Con 37 años, Leonardo Paredes ha vivido muchas experiencias relacionadas con el oficio de ser bombero. A lo largo de sus 18 años como voluntario aprendió que es cada vez más importante resguardar su vida y la de sus compañeros utilizando equipamiento adecuado, mientras cumplen su labor. “Normalmente vamos preparados con nuestro equipo habitual que incluyen botas, una jardinera, una cotona, cascos y guantes, dependiendo de si se trata de un incendio o un rescate”, relata.
Sin embargo, pese a estar acostumbrados a tomar medidas de precaución de manera constante, Leonardo asegura que el COVID-19 tomó por sorpresa a todas las personas. “No estábamos preparados del todo para la protección personal contra algo invisible como un virus, hasta que estalló la pandemia”, afirma Paredes.
El escenario de acción de los bomberos de pronto se vio irrumpido por un actor desconocido. Un virus que requería atención y medidas especiales de protección para evitar el contagio. En el Paraguay, los bomberos son, generalmente, los primeros en acudir a prestar los primeros auxilios en casos de accidentes de tránsito.
Marzo y abril de este año fueron meses relativamente tranquilos para los bomberos. Estaba en marcha la cuarentena total en todo el territorio paraguayo y la mayoría de las personas debían permanecer en sus casas. Esto redujo la cantidad de accidentes viales.
Sin embargo, a medida que las restricciones se iban levantando mediante la denominada cuarentena inteligente, los accidentes de tránsito de volvieron a multiplicarse, solicitando los servicios de los bomberos voluntarios, relata Leonardo. El contexto se presentaba más complejo, pues se tenían casos de COVID-19 en Paraguay. Ya no era algo que solo ocurría en China u otros países.
Muchos servicios, nuevo contexto
Antes de la pandemia, los vehículos de los bomberos, a menudo hacían también de ambulancias para el traslado de enfermos. Pero a raíz de la emergencia todo esto cambió. “Las autoridades sanitarias emitieron instrucciones precisas para no dar uso clínico a los vehículos de los bomberos. Es decir, que a raíz de la pandemia ya no podemos trasladar a enfermos”, nos relató Leonado. La nueva normalidad COVID-19 impactaba en parte de los servicios de los bomberos.
“No queríamos dejar de operar por no tener los equipos de protección personal contra este enemigo invisible” relata Leonardo. Pero estaban muy conscientes de las recomendaciones tanto de la OPS/OMS como de las autoridades sanitarias locales, continuó explicando.
“La evidencia de la transmisión comunitaria en el país era clara y se sabía que cualquier persona podría ser portadora del COVID-19 sin siquiera saberlo, incluso personas que eventualmente tuvieran un accidente vial. Y ahí estaríamos nosotros”, relató.
“Los propios voluntarios eran quienes debían proveerse de su equipo de protección personal, muchas veces insuficientes y precarios. Los bomberos Voluntarios del Paraguay, una organización con presencia en todo el país, lanzó entonces un pedido de ayuda”, .
Leonardo Paredes, explica, “recibimos entonces una importante donación de dos mil elementos de protección personal por parte de la Organización Panamericana de la Salud, oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud”.
“La importancia de esta donación no está solo en el valor de la protección que nos dará, sino también porque hay una crisis económica en el país, mucha gente no está trabajando, las empresas mermaron su producción y nuestra institución tiene muchos menos ingresos, así que dependemos de donaciones como ésta, para seguir operando y asistiendo a la ciudadanía”, dijo también.
Leonardo explicó que se propusieron que las unidades de bomberos más importantes y generalmente con mayor demanda del país, recibieran equitativamente los elementos de protección. “Distribuimos batas y guantes al cuerpo de Bomberos de Asunción, ciudades de Gran Asunción y en el interior del país, sobre todo en áreas fronterizas como Ciudad del Este y Pedro Juan Caballero, dos ciudades que limitan con el Foz de Iguazú y Ponta Porã de Brasil”, añadió.
La experiencia que tienen es buena en medio de este contexto. Los bomberos extreman la protección personal con el uso de guantes, tapabocas, protectores faciales, el distanciamiento físico y el lavado frecuente de manos, nos explicó Leonardo.
“Todavía necesitamos elementos de protección personal, pues queremos seguir prestando una buena atención sin riesgo de contagio. Somos muchos los bomberos voluntarios que a diario nos dedicamos a la ciudadanía”, agrega Paredes y a la vez hace mención del lado positivo que genera esta situación: “La gente está mucho más consciente de que lo más importante es que todos nos cuidemos”. Este es el mensaje que transmite tanto a sus compañeros bomberos como al público al que prestan sus desinteresados servicios.