Las enfermedades no transmisibles (ENT) son la primera causa de muerte y discapacidad en el mundo. El tratamiento eficaz de estos trastornos crónicos depende en gran medida de la continuidad de unos servicios receptivos, accesibles y de calidad, así como de la participación de los pacientes y su autocuidado. Está comprobado que la salud digital —en particular la telemedicina y las historias clínicas y recetas electrónicas— es ventajosa para resguardar la continuidad de la atención, especialmente cuando hay alteraciones de los servicios, además de facilitar el seguimiento y evaluación de las intervenciones contra las ENT.
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