9 Mayo 2024
Junto con la clamidia, la sífilis y la tricomoniasis, la gonorrea es una de las cuatro infecciones de transmisión sexual (ITS) fácilmente curables; no obstante, su tratamiento se dificulta cada vez más dado que es considerada la ITS más resistente a los antibióticos.
“Representa una amenaza creciente para la salud mundial y, en último término, podría hacer que fuera imposible tratarla”, indica el documento ‘Estimaciones mundiales y regionales de la prevalencia e incidencia de cuatro infecciones de transmisión sexual curables’, incluido en el Boletín de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En esta misma vía, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha alertado sobre un aumento progresivo de la resistencia a la mayoría de antibióticos utilizados para tratar las infecciones gonocócicas, lo que plantea la necesidad de utilizar antibióticos de mayor espectro, que pueden tener mayores efectos secundarios.
“La disminución en la sensibilidad de las infecciones gonocócicas a las alternativas terapéuticas de última línea como cefalosporinas orales e inyectables, junto con un aumento de la resistencia a benzyl penicilina, tetraciclinas, fluoroquinolonas y macrólidos, convierten a Neisseria gonorrhoeae (el agente causal de las infecciones gonocócias) en un microorganismo polifarmacorresistente”, se indica en el sitio web ‘Colombia trabaja unida para combatir la resistencia a los antimicrobianos’ de OPS Colombia.
Lo anterior ha llevado a los medios de comunicación a denominar a los aislamientos de gonococo resistentes a antimicrobianos como ‘súper gonorrea’. Una resistencia que según las autoridades mundiales de salud se deriva de múltiples factores, como la venta libre de antimicrobianos, la automedicación e, inclusive, a la mala calidad de medicamentos antimicrobianos en algunas regiones.
Panorama preocupante
Datos de la OMS indican que más de un millón de personas de 15 a 49 años se contagian cada día por una infección de transmisión sexual (ITS) que se puede curar; son más de 376 millones de nuevos casos de cuatro de estas infecciones: clamidiosis, gonorrea, tricomoniasis y sífilis, y de ellas, solo en 2020 se registraron 82,4 millones casos nuevos de gonorrea, infección causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, que se transmite principalmente a través de relaciones sexuales no protegidas, aunque también existe posibilidad de transmisión vertical en el momento del parto.
Estas ITS tienen profundas repercusiones en la salud. En el caso de las infecciones gonocócicas, se afecta la salud reproductiva, materna y neonatal, ocasionando:
- Un mayor riesgo de transmisión del VIH, que se puede quintuplicar.
- Infertilidad, tanto en la mujer como en el hombre.
- Inflamación pélvica en las mujeres, que causa dolor agudo y crónico en el hemiabdomen inferior, e inflamación en el escroto en los hombres, así como estenosis uretral.
- Riesgo de embarazo ectópico, complicaciones y muerte materna, e incluso de aborto durante el primer trimestre de embarazo.
- Infecciones oftálmicas graves en los recién nacidos, que pueden causarles ceguera.
“Si estas complicaciones de la infección gonocócica causan unos costos económicos muy elevados, tanto para las personas como para los sistemas de salud, las resistencias a los antimicrobianos agravan estos costos, porque incrementan el número de personas en quienes la infección se prolonga y que sufren complicaciones a largo plazo”, precisa la OMS.
Acciones globales
La OMS lidera diversas acciones para tratar y prevenir las ITS; fortalece los sistemas de vigilancia y seguimiento, incluidos los relativos a la gonorrea farmacorresistente, y dirige el establecimiento del programa mundial de investigaciones sobre ITS.
En este sentido, cuenta con el Programa de vigilancia de la susceptibilidad de los gonococos a los agentes antimicrobianos (GASP), que tiene una red mundial de laboratorios coordinada por centros regionales, entre ellos el de la Red Latinoamericana y del Caribe de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (ReLAVRA+), que tuvo su reunión bienal el pasado mes de julio de 2023 en la ciudad de Medellín (Colombia).
De igual forma, en 2016, elaboró las Directrices para el tratamiento de Neisseria gonorrhoeae, con recomendaciones actualizadas para el tratamiento basadas en la evidencia más reciente disponible; en 2018, la OPS y la OMS publicaron un Protocolo normalizado para evaluar la prevalencia de gonorrea y clamidiasis entre las embarazadas en centros de atención prenatal, y en 2020, la OPS presentó la guía ‘Vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos de N. gonorrhoeae’.
La meta para el año 2030 es lograr reducir en un 90% la incidencia de esta enfermedad a nivel global y para ello se realizan programas de información y asesoría a la comunidad y para el personal de salud; educación sexual integral, importancia de la consulta a tiempo y de recibir diagnóstico y tratamiento adecuado, entre otros.
Además de la resistencia antimicrobiana en N. gonorrhoeae, uno de los mayores desafíos actuales, es el estigma que aún pesan sobre las infecciones de transmisión sexual, que lleva a muchas personas a no consultar a tiempo, incluso si tienen síntomas.
La gonorrea puede afectar los genitales, el ano o la garganta y cuando hay síntomas, estos suelen aparecer entre 1 y 14 días después del contacto sexual con una persona infectada, y se relacionan con molestias (dolor o ardor) al orinar, secreción uretral y flujo vaginal, testículos inflamados (orquitis) y sangrado vaginal entre los periodos menstruales o durante las relaciones sexuales.