El BANVACO constituye una valiosa herramienta de cooperación de y para los países de la región en sus estrategias de preparación para emergencias ante un posible brote de esta enfermedad.
Duque de Caxias, 11 de noviembre de 2020 (OPS/OMS).-En la región de las Américas, los países libres de fiebre aftosa podrían sufrir severas pérdidas económicas por la reaparición de un brote de la enfermedad y por el impacto que tendría en el comercio de los productos pecuarios debido a las restricciones al comercio nacional e internacional. Dicha situación justifica ampliamente los esfuerzos que los países realizan para evitar una introducción de la enfermedad y estar bien preparados para enfrentar un eventual brote.
Uno de esos esfuerzos es la creación del Banco Regional de Antígenos de Fiebre Aftosa (BANVACO). No obstante, antes de avanzar para entender en profundidad de qué se trata este proyecto, es importante definir qué es un banco de antígenos y vacunas.
Un banco de antígenos y vacunas es una reserva estratégica de concentrado de antígeno viral congelado que un laboratorio puede formular rápidamente como una vacuna en caso de que haya un brote de una enfermedad. Aunque muchas veces los términos "banco de vacunas" y "banco de antígenos" suelen usarse indistintamente, cabe mencionar que el antígeno de una vacuna contra la fiebre aftosa es el virus inactivado que se conserva congelado y que se formula como vacuna sólo cuando es necesario su uso.
¿Por qué hoy es importante tener acceso a un banco de antígenos para el control de un brote de fiebre aftosa en un país libre de esa enfermedad?
Todos los países libres de fiebre aftosa, sea con o sin vacunación, enfrentan una amenaza similar: la reaparición de un brote de la misma. Si bien la probabilidad es muy baja, la amenaza no puede ser descartada porque la enfermedad aún no ha sido completamente eliminada de las Américas. Además, es endémica en muchos países de África, Asia y Oriente Medio. Otra opción que no se puede dejar de lado es la posibilidad de un ataque bioterrorista, escenario que varios países consideran plausible.
Hoy un brote por fiebre aftosa puede ser causado por cualquiera de los 7 serotipos virales y de sus subtipos actuantes en las zonas endémicas de fiebre aftosa del planeta, por lo que es muy complejo para cualquier país disponer de vacunas oportunamente y en cantidad suficiente para enfrentar una situación de emergencia.
La estrategia sanitaria para el control de brote de fiebre aftosa ha sido modificada en los últimos años. En efecto, hoy toda autoridad sanitaria que deba controlar la aparición de un brote tiene que tomar tres decisiones: La primera es si va a aplicar o no la medida de sacrificio sanitario de animales enfermos y contactos; y la segunda es si va a usar o no la vacunación de emergencia y la tercera, es decidir el destino de los animales vacunados si usa la vacunación de emergencia. Estas decisiones determinan el plazo para la recuperación del estatus una vez controlada la situación crítica. Entonces, el acceso a un banco de antígenos es una condición necesaria para tener disponible todas las estrategias de control frente a una emergencia por fiebre aftosa. Por lo tanto, la adhesión a un Banco de Antígenos no tiene ninguna relación con la suspensión de los programas de vacunación sistemática en los países que libres sino con disponer de toda las opciones para el control de una emergencia por fiebre aftosa.
Los países libres de fiebre aftosa de Norteamérica, Australia, Nueva Zelanda y aquellos que son miembros de la Unión Europea han creado, desde 1982, Bancos Regionales de Reservas de Antígenos para enfrentar emergencias por fiebre aftosa con los cuales pueden formular vacunas de emergencia contra todos los serotipos virales de riesgo actuantes en el mundo.
Sin embargo, en Sudamérica, solo cuatro países libres de fiebre aftosa disponen de vacunas para aquellos serotipos que han sido endémicos en la región, pero ningún país dispone de reservas de antígenos de los otros serotipos virales actuantes y circulantes en el mundo, de modo que le permita formular vacunas de emergencia de forma oportuna para ser aplicadas en una vacunación de emergencia para enfrentar un brote de fiebre aftosa.
El proyecto BANVACO: un poco de historia
En la edición número 12 de la Reunión del Comité Hemisférico de Erradicación de la Fiebre Aftosa (COHEFA), celebrada en Santiago de Chile en 2012, se aprobó una Resolución que solicitó a los países miembros de la Comisión Sudamericana para la Lucha contra la Fiebre Aftosa (COSALFA) revisar las restricciones impuestas al manejo de cepas de virus de fiebre aftosa exógenas a la región. En esa resolución se decidió que PANAFTOSA elaborara un proyecto para la creación de un banco regional de antígenos/vacunas que atienda las necesidades estratégicas de los países de la región.
El proyecto y su Convenio Constitutivo fue entregado y aprobado por la COSALFA y ahora está aguardando la adhesión de al menos tres miembros parar iniciar sus actividades. La gerencia del BANVACO fue solicitada por los países de la COSALFA a la OPS para asegurar su condición de entidad supranacional y de neutralidad, aprovechando los mecanismos establecidos por esa organización para la adquisición y manutención de antígenos y vacunas.
El BANVACO no significa la creación de una nueva instalación física, sino que, su gerencia estará en la sede de PANAFTOSA-OPS/OMS y el stock de antígenos y vacunas adquiridos por los países miembros se mantendrá en las instalaciones de proveedores de vacunas de la región mediante contratos específicos y bajo la supervisión de la Comisión de Gestión de Riesgo Biológico y Bioseguridad de la COSALFA.
Otra aclaración importante a tener en cuenta es que un país libre con vacunación puede pertenecer al BANVACO. El objetivo del proyecto es mantener reservas de antígenos de todos los serotipos virales de fiebre aftosa que actualmente son de riesgos para los países de Sudamérica.
Una herramienta de cooperación sudamericana
El BANVACO constituye una valiosa herramienta de cooperación para los países en su estrategia de preparación para emergencias. Es un proyecto necesario para reducir el impacto de un brote de la enfermedad y aprovechar todas opciones para controlar un brote de fiebre de aftosa. Su concepción regional permite lograr economías de escala en la adquisición y manutención de antígenos, un enfoque basado en el riesgo para la protección de las ganaderías y un esfuerzo de cooperación de sus pueblos.