justifica ampliamente los esfuerzos que los países afectados están realizando en el ámbito del Plan Hemisférico para la Erradicación de la Fiebre Aftosa, hacia la erradicación de la enfermedad.
La Fiebre Aftosa pertenece al llamado complejo de enfermedades vesiculares, en el cual están incluidas también la estomatitis vesicular (EV), el exantema vesicular del cerdo y la enfermedad vesicular del cerdo (EVC). Esas enfermedades tienen en común la propiedad de provocar, en las especies afectadas, la formación de vesículas típicas, con epitelio blanquecino conteniendo líquido incoloro o ligeramente sanguinolento las cuales son patognomónicas para esas enfermedades. Debido a la semejanza de la sintomatología y de los signos clínicos entre dichas enfermedades y otras llamadas confundibles, el diagnóstico debe siempre basarse en las pruebas diagnósticas específicas y en un detallado estudio epidemiológico de rastreo.
En 1951 los países de la Organización de los Estados Americanos solicitaron a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) apoyo para combatir la fiebre aftosa en el continente. Desde entonces, PANAFTOSA/SPV promueve la cooperación técnica permanente con los países de las Américas, con el objetivo de desarrollar y fortalecer iniciativas nacionales y regionales para erradicar, prevenir y prepararse ante una posible reintroducción de la enfermedad.
- Evaluación del sistema nacional de vigilancia, erradicación, prevención y preparación ante emergencias, incluyendo la elaboración o revisión de planes de contingencia.
- Evaluación de la base legal y técnica, incluida la producción de manuales o guías.
- Capacitación, que incluye entrenamientos en emergencias y simulacros.
- Apoyo laboratorial para el desarrollo y mejora de kits de diagnóstico, técnicas de diagnóstico laboratorial y pruebas para el control de calidad de vacunas.
- Cooperación regional - Coordinación del Programa Hemisférico de Erradicación de la Fiebre Aftosa (PHEFA) y soporte técnico-gerencial en foros de discusión regional como la Comisión Sudamericana de Lucha contra la Fiebre Aftosa (COSALFA), y el Comité Hemisférico para la Erradicación de la Fiebre Aftosa (COHEFA), junto con acciones regionales de apoyo a los países como el Banco Regional de Angtígenos de Fiebre Aftosa (BANVACO), la Comisión Regional de Seguimiento del Plan Nacional para la Erradicación de la Fiebre Aftosa en Venezuela (PROFA) y la Comisión Regional de Gestión de Riesgo Biológico y Bioseguridad.
A pesar de no ser una enfermedad de riesgo directo para la salud pública, debido a su impacto social y económico en la población humana es una preocupación para todos los países afectados y libres. En ese sentido, la fiebre aftosa está dentro de la iniciativa de eliminación de la OPS que tiene como objetivo eliminar 30 enfermedades hasta 2030 en las Américas.