Desbordar, una película sobre salud mental

Buenos Aires, 9 de junio de 2010 (OPS/OMS).- Auspiciada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), Desbordar es una película inquietante, con mucha belleza, intriga y poesía que relata la historia del éxito de una revista creada por un grupo de jóvenes e internos psiquiátricos que desafió y pudo trascender los muros de la institución manicomial.

Cuando el trabajo del taller de escritura de un hospital neuropsiquiátrico toma conocimiento público y trasciende los muros del encierro, desencadena un conflicto que desnuda la verdadera situación de la vieja institución psiquiátrica, que aún sigue conviviendo en medio de la vida cotidiana de las grandes ciudades.

Desbordar cuenta con la participación "delante y detrás de cámaras" de actores y personalidades reconocidas por su trayectoria y su actividad social que, en el contexto actual que atraviesa este tema, mediante el tratamiento de la Ley de Salud Mental en el Congreso de la Nación, se han comprometido a otorgar fuerza adicional a la comunicación de la política.

El film es protagonizado por los actores Fernán Mirás y Manuel Callau, y dirigido por Alex Tossenberger.

Además de la OPS/OMS, apoyan la película la Cámara de Diputados de la Nación, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), la Organización Mundial de Personas con Discapacidad (OMPD) y la Embajada de Brasil.

Sinopsis

Hospital neuropsiquiátrico. Noche de tormenta eléctrica. La silueta de un interno corre entre los pastizales del parque, proveniente de un pabellón rumbo al hospital. Sus movimientos díscolos e inconexos se esfuerzan por ser sigilosos. El hombre mide cada paso para no ser avistado por guardias o enfermeros. Logra llegar a un teléfono público. Muy atemorizado, hace un llamado enigmático pero de vital importancia. No ha concluido la conversación que dos robustos enfermeros lo miran tranquilamente, golpeteando sus cachiporras contra las piernas, y sin el menor apuro por interrumpirlo. Al verlos, el interno ya no puede articular palabra. La voz al otro lado de la línea le pide desesperadamente que complete la información. El interno no responde. Su labio inferior tiembla.

El gesto y la mueca temblorosa es una acción de valentía que  intenta en un llamado desesperado despertar a cómplices de un pasado de ilusión. Ese llamado revive el espíritu silenciado de jóvenes que en años pasados intentaron decir algo en un lugar en donde no se dice nada, en donde la palabra está muerta: el manicomio.

Marcos Ferro (36) e Iván Manusuvich (37) se encuentran a la mañana siguiente después de doce años sin verse motivados por la noticia anónima de la muerte de Martín Tayal, miembro del Taller de Periodismo y Escritura del neuropsiquiátrico. Ambos fueron protagonistas de la creación de  ese taller y de una  revista muy reconocida y polémica que en su momento generó efectos terapéuticos, efectos institucionales y efectos sociales, hasta explotar en mil pedazos. La noticia impulsa el reencuentro y el ánimo de saber qué pasó con Martín y con su cuerpo. El encuentro traza los objetivos por develar la verdad y en ese preciso momento, cuando se propone esa búsqueda, una palabra los lleva a los comienzos de su historia, a cómo se formó un taller de escritura  y periodismo en el corazón mismo de un neuropsiquiátrico.

Con el flash back comienza la verdadera historia de la película que es la construcción de un espacio de palabra en donde la palabra no existe lograda por un grupo de jóvenes profesionales que intentan, a partir de una experiencia, probar que una alternativa al manicomio es posible. Con la creación del taller los internos comienzan a poder historizarse y volver a poner en juego su propia subjetividad sin negar su condición de enfermo mental. En  este sentido, este espacio va creciendo hasta logar una revista que se vende en la vía pública. Mientras tanto, los personajes transitan por un sin número de avatares y situaciones de amor, sensibilidad, creatividad, trabajo, odio, rencores e intereses de poder afectados que termina con la polarización y lucha de un poder médico hegemónico y una alternativa en salud mental que pregona la aceptación de las diferencias.

Marcos e Iván, los miembros del taller, Anna, una psiquiatra enamorada de la experiencia, son los protagonistas de esta historia de lucha que a pesar de los años siempre en donde hubo una instancia de escritura, el deseo y la ilusión de transformación y superación no puede morir nunca.