Washington, D.C., 3 de octubre del 2019 (OPS/OMS). Los ministros de salud de la Región de las Américas han aprobado un conjunto de medidas para garantizar que las personas y las comunidades de todas las etnicidades de la Región tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud culturalmente adecuados, oportunos y de calidad. Esta estrategia también hace un llamado a la acción para enfrentar los determinantes sociales de la salud.
En la Estrategia y plan de acción sobre etnicidad y salud 2019-2025, adoptada por el 57.o Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se insta a abordar la discriminación estructural que impide el acceso a los servicios de atención de salud de calidad a los miembros de ciertos grupos étnicos, como son los pueblos indígenas, las personas afrodescendientes y los romaníes.
“Es completamente inadmisible que en el 2019, la población de la Región de las Américas, incluida la de los países de ingresos altos y medianos, siga experimentando discriminación por razones de origen étnico”, afirmó la Directora de la OPS, Carissa F. Etienne. “La disparidad de los resultados en materia de salud en el caso de estas poblaciones muestra la urgente necesidad de que los países ofrezcan una respuesta culturalmente adecuada que no excluya a nadie”, agregó.
A pesar de la limitada cantidad de datos desglosados, es evidente que existen desigualdades de salud que afectan a ciertos segmentos de la población. Por ejemplo, los pueblos indígenas son notablemente más susceptibles de contraer enfermedades infecciosas como la tuberculosis y enfermedades no transmisibles como la diabetes en comparación con las poblaciones no indígenas. Las tasas de mortalidad de estas enfermedades son también mayores en estas poblaciones.
De manera análoga, en algunos países la prevalencia del retraso del crecimiento en la población infantil (un indicador de la desnutrición a largo plazo) es mayor en los niños indígenas que en los niños que no son indígenas con el mismo nivel de riqueza familiar.
Si bien las tasas de mortalidad materna han disminuido en la mayoría de los países de la Región, siguen siendo elevadas en las mujeres afrodescendientes. En Brasil, por ejemplo, la razón de mortalidad materna es 1,4 veces mayor en las mujeres afrodescendientes; en Colombia es 2,3 veces mayor y en Ecuador, casi cuatro veces mayor.
A pesar de ser un grupo de población con una identidad y cultura propias, poco se sabe acerca de la situación socioeconómica y sanitaria de los romaníes en los países de la Región. Sin embargo, se enfrentan a obstáculos considerables en el acceso a los servicios de salud, incluida la vacunación infantil.
El propósito de este plan es brindar apoyo a los países en la ejecución de políticas y programas que disminuyan estas inequidades, el fomento de la justicia social y la eliminación de los obstáculos en el acceso a los servicios de salud a los que deben hacer frente estos grupos, entre otros objetivos. Con el fin de abordar las disparidades y promover enfoques de salud interculturales, en el plan se establecen cinco líneas estratégicas de acción con 19 indicadores para mejorar la salud de las poblaciones indígenas, afrodescendientes y romaníes. Estas líneas incluyen:
- Generación de evidencia, desglosada por etnicidad, incluidos los determinantes de salud, para la toma de decisiones sobre políticas públicas en materia de salud.
- Impulso de la acción en materia de políticas para el acceso a la salud universal, en las que se reconozca e implemente un enfoque intercultural e intersectorial para enfrentar los determinantes sociales, así como lograr la eliminación de la discriminación.
- Participación social y alianzas estratégicas con estos grupos étnicos y otros actores pertinentes.
- Reconocimiento de los conocimientos ancestrales y de la medicina tradicional y complementaria.
- Desarrollo de las capacidades a todos los niveles con el objetivo de facilitar y promover la acción intercultural y las condiciones necesarias para el diálogo de saberes.
Este plan es una continuación de la Política sobre etnicidad y salud adoptada en septiembre de 2017, que constituye el primer documento de las Naciones Unidas que reconoce la importancia de adoptar un enfoque intercultural para combatir las inequidades en la salud.
La Estrategia y plan de acción sobre etnicidad y salud también responde al Informe de la Comisión de Alto Nivel “Salud Universal en el Siglo XXI: 40 años de Alma-Ata”, en que se destaca la necesidad de elaborar modelos de atención primaria de salud centrados en las personas y las comunidades que tengan presente la diversidad humana, la interculturalidad y la etnicidad.