Machareti, Ñancaroinza, Camiri, Charagua, noviembre 2021 (OPS)- Con la premisa de “no dejar a nadie atrás”, una misión de Naciones Unidas (ONU) en Bolivia llegó hasta varias comunidades del Chaco boliviano con el fin de acercarse a la gente, las comunidades y las autoridades locales e identificar las necesidades de las poblaciones más vulnerables para poder fortalecer la cooperación sinérgica en el marco de la Agenda 2030. Un equipo de trabajo de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) acompañaron este fin, junto a miembros de otras agencias, fondos y programas (AFPs) de Naciones Unidas: UNICEF; ONU Mujeres, PMA, FAO, UNODC y UNDSS.
La misión estuvo liderada por la coordinadora residente de la ONU en Bolivia, Susana Sottoli, y tuvo el acompañamiento del coordinador residente de ONU en Paraguay, Mario Samaja. La misión comenzó su recorrido en Camiri y visitó varios municipios y comunidades chaqueñas de los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. En la cada localidad se pudo conocer proyectos e iniciativas desarrolladas por poblaciones vulnerables: organizaciones de mujeres, de agricultores forestales, de poblaciones indígenas, niños y niñas, adolescentes, migrantes y promotores como personal de salud comunitarios. El recorrido de la comitiva se hizo por accesos interprovinciales de tierra y permitió verificar las largas distancias como dificultades actuales de conexión vial que, seguramente, en breve serán superadas por la actual construcción de varios caminos en la zona.
La OPS/OMS presentó en la región del Chaco la iniciativa que desarrolla desde hace 30 años junto al Convenio de Salud y la Escuela de Salud Tekove Katu, así como los últimos proyectos vinculados al fortalecimiento de capacidades de respuesta para la atención de la pandemia por COVID-19 en comunidades indígenas guaraníes, en particular relacionadas a la vigilancia epidemiológica comunitaria, el rastreo de contactos y la comunicación de riesgo.
La misión se concentró en la visita a proyectos focalizados en comunidades vulnerables, la mayoría ejecutados en cooperación entre las diferentes AFPs de ONU Bolivia, instituciones del Estado, gobiernos autónomo municipales, comunidad, organizaciones no gubernamentales, entre otros. Los proyectos visitados impactan positivamente en las comunidades, especialmente en las más vulnerables de la zona que, en general, carecen de agua por las bajas precipitaciones en el Chaco, ausencia de servicios básicos, seguridad alimentaria, etc.
En Timboycito, Ñancaroinza, Taputá y Sausalito se conoció el trabajo de comunidades agroforestales que desarrollan la introducción de parcelas demostrativas para la producción de estevia y la rehabilitación de tierras agrícolas para áreas silvopastoriles donde existen beneficiarias comunales, especialmente mujeres; así como se observó cómo la comunidad organizada trabaja duramente, a pala y picota, muchas veces a 42 grados de temperatura, en el mejoramiento y ampliación del sistema de agua para consumo humano, la rehabilitación de un pozo de atajados y en algunas hectáreas de tierra para desarrollar huertos comunales.
También se conocieron los emprendimientos de las organizaciones de mujeres Ibasiriri, en la zona de Charagua, relacionadas a productos de la agrobiodiversidad, la recolección de frutos silvestres y la cosechan de la miel de abeja; así como organizaciones de aprovechamiento de guapurú y cultivos nativos y de productoras de algodón de colores de Isiporenda que realizaron una exposición de sus productos y proceso de tratamiento para la venta de artesanías y productos locales.
En la región de Charagua, un proyecto binacional ejecutado entre oficinas de UNICEF de Bolivia y Paraguay denominado “Los niños y adolescentes de las comunidades indígenas del gran Chaco paraguayo y boliviano tienen escuelas resilientes y entornos protectores”, se fundamenta en promover el intercambio de buenas prácticas y experiencias entre ambos países, en el marco de la educación, protección de la niñez y adolescencia y la reducción de riesgos y desastres; así como desarrollar acciones con enfoque de pertinencia cultural – indígena guaraní, predominante en el territorio del Gran Chaco; e impulsar el enfoque de participación de los beneficiarios en el diseño y ejecución de las actividades. Este proyecto también contribuye en la preparación y reducción de riesgos de desastres basado en el fenómeno natural de sequía y la pandemia.
Y finalmente, se llegó hasta Gutiérrez, sede de la Tekove Katu, declarada en 2009 por la OPS/OMS como Escuela Modelo de las Américas, orientada a la formación de promotores de la salud, jóvenes indígenas provenientes de diferentes pueblos indígenas originarios de Bolivia, que se gradúan en enfermería, nutrición y salud ambiental y que al retornar a sus comunidades aportan a mejorar la calidad de vida y la salud de sus poblaciones de origen.
La presentación de la iniciativa donde trabaja la OPS comprendió el desarrollo histórico de una serie de proyectos que permitieron mejorar las capacidades de formación de los promotores de salud y la aplicación práctica en las comunidades para mejorar el tratamiento de aguas, la atención primaria de la salud y el fortalecimiento de las capacidades de salud para la prevención de enfermedades y promoción de la salud. Concluyendo la exposición se resaltaron los dos proyectos/iniciativas que se desarrollaron en el contexto de la pandemia: Atención a COVID‐19 y el proyecto de comunicación de riesgo y participación comunitaria para el rastreo de contactos, como parte de las acciones de control y mitigación de la pandemia en la región chaqueña.
El equipo de OPS aprovechó la oportunidad para visitar los establecimientos de salud de los municipios de Cabezas, Machareti y Charagua donde en breve se desarrollarán un nuevo proyecto de salud, en el contexto de la respuesta a la emergencia sanitaria por la pandemia.
Al finalizar la misión en el lado boliviano, una comitiva de ONU Bolivia se trasladó al Chaco Paraguayo donde también se conocieron otras iniciativas.
“La idea es que nuestros programas, nuestras intervenciones como Naciones Unidas tienen que ir detrás de una visión más integrada de varios sectores para que junto a socios estratégicos podamos apoyar el desarrollo en estas regiones que geográficamente son una sola” complementó Sottoli. “Es una consecuencia natural de una mayor integración del trabajo de las Naciones Unidas”, dijo la coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Bolivia.
De esa manera, la misión terminó como comenzó, con la premisa de “no dejar a nadie atrás” y con la mira de apoyar, integradamente, a cumplir la Agenda 2030.