La carga de morbilidad y mortalidad asociada con la infección por el VIH ha disminuido a lo largo de los últimos diez años a medida que ha aumentado el acceso al tratamiento antirretroviral. A pesar de este progreso, casi la mitad de las personas con infección por el VIH inician su atención con un cuadro avanzado y muchas siguen muriendo por infecciones oportunistas relacionadas con el VIH.
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