En estas directrices se describe una respuesta de salud pública destinada a cinco grupos de población clave (hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, personas trans y de género diverso, trabajadores sexuales, personas que consumen drogas inyectables, y personas recluidas en prisión y otros entornos cerrados). Se presentan y analizan nuevas recomendaciones y se unifican las recomendaciones y orientaciones vigentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En particular para estos grupos, los factores sociales, jurídicos, estructurales y otros de tipo contextual aumentan la vulnerabilidad a la infección por el VIH, las hepatitis virales y las ITS, y obstaculizan el acceso a los servicios de salud y otros servicios básicos. Las presentes directrices ponen de relieve la importancia primordial de abordar las barreras estructurales en todos los entornos como una prioridad y de ayudar a las comunidades a dirigir la respuesta y prestar servicios equitativos, accesibles y aceptables.
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