Se estima que las Américas como región ya eliminó la transmisión de madre a hijo de la hepatitis B a través de la vacunación
Washington, DC, 27 de julio de 2020 (OPS)- La Organización Panamericana de la Salud (OPS) instó hoy a mantener los servicios esenciales relativos a la prevención y el tratamiento de las hepatitis virales durante la pandemia por COVID-19 con el fin de no poner en riesgo el progreso hacia su eliminación.
“En plena pandemia, las hepatitis virales siguen enfermando y matando a miles de personas”, afirmó la Directora de la OPS, Carissa F. Etienne. “Estos servicios, entre ellos la vacunación contra la hepatitis B, son esenciales y no pueden detenerse. La atención debe continuar de manera segura para todos los que la necesitan”, remarcó.
En las Américas, 3,9 millones de personas viven con hepatitis B crónica y 5,6 millones viven con hepatitis C. Sin embargo, la región ha evidenciado progresos sustantivos. Un modelo desarrollado por la OMS estima que 17 países de la región ya han logrado eliminar la transmisión de madre a hijo y durante la primera infancia de la hepatitis B, y que las Américas en su conjunto también ha alcanzado esta meta: una prevalencia regional de ≤0,1% en niños menores de 5 años.
La OPS/OMS recomienda que todos los recién nacidos deberían ser vacunados contra la hepatitis B al nacer y recibir posteriormente al menos 2 dosis adicionales para estar protegidos de por vida. “Con la vacunación universal, estamos creando nuevas generaciones libres de hepatitis B y dando un paso hacia la eliminación de las hepatitis como problema de salud pública”, sostuvo Etienne.
El Día Mundial contra la Hepatitis se celebra todos los 28 de julio para generar conciencia sobre las hepatitis víricas que inflaman el hígado y causan consecuencias como la cirrosis y el cáncer de hígado. El tema del día de este año, “Por un futuro sin hepatitis”, busca incidir en la prevención de la transmisión de la hepatitis B de las madres a sus recién nacidos.
Más del 90% de las nuevas infecciones crónicas de hepatitis B suceden por la transmisión de madre a hijo o entre los niños durante la primera infancia. Por esa razón, vacunar a los recién nacidos contra la hepatitis B en las primeras 24 horas de vida y los lactantes es esencial. En la región, 31 países que representan más del 95% de la cohorte de recién nacidos (alrededor de 14 millones), recomiendan la vacunación universal al nacimiento y todos los países y territorios de las Américas (51) vacunan contra la hepatitis B en sus programas de inmunización infantil de rutina, con una cobertura regional de vacunación superior al 80%.
Tras la introducción hace más de dos décadas de la vacuna contra la hepatitis B, las Américas es hoy la región del mundo con la prevalencia de infección crónica más baja. “El progreso alcanzado es ejemplar”, consideró la Directora de la OPS. Se estima que en 30 años la región logró reducir de 0,7% a menos de 0,1% la prevalencia de hepatitis B en niños menores de 5 años, un promedio que a nivel global hoy se ubica en 0,9%.
“Estos resultados no serían posibles sin el compromiso de los gobiernos, el personal de salud y las familias con la vacunación”, afirmó. Sin embargo, más esfuerzos deben realizarse en algunos países donde las tasas de vacunación de rutina han disminuido recientemente, advirtió Etienne y abogó por asegurar que la vacunación de los recién nacidos contra la hepatitis B ocurra en las primeras 24 horas de vida y se mantengan altas las coberturas de vacunación en menores de un año.
La prevalencia estimada de hepatitis B en la población general también es menor en las Américas (0,7%) que el promedio mundial (4%). Mientras generaciones pasadas no pudieron beneficiarse de la vacunación infantil, los países ofrecen la vacunación contra la hepatitis B al personal de salud y otros grupos de riesgo. Ante la falta de una cura para las personas infectadas por la hepatitis B, el diagnóstico temprano ayuda a prevenir sustancialmente el riesgo de progresión a cirrosis hepática y cáncer de hígado, y el acceso al tratamiento puede controlar la infección.
En la actualidad no existe ninguna vacuna contra la hepatitis C, pero los antivíricos pueden curar a más del 95% de los infectados. Sin embargo, solo el 14% de las personas infectadas en América Latina y el Caribe son diagnosticadas y menos del 1% recibe el tratamiento debido a su elevado costo. Algunos países de la región han accedido a los antivirales de acción directa (DAA) -que pueden curar la hepatitis C en tres meses o menos- a través del Fondo Estratégico de la OPS, un mecanismo que les permite para tener acceso a este medicamento de calidad y de manera asequible, pero pocos lo utilizan actualmente.
En 2019, la OPS lanzó su Iniciativa de Eliminación para poner fin a más de 30 enfermedades infecciosas en la región para 2030, entre ellas, las hepatitis virales. Para lograrlo, los sistemas de salud deben garantizar el acceso a pruebas y el tratamiento para todas las personas con hepatitis virales que lo necesitan, así como a las medidas preventivas como la vacunación.
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