Julio 2022
Dar a luz es el acontecimiento más natural, pero hace 120 años, a menudo esto ponía en peligro la vida. Las prácticas de parto en la región variaban y la mayoría de los nacimientos se realizaban en casa, ya que los hospitales eran de difícil acceso y solían estar disponibles solo para las complicaciones graves.
La historia de la salud materna ha pasado por grandes transformaciones en los 120 años de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En los inicios de la OPS, la tasa de mortalidad materna era alta debido a la falta de educación obstétrica.
Los avances y cambios en la atención a la maternidad, especialmente la noción del "parto humanizado", enfocado en el bienestar de la madre y el bebé durante el embarazo hasta el parto, han permitido reducir las muertes evitables. La OPS ha ayudado a los países de la región a normalizar la atención y a reducir las tasas de mortalidad mediante la aplicación de prácticas de parto más seguras.
Fue en 1970 cuando la OPS, siguiendo el trabajo del Dr. Caldeyro Barcia, creó el Centro Latinoamericano de Perinatología, Mujer y Salud Reproductiva (CLAP) en Montevideo, Uruguay. El Dr. Barcia fue pionero en la investigación de la salud del feto, así como en el desarrollo de un "parto más humanizado", que contribuyó a una experiencia de parto más positiva.
Entre 2010 y principios del 2020, hubo un descenso del 14% de muertes de recién nacidos y en cinco años, la mortalidad materna se redujo casi 17% en 14 países de la región.
El CLAP ofrece buenas prácticas para promover, fortalecer y mejorar la atención sanitaria de las mujeres, las madres y los recién nacidos en toda la región. Este Centro de la OPS ha desempeñado un papel decisivo en la reducción de la mortalidad materna mediante el apoyo a iniciativas y programas, que incluyen el intercambio de los últimos protocolos de parto, la publicación de informes y la formación de personal médico en los hospitales, así como de las parteras en las comunidades remotas.
Hoy en día, a pesar de avances, las mujeres gestantes continúan muriendo de sangrados excesivos (hemorragias), infecciones, hipertensión, el aborto en condiciones de riesgo y el parto obstruido. La OPS, estima que la mayoría de las muertes maternas en América Latina y el Caribe son evitables.
En Bolivia, la OPS capacitó a profesionales sanitarios en el uso de técnicas y equipos para salvar vidas. Carla Botetano, quien sufrió una fuerte hemorragia durante su embarazo, se salvó gracias a una de esas intervenciones. Mientras Botetano era trasladada en una camilla, el personal médico capacitado por la OPS la envolvió en un pesado traje llamado "prenda antichoque no neumático", un dispositivo clave para reducir el riesgo de muerte materna por hemorragia, ya que calienta a la paciente y ayuda a detener el sangrado.
Bolivia tiene una de las tasas más altas de mortalidad materna en las Américas, siendo la hemorragia la principal causa de muerte materna, que cobra la vida de 160 mujeres cada año. Desde 2016, la OPS, con el apoyo del gobierno canadiense, ha capacitado a más de 400 profesionales de la salud en el uso de la prenda antichoque y otras técnicas para prevenir la muerte materna, salvando la vida de cientos de mujeres bolivianas.
Carla Botetano con la"prenda antichoque" para disminuir hemorragias.
"Hemos conseguido reducir las tasas de mortalidad materna en lugares como Maranhao (Brasil) y Chocó (Colombia), dos de los lugares de la región con mayor mortalidad materna", dijo la Dra. Suzanne Serruya, directora del CLAP. "Si podemos reducir las tasas de mortalidad materna en estos lugares tan vulnerables, creo que podemos hacerlo en cualquier parte", añadió la Dra. Serruya.
Cuando la OPS tuvo sus orígenes, hace 120 años, una madre solía tener 5 o más hijos; hoy ese número se ha reducido a 2 o menos. Hace sólo unas décadas, las madres empezaban a tener hijos a los 18 hasta los 25 años. Hoy en día, los años de maternidad se han alargado y muchas mujeres dan a luz más tarde, con lo que, añade la Dra. Serruya, también surgen complicaciones, como una mayor incidencia de diabetes e hipertensión.
Pero la mayor amenaza contemporánea para la salud materna no es su edad o el número de hijos que tienen, sino la pobreza y la falta de servicios médicos, ya que el 94% de todas las muertes maternas se producen en países de ingresos bajos.
En Brasil y Colombia, la OPS colaboró con las autoridades sanitarias en la iniciativa “Cero muertes maternas por hemorragia”, que ayudó a establecer una red de centros de atención obstétrica de urgencia en las comunidades más vulnerables. Tras la implementación del proyecto en 14 ciudades en el estado de Maranhao en Brasil, no hubo muertes maternas por hemorragia en 2018 y una en 2019.
Retrocesos por COVID-19
La pandemia ha tenido un impacto demoledor en los avances sanitarios, con una década de progreso en la salud reproductiva, materna e infantil estancada o incluso invertida. El Dr. Bremen de Mucio, asesor regional del CLAP, estima que la pandemia hizo retroceder el reloj de la salud materna entre 8 y 12 años en algunos países, debido al exceso de muertes por COVID-19 y a la saturación de los servicios sanitarios. Además, muchos hospitales de maternidad fueron reutilizados para los pacientes con COVID-19.
Como consecuencia de la presión sobre los servicios de salud, una de cada tres mujeres embarazadas con COVID-19 que deberían haber tenido acceso a una unidad de cuidados intensivos durante los dos primeros años de la pandemia no recibió atención crítica según una investigación colaborativa liderada por la OPS en ocho países latinoamericanos.
"La pandemia también tuvo efectos inesperados en las comunidades más vulnerables", dijo el Dr. de Mucio, quién en un reciente viaje de campo a Chachapoyas, en la región amazónica de Perú, se enteró de que muchos miembros del personal médico se habían trasladado de las clínicas rurales a ciudades más grandes, alegando mejores salarios y oportunidades.
"La fuga de talento está dejando un vacío médico; los perjudicados son las mujeres y los niños vulnerables, y debemos redoblar nuestros esfuerzos para trabajar con las autoridades sanitarias locales para garantizar que este vacío inducido por la pandemia no tenga consecuencias negativas", añadió.
"Mirando hacia un futuro post-pandémico, debemos hacer que los temas de salud materna sean más inclusivos, seguir llegando a los más vulnerables y también conseguir que la salud mental tenga mayor prioridad en la salud de las mujeres, ya que es un componente olvidado", concluyó la Dra. Serruya, del CLAP.
Enlaces
— 120º Aniversario de la Organización Panamericana de la Salud