Cada año, en el mundo los desastres generan pérdidas por entre 300.000 y 500.000 millones de dólares, con efectos desproporcionadamente peores en los países de bajos ingresos. América, el segundo continente más afectado por los desastres, padeció en 2017 casi un cuarto de los que se dieron en todo el planeta. El balance de daños fue de unos 306.000 millones de dólares.
Es por esto muy necesaria una preparación adecuada en el sector de la salud. Para ello, en la región de América Latina y el Caribe se requiere una vigilancia más efectiva y una rápida capacidad de reacción colectiva que hagan posible responder a potenciales brotes epidémicos, pandemias, conflictos y a las amenazas naturales más frecuentes.
En general, ha mejorado la capacidad de los países de Latinoamérica y el Caribe para gestionar la respuesta a emergencias menores y desastres de pequeña escala sin ayuda de la comunidad internacional. Sin embargo, hay una demanda cada vez mayor de cooperación técnica específica para las necesidades de cada país o ayuda en la respuesta a grandes amenazas, en particular cuando las capacidades nacionales se ven desbordadas.
En septiembre de 2016, los ministro de Salud de las Américas aprobaron el Plan de Acción para la Reducción del Riesgo de Desastres (2016-2021). El plan se alinea con instrumentos internacionales clave como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Marco para la Reducción del Riesgo de Desastres de Sendai (2015-2030).
El propósito del plan es seguir fortaleciendo la reducción del riesgo de desastres para prevenir muertes, enfermedades y el impacto psicológico de las emergencias a través de acciones centradas en las personas y aproximaciones entrecruzadas. El plan busca mejorar la seguridad de los servicios de salud integrados en las redes a través de la facilitación de los criterios de hospitales seguros y enfoques que tienen en cuenta el cambio climático en el planeamiento, diseño, construcción y operación de esos servicios.
- Los terremotos, tsunamis, tormentas tropicales, vientos y subidas de las mareas causan unas pérdidas anuales estimadas entre el 1,2 y 1,7% del producto interno bruto mundial.
- Los eventos más comunes son de naturaleza hidrológica y meteorológica, que son los que causan la mayor parte de las muertes.
El trabajo de la OPS en reducción del riesgo de desastres se lleva a cabo en un entorno de cooperación en el que los Estados miembros, las autoridades de salud, organizaciones regionales y una amplia variedad de socios estratégicos trabajan conjuntamente para obtener un sector de la salud más resistente y ayudar así a reducir las consecuencias para la salud de las emergencias, desastres y crisis, de manera que se mitigue su impacto social y económico.
El área de Reducción de Riesgo de Desastres del Departamento de Emergencias de la OPS apoya a los países en la ejecución del Plan de acción para la reducción del riesgo de desastres 2016-2021, que tiene como objetivo proteger la vida de los pacientes y los trabajadores de la salud, proteger los equipos e insumos de salud de los efectos de desastres, y asegurar que los servicios de salud continúen operando eficazmente durante y después de emergencias y desastres para salvar vidas, reducir las discapacidades y permitir al sector de la salud cumplir con sus responsabilidades continuas.
Principales líneas de acción:
- Implementación del plan de acción para la reducción del riesgo de desastres 2016-2021;
- Implementación de la iniciativa regional sobre “hospitales seguros”;
- Promoción e implementación de medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático para establecimientos de salud;
- Desarrollo e implementación de estrategias de reducción y gestión del riesgo de emergencias para poblaciones deplazadas dentro de los países, individuos con discapacidades y países en situación de alta vulnerabilidad.