18 de julio de 2012 (OMS).— Un uso de los medicamentos antirretrovíricos contra el VIH guiado por un criterio más estratégico puede reducir considerablemente la transmisión de este agente patógeno, según las propuestas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dará a conocer en la XIX Conferencia Internacional sobre el Sida, que comenzará el próximo domingo en Washington, D.C.
"Cada año, en los países de ingresos bajos y medianos más de un millón de personas empiezan a tomar medicamentos antirretrovíricos", informó la doctora Margaret Chan, directora general de la OMS. "Pero por cada persona que empieza a tratarse, otras dos contraen la infección. Una mayor ampliación del uso de estos medicamentos con un criterio estratégico podría cambiar radicalmente la situación. Tenemos datos de investigación indicativos de que los mismos medicamentos que utilizamos para salvar vidas y mantener sanas a las personas infectadas pueden también ayudar a impedir que estas transmitan el virus y, de esta manera, a disminuir las probabilidades de que contagien a otros."
En 2011, un gran estudio efectuado en varios países por la Red de Ensayos para la Prevención de la Infección por el VIH demostró que los antirretrovíricos reducen la transmisión de este virus en un 96% en las parejas en las que uno de los miembros es VIH-positivo y el otro no está infectado. Estos resultados se vieron reforzados por un estudio que se realizó después en Sudáfrica.
"Cuando alguien que está infectado toma antirretrovíricos, la cantidad de VIH en su organismo disminuye, de modo que resulta menos probable que lo transmita", explica el doctor Gottfried Hirnschall, director del Departamento de VIH/sida de la OMS. "Si podemos tratar y mantener bajo tratamiento a más personas, ello disminuirá la cantidad de virus en su organismo, lo que puede ayudar a reducir el número de personas que se infectan."
Según esta premisa, la orientación de la OMS para un uso más estratégico de los antirretrovíricos abarca:
- Nuevas directrices para tratar a las personas infectadas por el VIH cuya pareja no está infectada (parejas «serodiscordantes»), en las que se recomiende que el tratamiento antirretrovírico se ofrezca al miembro VIH-positivo de la pareja, con independencia del estado de su sistema inmunitario, a fin de disminuir la transmisión del virus al compañero no infectado. Se calcula que hasta un 50% de las personas VIH-positivas que mantienen relaciones estables tienen una pareja que no está infectada. Rwanda y Zambia ya están aplicando estas pautas; más de una docena de países se proponen hacer lo propio.
- La recomendación de considerar la conveniencia de modificar las prácticas actuales para prevenir la transmisión del VIH por la madre a su hijo (transmisión vertical). En Malawi, por ejemplo, ahora se ofrecen antirretrovíricos a todas las embarazadas VIH-positivas, sin importar el estado de su sistema inmunitario, y se les indica que deben seguirlos tomando de por vida. Con ello no solo se trata a las mujeres infectadas y se evita que transmitan el virus a sus hijos, sino que también se puede proteger al compañero sexual.
- En la actualidad, la OMS recomienda que las personas con diagnóstico de infección por el VIH empiecen a tomar los antirretrovíricos cuando la capacidad del sistema inmunitario disminuye hasta el punto de que la concentración de linfocitos CD4+ es de 350 células por milímetro cúbico o menos. Cada vez hay más datos de que esta infección causa inflamación crónica, lo que aumenta el riesgo de que aparezcan otros problemas de salud, como ciertos tipos de cáncer, cardiopatías y diabetes. La Organización está examinando estudios recientes que apoyan los posibles beneficios de administrar los antirretrovíricos en etapa temprana, antes de que el sistema inmunitario empiece a debilitarse.
La administración de antirretrovíricos a las personas infectadas por el virus que tienen un compañero sexual VIH-negativo, a las embarazadas y a los grupos de población en riesgo, sin tener en cuenta el estado del sistema inmunitario, aumentaría de 15 millones a 23 millones la cantidad de personas que deben ser tratadas en los países de ingresos bajos y medianos. A corto plazo, ello aumentará el costo de proporcionar el tratamiento; pero algunos estudios pronostican que a los 10 años de la inversión los beneficios económicos del tratamiento temprano igualarán, y probablemente superarán, los costos del programa. Este beneficio económico se explica porque la fuerza de trabajo es más sana y productiva, además de que disminuyen los costos del tratamiento y del cuidado de los huérfanos.
Aparte de los métodos de tratamiento más focalizados, estudios recientes indican que los antirretrovíricos se pueden usar también para proteger a las personas que son VIH-negativas pero tienen un riesgo elevado de infectarse. La OMS está colaborando con muchos países donde la epidemia se concentra en determinados grupos cuyos miembros tienen un riesgo elevado de infectarse con el VIH, como los hombres que tienen relaciones homosexuales y las personas transgénero.
En los próximos 12 meses, la Organización recopilará una serie de recomendaciones unificadas acerca del uso de los antirretrovíricos para el tratamiento y la prevención de la infección por el VIH. Al mismo tiempo, se ofrecerá a los países orientación clínica, programática y operativa para que puedan utilizar los antirretrovíricos de manera eficaz y con un criterio estratégico.
"Las nuevas orientaciones se apoyarán en datos científicos y la experiencia de los países. Por conducto de ellas se informará cuáles antirretrovíricos utilizar y cuándo, la mejor forma de administrarlos y cómo elegir opciones estratégicas que permitan lograr el máximo beneficio de los individuos junto con el máximo efecto sobre la epidemia", agrega Hirnschall.
Por otra parte, en la Conferencia Internacional sobre el Sida la OMS dará a conocer las nuevas orientaciones sobre diversos asuntos, como son las directrices con respecto a los servicios contra la infección por el VIH prestados a los profesionales del sexo, las nuevas recomendaciones sobre el uso de los antirretrovíricos en determinadas circunstancias con fines de profilaxis anterior a la exposición, y la prevención de la infección por el VIH y la hepatitis vírica en las personas que se inyectan drogas.