Las discriminaciones y desigualdades por razones de sexo y género son una preocupación constante. La carga que genera para los países, las comunidades y las familias termina por extenderse de generación en generación. Dichas desigualdades se reflejan, por ejemplo, en condiciones como la pobreza, pues el 51,6% de las personas en esta situación en Colombia son mujeres1. En el contexto descrito, las mujeres y las niñas experimentan los impactos de la pobreza de forma desproporcionada, aumentando los riesgos de verse inmersas en hechos de violencia de género, explotación sexual y redes de trata de personas.
Frente a la salud, la carga de salud anual asociada con la violencia física de pareja fue de 90,6 millones de dólares en el año 2018. Además, casi el 40% de la carga económica de la violencia física de pareja entre mujeres de 13 a 24 años en Colombia provino de aquellas que se vieron afectadas por el conflicto. Al menos el 16% de los costos generales de salud entre mujeres de 13 a 24 años en Colombia provienen de la epidemia prevenible de violencia física de pareja (Brown D, 2023).
En términos de trabajo de cuidado, las labores asociadas a la crianza y al cuidado del hogar se asignan habitualmente a las mujeres. Sin embargo, esta labor sigue siendo invisibilizada y no remunerada. La doble carga de trabajo y cuidado no remunerado tiene implicaciones en la salud de las mujeres. La falta de equilibrio en el tiempo destinado al cuidado del hogar significa, entre otros aspectos, la falta de tiempo para el autocuidado en términos de alimentación e investigaciones médicas y la carga laboral elevada con impactos de estrés y sobrecarga.
De la misma forma, resulta fundamental llamar la atención sobre el fenómeno de las violencias por razones de sexo y género. En el primer semestre de 2023 fueron asesinadas 3,1 mujeres por día2. En este mismo periodo, fueron asesinadas, en promedio, 80 mujeres cada mes. Los feminicidios, las labores de cuidado no remunerado, la pobreza, la baja participación de las mujeres en el ámbito público, la limitación en el acceso a servicios de salud y salud sexual y reproductiva, los matrimonios infantiles, las mutilaciones genitales, la violencia física, la violencia sexual y todas las demás manifestaciones, son fenómenos que continúan abriendo las brechas de desigualdad y discriminación.
Aunque las luchas de las mujeres en las comunidades, organizaciones y a través de liderazgos continúan siendo fundamentales para el avance en la garantía de los derechos de todas las personas, el camino todavía es largo y los desafíos requieren esfuerzos intersectoriales y desde todos los niveles de la sociedad para superarlos.
La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud OPS/OMS trabaja en la garantía de los derechos de las mujeres a través del fortalecimiento de los servicios de salud y comunitarios. Lo hace de la mano de las redes de mujeres para el acompañamiento a otras mujeres en la prevención de violencias, fortaleciendo las capacidades del personal de salud para ofrecer una respuesta humanizada y digna a las VBG, construyendo herramientas para que las comunidades accedan a información sobre garantía de los derechos sexuales y reproductivos, transformación de estereotipos de género y construcción de masculinidades no hegemónicas.
Es por ello que este 8 de marzo, la OPS/OMS conmemora el Día Internacional de la mujer haciendo un llamado desde todos los niveles, para tomar acción, invertir en la prevención de todas las formas de violencias en contra de las mujeres, adolescentes y niñas, garantizar acceso a los servicios de salud y salud sexual y reproductiva, eliminar las prácticas nocivas, garantizar la voz y presencia de las mujeres en todos los ámbitos de nuestra sociedad y generar condiciones para que todas las personas podamos vivir una vida digna, libre de discriminaciones y violencias.
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