Buenos Aires, 15 de julio de 2009 (OPS).- Aquí, el texto completo del mensaje y el video enviado por la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Mirta Roses, a los ministros de Salud sudamericanos que participaron en una reunión sobre la nueva influenza, convocada por el titular de la cartera sanitaria argentina, Juan Manzur, en el Palacio San Martín, de la ciudad de Buenos Aires.
Texto completo:
"Desde el pasado 11 de junio estamos en fase 6 de pandemia lo cual significa que el virus ha logrado diseminarse ampliamente persona a persona y que tarde o temprano afectará a todos los países del mundo. Esto es especialmente válido en la región sur del continente que enfrenta la primera ola pandémica en plena estación invernal lo cual facilita la transmisión del virus.
La enfermedad está presente en 33 de los 35 países de la Región, incluyendo todos los países acá representados. En estas circunstancias, la búsqueda de casos cambia el foco de investigación de los viajeros y sus contactos, hacia la detección de conglomerados de la enfermedades respiratorias y el monitoreo de los cuadros graves y muertes. La definición de riesgo y por lo tanto, la exposición han cambiado. Las recomendaciones de evitar viajes a zonas afectadas ya no protegen a los ciudadanos, no contienen el brote y no previenen la diseminación internacional.
La enfermedad ha afectado preponderantemente a jóvenes con altas tasas de ataque en población escolar, una mayor proporción de hospitalizados en adultos jóvenes y de fallecidos en adultos, con escaso impacto en los adultos mayores. No se trata, por lo tanto, de la situación que se observa habitualmente con el virus estacional, y determina un mayor impacto en la percepción del público.
El número de casos confirmados que reportan los países cada vez refleja menos la situación real de transmisión en el país, y se ha convertido en un indicador de las fortalezas de los sistemas de vigilancia, de las capacidades de laboratorio y de la transparencia en el manejo de la información. Por esta razón, la Organización ha decidido cambiar su sistema de monitoreo de la pandemia enfatizando el uso de indicadores cualitativos que hablan de la dispersión geográfica y el impacto en los servicios de salud, entre otros. Es muy importante que los países continúen fortaleciendo sus sistemas de vigilancia, analizando el comportamiento del virus, especialmente en los casos graves y muertes y compartan oportunamente esta información. La vigilancia debe apoyar la organización de los servicios y el manejo de casos en forma prioritaria.
Debido a la evolución de la situación en el mundo, los enfoques de vigilancia están cambiando en los países donde ya se ha establecido transmisión, dejando de lado la realización de pruebas de laboratorio en todos los casos sospechosos. Las pruebas deben servir para confirmar infecciones en nuevas áreas, para comprobar la existencia del virus en casos graves y en fallecidos y para monitorear la co-circulación del virus pandémico y otros virus respiratorios. En este sentido es importante que se continúen enviando las muestras a los centros colaboradores de la OMS para monitorear los posibles cambios genéticos en el virus.
La prueba de diagnóstico recomendada es el PCR de tiempo real y la Organización ha realizado un gran esfuerzo para dotar a todos los países con las capacidades necesarias para la detección de este nuevo virus. Esta técnica involucra un mayor costo de operación y la necesidad de programar adecuadamente la disponibilidad de insumos críticos para su realización.
La comunicación de riesgo es una herramienta clave en la repuesta pandémica, necesitamos comunicarnos con el público y no solo informarles, necesitamos comprender como ellos perciben su riesgo. Los mensajes al público deben ser veraces, coherentes, claros, concisos y oportunos.
Tenemos siempre que informar sobre lo que los gobiernos están haciendo para proteger la salud de sus ciudadanos, pero al mismo tiempo que ofrecerles medidas que ellos mismos pueden tomar para proteger su propia salud, la de su familia y su comunidad.
Las medidas de cierres de escuelas y suspensión de actividades deben ser cuidadosamente evaluadas en cada contexto y balancear su beneficio respecto del impacto potencial sobre las relaciones sociales y económicas. La Organización promueve medidas que disminuyen eficazmente las oportunidades de transmisión y promueven la responsabilidad social de los individuos. Al momento actual, estas incluyen el aislamiento de los enfermos, cuarentena voluntaria de los contactos, desincentivar la asistencia de personas con síntomas respiratorios a escuelas y lugares de trabajo, y evitar la concurrencia a lugares públicos, excepto para contactar la atención médica.
La gran mayoría de los casos continúan siendo leves, sin embargo hemos visto la ocurrencia de casos graves en personas jóvenes previamente sanas que han llevado a la muerte. Sin lugar a dudas las mujeres embarazadas están en mayor riesgo de complicaciones y fallecimientos. También se han identificado otras condiciones como la enfermedad crónica pulmonar y cardiovascular, la diabetes, la obesidad y las deficiencias del sistema inmunológico como de mayor riesgo. Por razones que aún no entendemos algunos pacientes experimentan un deterioro clínico rápido, con neumonía viral grave que requiere ventilación mecánica, recargando los sistemas asistenciales.
Los síntomas de gravedad detectados hasta el momento incluyen la dificultad para respirar, dolor toráxico y vómitos abundantes y persistentes. La detección oportuna de estos síntomas y signos como la baja saturación de oxígeno, la hipotensión arterial y la radiografía de tórax anormal serán claves para iniciar oportunamente el tratamiento.
El virus continúa siendo sensible a la terapia antiviral con inhibidores de la neuraminidasa (Oseltamivir y Zanamivir). Para ser efectivo este tratamiento debe administrarse idealmente dentro de las primeras 48 horas del inicio de síntomas, sin embargo aún ofrece beneficios si se administra después, especialmente en pacientes con neumonía o con enfermedad progresiva.
La Organización recomienda priorizar el uso del medicamento en los pacientes sintomáticos que presenten condiciones de mayor riesgo o que durante la evaluación clínica inicial presenten signos o síntomas que indiquen un mayor riesgo de agravamiento posterior.
Durante la actual emergencia pandémica, el accionar de los servicios de salud debe estar enfocado en tres preceptos y objetivos básicos que comprenden, en primer lugar, atender de forma efectiva la demanda generada por la pandemia, segundo, mantener la provisión de los servicios esenciales a toda la población, y en tercer lugar, mantener la capacidad para responder a otras situaciones de emergencias que pudieran producirse concomitantes a la pandemia.
En ese sentido, se recomienda prestar especial atención en la organización de la respuesta con visión de sistema de salud, que incluya la participación intersectorial y de las organizaciones comunitarias. Los planes de respuesta deben incluir lineamientos para todos los establecimientos de salud, sean estos públicos o privados, con funciones escalonadas según niveles de complejidad, fortaleciendo los mecanismos de triage en todos los establecimientos de salud, no solo en hospitales.
La evolución de la pandemia ha ido produciendo conocimiento nuevo sobre la enfermedad y lecciones sobre las prácticas y decisiones que es necesario diseminar a todos los niveles de los servicios. Se hace necesaria la continua revisión y ajuste de las guías clínicas de manejo en función de las recomendaciones de expertos, con particular énfasis en el manejo de las embarazadas y otros grupos de riesgo y la revisión y diseminación de los criterios de seguimiento de pacientes ambulatorios y de los mecanismos y criterios de referencia.
Por ultimo, hay que recordar que las pandemias son eventos prolongados, por tanto, los gerentes de servicios de salud deberán garantizar el uso racional de todos los recursos, en particular los medicamentos e insumos destinados al cuidado de los pacientes, y los equipos de protección personal. Esta responsabilidad incluye, y esto es de vital importancia, la planificación adecuada del recurso humano tomando en cuenta sus necesidades personales y familiares.
El acceso y uso de antivirales continúa siendo un tema de crítica importancia frente la Influenza A(H1N1). Desde el anuncio en abril pasado que dos antivirales, Oseltamivir y Zanamivir, demuestran eficacia in vitro contra el virus, se inició una movilización global para aumentar de forma expedita la producción de tales medicamentos para su uso en pacientes infectados. Desde mayo, la OPS y la OMS han distribuido a través de los centros de almacenamiento regionales (Balboa, Panamá) globales (Ginebra, Suiza) más de 700 mil tratamientos individuales de Oseltamivir entre los países de la Región, y actualmente se encuentra movilizando más de 300 mil tratamientos adicionales mediante préstamo para aquellos países con las más altas tasas de incidencia del brote en el sur del continente. La OPS ha elaborado recomendaciones técnicas en consulta con expertos relevantes para el manejo y uso de antivirales en casos confirmados o sospechosos, orientaciones que serán revisadas en función de la evidencia que se genere durante el uso continuado de estos medicamentos.
Teniendo en cuenta que la pandemia de Influenza va a continuar alrededor del mundo, todos los países van a requerir acceso a la vacuna contra la pandemia y los antivirales.
Sabemos que no habrá vacuna suficiente para vacunar a cada persona desde el primer día, entonces, es importante priorizar la vacunación de personas en grupos de alto riesgo.
Según las recomendaciones del SAGE de la OMS, los países necesitan definir sus prioridades para la administración de la vacuna, para lo cual contarán con el apoyo de la OPS dentro de un marco ético y de derechos humanos
El primer grupo a considerar deben ser los trabajadores de salud seleccionados, quienes de enfermarse, reducirán los recursos humanos necesarios para atender a la población.
Otros grupos a tener en cuenta son las mujeres embarazadas, personas con condiciones crónicas y niños en edad escolar quienes amplifican la transmisión. Sin vacuna suficiente para vacunar a todos, la primera línea de defensa contra esta pandemia siguen siendo las medidas higiénicas como el lavado de manos, la etiqueta respiratoria, las normas de limpieza e higiene de los espacios de vivienda y trabajo, sitios públicos y el uso de antivirales en personas enfermas.
Al mismo tiempo, la OPS y la OMS están trabajando intensamente con los proveedores con el fin de hacer disponible la mayor cantidad posible de vacuna para todos los países."