El Consejo Directivo de la OPS aprueba la nueva política de cambio climático y salud para promover sistemas de salud resilientes y con bajas emisiones y reducir las inequidades

Sistemas de salud resilientes

Washington, D.C., 1 de octubre de 2024 (OPS) – Los Estados Miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aprobaron hoy en su 61º Consejo Directivo la nueva política sobre salud y cambio climático y equidad para fortalecer la acción del sector salud sobre la salud y el cambio climático, fortalecer la adaptación y la mitigación frente al cambio climático y salud, asegurando una participación activa de la comunidad, sobre todo involucrando las que están en situación de vulnerabilidad, y mejorar de los sistemas de vigilancia así como aumentar el financiamiento en clima y salud.

La política llega en el contexto de que la Región de las Américas es “una de las más vulnerables debido a su susceptibilidad a los fenómenos meteorológicos extremos, las economías que dependen de sectores sensibles al clima y los niveles altos de desigualdad social”, recoge el documento.

Además de eso, “el cambio climático amenaza con empeorar las inequidades existentes en materia de salud, afectando de manera desproporcionada a las poblaciones y territorios en situación de vulnerabilidad”, señaló la directora del Departamento de Determinantes Sociales y Ambientales para la Equidad en Salud, Gerry Eijkemans. Es por todo esto que “el sector sanitario debe tomar medidas inmediatas y decisivas sobre el cambio climático y la salud, con esfuerzos específicos para integrar la equidad en las medidas de adaptación y mitigación”, añadió.

Gerry Eijkemans en el 61º Consejo Directivo


El texto aprobado considera “imperativo” tomar medidas para que “el sector de la salud sea más ecológico” sin dejar de responder a las necesidades de salud insatisfechas, especialmente las comunidades desatendidas y los grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad, como las poblaciones más pobres, los Pueblos Indígenas y las personas migrantes, entre otras”.

La Política para fortalecer la actuación del sector de la salud orientada por la equidad en torno al cambio climático y la salud se articula en torno a cinco líneas de acción, a saber:

  1. Fortalecer la capacidad de adaptación del sector de la salud para prever y prevenir el impacto del cambio climático, y prepararse, responder y recuperarse ante él, al tiempo que se reducen las inequidades en la salud.
  2. Fortalecer la capacidad de mitigación del sector de la salud para construir sistemas de salud y sociedades con emisiones de carbono bajas, con el fin de lograr cobeneficios en materia de salud y de reducir las inequidades en la salud.
  3. Crear conciencia y fortalecer la participación de la comunidad y la sociedad civil en relación con el cambio climático y la salud, con un enfoque orientado a la equidad y los derechos humanos.
  4. Mejorar la vigilancia del cambio climático y la salud, así como la generación y el uso de evidencia, para diseñar y aplicar estrategias de adaptación y mitigación que protejan la salud y reduzcan las inequidades en la salud
  5. Aumentar el financiamiento que recibe el sector de la salud para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, con énfasis en los grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad.

La política está en línea con la Resolución sobre Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2024, así como la Estrategia mundial de la OMS de la sobre salud, medioambiente y cambio climático, de 2019, y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Enfoque de equidad en salud

La política llama la atención, entre otros fenómenos, en cómo “las olas de calor han dado lugar a un aumento del 160% en las muertes relacionadas con el calor en América del Sur en los últimos 20 años”, o en el incremento que se está produciendo de las enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue o la malaria, y en el aumento de fenómenos meteorológicos cada vez más extremos que requieren de sistemas y servicios de salud más resilientes y verdes”.

Sin embargo, el documento resalta que “los efectos del cambio climático no son iguales para todas las personas”. El grado de vulnerabilidad depende de un amplio abanico de condiciones que intersectan, como la situación socioeconómica, el origen étnico, la edad, la discapacidad, la situación migratoria, el sexo, el género, la ubicación geográfica, entre otros.

De manera crucial, el cambio climático amenaza con empeorar las inequidades sanitarias existentes, afectando de manera desproporcionada a poblaciones y territorios en situación de vulnerabilidad.

El documento menciona específicamente la “amenaza” que supone el cambio climático para el modo de vida de los Pueblos Indígenas y otros grupos étnicos “debido a su estrecha relación con el medioambiente”.

La vulnerabilidad a los efectos del cambio climático “también es desigual entre los países y territorios de la Región”. El documento aprobado por los países alerta de que “el cambio climático puede ser incluso una posible amenaza para la existencia de los pequeños Estados insulares en desarrollo que se ven afectados por la elevación del nivel del mar”.