La región de las Américas experimenta una urbanización constante, alcanzando un porcentaje de 81% a nivel global en 2018, en 2020 más de 321 millones de personas habitaron en un entorno urbano en Latinoamérica y El Caribe, cifra que podría aumentar en 53 millones más en el 2035.
Esta elevada urbanización hace que la región sea especialmente vulnerable a las emergencias de salud y los desastres, una situación agravada por el rápido crecimiento urbano y la pronunciada desigualdad. Desafíos cada vez más complejos en materia de salud pública y gestión de emergencias, derivados de la acelerada urbanización, junto con la creciente interconexión global, ha incrementado la vulnerabilidad de las poblaciones urbanas a los desastres.
Para hacer frente a los desafíos específicos que presentan las ciudades, como la gestión de grandes volúmenes de población, la movilidad urbana y la infraestructura crítica insuficiente, es necesario adoptar enfoques específicos para la preparación, la respuesta y la recuperación ante emergencias.
La COVID-19 subrayó la necesidad urgente de mejorar la preparación y respuesta ante emergencias en salud urbanas en América Latina. El rápido crecimiento urbano, junto con las vulnerabilidades sociales y la urbanización no planificada, exigen una acción inmediata y concertada para fortalecer las capacidades de respuesta ante desastres en entornos urbanos.
Sobre la iniciativa - Call to action
Los Estados Miembros de la OMS solicitaron aumentar el nivel de los preparativos en las zonas urbanas, por lo que la OMS tomó la Resolución WHA75.7 (mayo de 2022) centrada en fortalecer la preparación y respuesta ante emergencias en salud en ciudades y entornos urbanos. Previamente, la Resolución WHA73.8 (noviembre de 2020) pedía a la OMS centrarse en las vulnerabilidades singulares de las ciudades desde el punto de vista de la seguridad en salud en concordancia con el “Fortalecimiento de la preparación para emergencias en salud: aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (2005)”.
En este sentido, la OPS/OMS, a través del Departamento de Emergencias de Salud, implementó durante 2023 la fase piloto de esta iniciativa, con el objetivo de identificar los aspectos críticos para la implementación de este mandato en la Región. Este pilotaje se centró en Bogotá, Quito y Tegucigalpa debido a que estas ciudades enfrentan una serie de desafíos únicos relacionados con la gestión de grandes volúmenes de población, la movilidad urbana y la infraestructura crítica limitada, lo que permitió el mapeo de enfoques específicos para fortalecer la preparación y respuesta ante emergencias de salud desde distintas perspectivas.
Esta iniciativa tiene como objetivo principal potenciar las capacidades existentes y fortalecer las competencias del Reglamento Sanitario Internacional (RSI 2005) a nivel local y urbano de preparación, respuesta y recuperación del sector salud, en los países de América Latina y el Caribe. Además, se busca mejorar la integración de las autoridades y los agentes locales/municipales en los procesos de preparación para emergencias de salud y desastres, con un enfoque centrado en la resiliencia del Sector de la Salud, para garantizar la continuidad de sus operaciones, con independencia del origen de la emergencia.
El fortalecimiento del sector salud en entornos urbanos y ciudades busca proteger la salud y el bienestar de la población urbana, que es donde se concentra la mayor cantidad de seres humanos en la Región. A través de un enfoque integral y específico para cada ciudad, alineado estratégicamente con el Plan Estratégico de la OPS 2020-2025 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, se espera crear un modelo replicable y escalable que pueda beneficiar a otras ciudades de la región y contribuir a la construcción de comunidades más seguras y resilientes frente a emergencias de salud con un enfoque multiamenaza.
Actualmente la OPS avanza con la implementación de la iniciativa en Quito, Bogotá, Cali, Guatemala y Kingston, tomando como base un enfoque integral que incluye el diagnóstico preliminar de los riesgos, las capacidades y necesidades de cada ciudad, un análisis de factibilidad e impacto, seguido de la formulación de hojas de ruta específicas para fortalecer las capacidades y competencias, además de promover un enfoque intersectorial y participativo. Esto implica apoyar la alineación e integración de los procesos, herramientas y actividades técnicas locales y municipales con ocho áreas clave que deben fortalecerse.
La implementación de la iniciativa permitirá desarrollar o adaptar orientaciones, herramientas, recursos y documentos, identificar vulnerabilidades en la infraestructura crítica, el desarrollo o actualización de planes de contingencia y la capacitación del personal de salud y sectores asociados, en procedimientos de respuesta ante emergencias basados en el contexto y las prioridades identificadas. Además, la iniciativa también integra la reducción del impacto ambiental de los establecimientos de salud y su contribución en la huella de carbono, promoviendo prácticas sostenibles, lo que implica la implementación de medidas de eficiencia energética, el uso de tecnologías verdes y la promoción de una gestión ambientalmente responsable de los recursos.