En 2015 y 2016, la palabra Zika provocaba miedo a las mujeres embarazadas en las zonas tropicales de las Américas. En los países donde se propagó la enfermedad transmitida por mosquitos, los bebés de algunas madres infectadas estaban naciendo con cabezas anormalmente pequeñas, daños cerebrales y un futuro con problemas de crecimiento.
Octubre 2022
La enfermedad por el virus del Zika está causada por la picadura de un mosquito Aedes aegypti infectado, y suele provocar ronchas, fiebre leve, conjuntivitis y dolor muscular. Una de cada cuatro personas infectadas desarrolla síntomas y, entre los que lo hacen, la enfermedad suele ser leve y puede durar entre 2 y 7 días.
Pero un nuevo panorama surgió en el estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil, en septiembre de 2015, cuando los epidemiólogos sospecharon que el Zika podría estar detrás de un aumento en la cantidad de bebés nacidos con microcefalia.
El virus se detectó por primera vez en 1947 en el bosque Zika de Uganda, el cual le dio su nombre. Durante décadas, permaneció principalmente en África, con pequeños y esporádicos brotes en Asia.
En 2007, se registró una importante epidemia en la isla de Yap, en Micronesia, donde casi el 75% de la población estaba infectada, y a partir de ahí apareció en América Latina, en una forma aparentemente más virulenta y dañina.
Tan pronto como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN, por sus siglas en inglés), alertaron a las autoridades brasileñas de una asociación altamente probable entre Zika y microcefalia, la OPS declaró la emergencia el 5 de diciembre de 2015 y comenzó a ayudar con la respuesta de emergencia a los paises afectados. Posteriormente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 1 de febrero de 2016 el Zika como una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional, la cual duraría hasta noviembre de 2016.
El desafío que el virus traería a la región fue formidable: a finales de 2016, 48 países y territorios de las Américas habían notificado más de 532.000 sospechas de infección, incluidos 175.063 casos confirmados. Además, 22 países y territorios notificaron 2.439 casos de síndrome congénito asociado al Zika, la mayoría en Brasil.
"El brote fue un complicado juego de ajedrez con muchas piezas en movimiento, todas ellas en constante evolución, lo que complicó el entendimiento y estudio del Zika para los científicos," dijo el Dr. Sylvain Aldighieri, Director de Incidentes de la OPS en el momento de la epidemia.
La situación fue especialmente preocupante debido al gran número de poblaciones vulnerables. "En todos los estados miembros de la OPS, tenemos más de 500 millones de personas que viven en zonas de posible contracción de Zika, Dengue o Chikungunya debido a la presencia del mosquito Aedes Aegypti", añadió el Dr. Aldighieri.
La "estrategia de tres pilares" de la OPS ante la propagación del Zika en la región
Cuando el virus del Zika se extendió rápidamente por las Américas, la OPS coordinó una respuesta regional y desplegó a más de 80 misiones de expertos para ayudar a sus Estados Miembros a responder al brote.
"La organización desarrolló una estrategia integral, basada en tres pilares: la prevención, la detección y la respuesta para ayudar a los países", dijo el doctor Marcos Espinal, subdirector interino de la OPS, quien en ese momento fungía como director de Enfermedades Transmisibles y Análisis Sanitario de la OPS y fue parte integral de la respuesta a la emergencia en 2016.
Uno de los principales objetivos en la lucha contra el vector del Zika fue la vigilancia de los mosquitos y recomendaciones para su eliminación de lugares de cría, tales como recipientes y cubetas sin tapar.
La comunicación del riesgo a las poblaciones afectadas y la sensibilización del público también fueron fundamentales, recordó el Dr. Espinal. La OPS apoyó a los países en la difusión de información sobre cómo evitar las enfermedades transmitidas por mosquitos.
Otro elemento importante fue la emisión de recomendaciones a todos los países de las Américas para los cuidados prenatales y postnatales para los niños afectados por la microcefalia, incluyendo desde la estimulación temprana hasta el tipo de pruebas y seguimiento que debían seguir.
Para lograr una respuesta rápida, la OPS colaboró con socios como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y la Agencia de Salud Pública de Canadá (PHAC), el Instituto de Medicina Tropical Pablo Kouri (IPK), de Cuba, la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), de Brasil, la Red Internacional del Instituto Pasteur y los ministerios de salud de toda América Latina, especialmente de Brasil.
Siete años después: el Zika hoy
La comunidad científica sigue aprendiendo sobre el Zika y actualmente no hay ningún medicamento o vacuna específica para prevenir una infección por el virus. Aunque hay algunas vacunas prometedoras en preparación, la mejor prevención sigue siendo evitar las picaduras de mosquitos.
En 2022, la OPS informó de casi 30.000 casos en todo el continente americano y de cuatro muertes. Hasta la fecha, Brasil es el país con mayor incidencia acumulada.
Aunque el virus está ahora circulando en niveles bajos en la Región de las Américas, el brote de 2016 tuvo un impacto duradero: los bebés nacidos con microcefalia durante el brote de 2015-2016 están ahora cumpliendo 6 y 7 años. Sus retos de desarrollo continúan mientras los padres y las autoridades sanitarias se enfrentan a su condición. "Es importante no bajar la guardia. Es necesario mantener los esfuerzos de vigilancia para garantizar que podamos responder rápidamente cuando se detecte el virus", dijo el Dr. Espinal.
Debido a la pandemia, los recursos destinados a hacer frente a enfermedades arbovirales como el Zika se desviaron para hacer frente a la gran demanda de atención médica de los casos de COVID-19, retrasando la investigación sobre el Zika.
"El Zika sigue siendo un reto para la salud pública, y debemos permanecer atentos. La investigación continua es vital: a medida que comprendamos mejor cómo funciona el virus del Zika y cómo afecta nuestras células, podremos esperar el día en que los científicos acaben encontrando las vacunas o los tratamientos necesarios", dijo el Dr. Aldighieri.
La OPS sigue ayudando a los países a desarrollar y mantener la capacidad de detectar y confirmar los casos, tratar a las personas e implementar estrategias eficaces para reducir la presencia de mosquitos.
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— 120º Aniversario de la Organización Panamericana de la Salud