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La salud comunitaria en el centro de la vacunación contra la COVID-19 en comunidades indígenas de Paraguay

9 de agosto, 2021


En la comunidad indígena Nivaclé “La Princesa”, en el Departamento de Boquerón, ubicado a más de 500 kilómetros de Asunción, la capital del país, Bernabé Desiderio, va a aplicarse la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19. “No tengo miedo de vacunarme, voy a tener los anticuerpos para esta enfermedad que tanto dolor y muerte ha causado a la humanidad. Ahora uno puede vacunarse y salvar su vida”, afirma este promotor de salud que llevará mensajes sobre la vacunación a los miembros de su comunidad.

Para incentivar la vacunación y seguir promoviendo las otras medidas para prevenir la infección, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y las Naciones Unidas en el país, lanzaron una campaña de comunicación coordinada con la Dirección Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas (DINASAPI) del Ministerio de Salud y validada por el Consejo Nacional de Salud de Pueblos Indígenas (CONASAPI).

En ese sentido, los mensajes de la campaña consideraron la cosmovisión de los pueblos indígenas, y colocaron el valor de la salud comunitaria en el centro.

“La vacuna contra el COVID-19 protege la vida de tu familia y de tu comunidad. Vacunate”. “La vacuna contra el COVID-19 protege la vida. Vacunate”. “La vacuna contra el COVID-19 protege de las formas graves de la enfermedad. Es importante vacunarse”. Estos son algunos de los mensajes que pueden leerse en los materiales de la campaña y en diferentes lenguas que se hablan en el país.

En Paraguay la población indígena está conformada por alrededor de 120.000 personas o el 2% de la población. Pertenecen a 19 pueblos y viven en 13 departamentos de la Región Oriental, Chaco y en Asunción, según datos del último censo de 2012. La COVID-19 también los ha afectado desde la llegada del virus al país. Hasta el 24 de julio de 2021, datos oficiales reportan que 459 personas fueron infectadas y que unas 50 fallecieron como consecuencia de la enfermedad. Las personas de entre 30 y 59 años figuran entre los más afectadas.

Desde el inicio de la pandemia, la Federación por la Autodeterminación de Pueblos Indígenas (FAPI) y otras organizaciones, así como líderes y representantes indígenas han promovido la implementación de las medidas no farmacológicas como lavado de manos, uso de mascarillas y distanciamiento físico, para prevenir la infección en las comunidades. Y desde la DINASAPI se realizaron protocolos de medidas sanitarias en las comunidades, que fueron validados con el CONASAPI, integrado por representantes, líderes y lideresas de 19 pueblos indígenas. 

Paraguay comenzó a vacunar contra la COVID-19 a mayores de 60 años, incluidas las personas indígenas, en abril de este año, tras vacunar al personal de salud, siguiendo la priorización del Plan de Vacunación del gobierno. En la etapa 2 del plan, que inició en julio, se intensificaron las tareas de vacunación a todas las poblaciones indígenas, para asegurar que se incluyeran a jóvenes, adultos jóvenes y mujeres embarazadas.

Un esfuerzo colaborativo

Comunicadores y organizaciones indígenas, así como radios comunitarias comparten las piezas de la campaña de comunicación en un esfuerzo por informar y proteger a esta población, considerada más vulnerable debido a las inequidades que enfrentan. Mensajes a viva voz salen de los megáfonos que recorren las calles en comunidades alejadas.

Un diseñador gráfico indígena también se sumó a la iniciativa y una red de comunicadores colaboró en la traducción y difusión de los materiales en varias lenguas: Guaraní, Guaraní ñandeva, Nivacle, Enlhet, Maka, Ache, Yshir Ybytoso, Ayoreo, Sanapaná y Qom.
 

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Desde el inicio de la pandemia, la OPS brindó cooperación al país para garantizar el funcionamiento seguro de todos los vacunatorios, algo que incluyó el desarrollo de protocolos y la compra de más cien lavamanos para las zonas más vulnerables. Asimismo, la organización apoyó la modernización de la cadena de frío del Programa Ampliado de Inmunizaciones de Paraguay dotándolo de equipos para el monitoreo de temperatura en los niveles nacional, regional y local, algo que beneficia también a las comunidades indígenas.

A esto se suma, el apoyo que está dando la OPS para el despliegue de la vacunación con poblaciones indígenas en la Región del Chaco paraguayo. Esta cooperación incluye apoyo logístico, transporte, equipos para vacunadores, equipos informáticos para el registro de las personas vacunadas, así como materiales con mensajes de sensibilización para incentivar a las comunidades a vacunarse.

Las comunidades integradas a este operativo se encuentran alejadas de las zonas urbanas y de los servicios de salud, por lo que se conformaron brigadas de vacunación móviles que llegan hasta las aldeas de distintos pueblos indígenas chaqueños. Los equipos cuentan con el acompañamiento de promotores de salud comunitarios, además de líderes y lideresas de las comunidades, en los tres departamentos del Chaco paraguayo: Alto Paraguay, Boquerón y Presidente Hayes. El objetivo: no dejar a nadie atrás en una vacunación que puede salvar vidas.


Enlaces

Protegiendo la salud de los pueblos indígenas frente a la COVID-19 en las Américas