9 de Agosto, 2021- “La vacunación para contrarrestar la COVID-19 es muy buena. La vacuna no presenta reacciones o, si las presenta, no son fuertes, no causa ninguna enfermedad. Vengan a vacunarse que esta vacuna nos ayuda mucho”, dice en lengua kichwa Anabel Motalvo, asistente de dirección en la Universidad de Otavalo, en Ecuador.
El testimonio de Anabel es uno de los tantos que forman parte de una campaña del Ministerio de Salud Pública (MSP) de Ecuador para promover la vacunación y garantizar el acceso equitativo de los pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianos y montubios a la vacuna contra la COVID-19, con el fin de reducir en ellos la mortalidad y morbilidad grave por esta enfermedad.
Con base en una serie de diálogos que recogieron las inquietudes o mitos de estas comunidades en torno a la vacuna contra la COVID-19, se plantearon diversas estrategias comunicacionales adaptadas a los diferentes contextos, con total y absoluto respeto a la autonomía y los sistemas de saberes propios de cada colectividad”, afirman desde el MSP.
Según datos oficiales, el 1 de julio el país inició la vacunación con personas de la nacionalidad Waorani, en la Zona Intangible Tagaeri Taromenane, en la provincia de Orellana, algo que continuó diez días después con una campaña masiva de vacunación en pueblos y nacionalidades indígenas de las comunidades de San Antonio, San Pablito de Agualongo, San Vicente Alto, Chinchinloma y Rumiñahui.
Alfonso Morales, líder indígena, dice en otro de los videos de la campaña que “el programa del Ministerio de Salud y del gobierno nacional cuentan con vacunas gratuitas que no tienen un costo económico y por tal motivo en la actualidad están vacunando en el hospital de Cotacachi”. Dirigiéndose a los miembros de su comunidad y en su lengua originaria, Alfonso pide: “favor acuda a recibir la vacuna, en especial adultos y adultos mayores”.
María Andrango, artesana comerciante, también prestó su voz y su imagen para concientizar a otros sobre la importancia de la vacunación tras acudir a vacunarse junto a su madre y su abuela.
Me siento muy contenta de haber accedido a la vacunación ya que mi abuelita tiene 81 años y por medio de la vacuna ella puede vivir más tiempo, por eso invito a todas las familias, adultos mayores, a que se acerquen a la vacuna sin miedo ya que no nos causa ningún daño”.
La desinformación y los mitos que circulan alrededor de las vacunas también han sido abordados. Bladimir Pizando, representante de los jóvenes de la nacionalidad Kichwa de Napo, afirma en otro de los videos que “no se ha comprobado que haya ningún efecto contra la fertilidad en las vacunas”, y destaca que “los beneficios de vacunarse reducen los riesgos de contraer una enfermedad grave por el COVID-19”.
Tras recibir la vacuna, la partera Rosa Patajala, de la comunidad de San Jacinto-Colta, afirma que va a contarlo en su comunidad y que la vacuna no fue dolorosa. “Vengan todos a vacunarse”, invita Rosa con su mascarilla puesta y una sonrisa en los ojos.
La OPS ha brindado apoyo al Ministerio de Salud de Ecuador para el desarrollo del Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19 y el despliegue para su ejecución. Además, ha trabajado en el desarrollo de los lineamientos operativos para la vacunación en pueblos y nacionalidades, con el objetivo de garantizar la inoculación de las comunidades indígenas, afroecuatorianas y montubias en zonas de difícil acceso a los establecimientos de salud. Además, ha desarrollado estrategias de comunicación y logística, en las que han participado líderes o promotores comunitarios, para que las comunidades reciban información sobre las vacunas y puedan tomar decisiones informadas.