Más de la mitad de la población mundial está infectada por Helicobacter pylori (H. pylori); bacteria causante de gastritis crónica y que en el 15-20% de los casos origina úlceras pépticas, linfomas tipo MALT (tejido linfoide asociado a mucosa) y cáncer gástrico.
Anualmente, el cáncer gástrico produce más de un millón de muertes en el mundo y el 90% de esos tumores son secundarios a la infección por H. pylori, bacteria que en 1994 fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como cancerígeno tipo I y que fue ratificada en 2010. Incluso, adicionalmente a la patología gástrica, es responsable de casos de anemia por deficiencia de hierro y vitamina B12, y trombocitopenia inmune.
Este microorganismo fue aislado y cultivado por primera vez por dos científicos australianos, los doctores Barry J. Marshall (gastroenterólogo) y John Robin Warren (patólogo), hallazgo que les permitió recibir el premio Nobel de Medicina en 2005.
Posteriormente se demostró que la erradicación de H. pylori con antibióticos podía curar la gastritis y disminuir el riesgo de cáncer. No obstante, la bacteria se ha vuelto muy resistente y difícil de erradicar.
Sus patrones de resistencia han sido estudiados por investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Nacional de Colombia, quienes desarrollaron el estudio ‘Farmacovigilancia a los principales antibióticos utilizados en las terapias de erradicación de Helicobacter pylori’, elegido como el mejor trabajo presentado el 26 y 27 de noviembre de 2020 en el VII Encuentro Nacional de Farmacovigilancia de Colombia, organizado por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS Colombia).
Los investigadores Alba A. Trespalacios-Rangel, Azucena Arévalo-Galvis, William A. Otero-Regino, Liliana E. Rosero, Jenny Ávila-Coy y Raúl A. Poutou-Piñales, realizaron farmacovigilancia primaria a los principales antibióticos utilizados en terapias de erradicación de H. pylori (amoxicilina, claritromicina, levofloxacina y metronidazol), con base en los resultados obtenidos de 758 pacientes de Bogotá (Colombia), a quienes siguieron durante seis años.
“Este trabajo nace tiempo atrás con una preocupación del grupo, al ver cómo los pacientes infectados con H. pylori y con riesgo de desarrollar úlceras pépticas o incluso cáncer gástrico, tenían dificultad para erradicar la infección, y una de las causas era la resistencia antimicrobiana, que reduce las opciones terapéuticas”, explica la investigadora Trespalacios, profesora titular de Microbiología y directora de posgrados de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana.
Resultados preocupantes
Los resultados para Bogotá son desalentadores. “La resistencia aumenta año tras año. “Cuando iniciamos, uno de los antibióticos más utilizados era claritromicina, cuya resistencia ya está alrededor del 20%, cuando los lineamientos internacionales dicen que este medicamento puede usarse cuando no se supera el 15% de resistencia local. Con levofloxacina sucede algo similar, ha pasado de ser una molécula esperanzadora a presentar una resistencia que sobrepasa el 27% en aislamientos de H. pylori”, explica la investigadora Trespalacios.
El trabajo se destacó además por la metodología utilizada, ya que todas las técnicas fueron estandarizadas por los investigadores en el Laboratorio de Bacteriología Especial de la Universidad Javeriana.
Se utilizó el estándar de oro mundial para evaluar susceptibilidad in vitro (Agar dilución) y combinaron este método con técnicas de biología molecular, impactando positivamente en la medicina traslacional, al estandarizar pruebas rápidas de laboratorio, que ya se están transfiriendo al Hospital Universitario San Ignacio, lo que es costoso y “retador”.
Su objetivo es “llamar la atención sobre este tema y poder llevar a la práctica clínica estos resultados, para que los gastroenterólogos, a futuro, tengan esta herramienta adicional y sus pacientes puedan beneficiarse de manera oportuna, aportando a la disminución de la incidencia del cáncer gástrico en Colombia, así como de otras patologías relacionadas con H. pylori”, señaló la investigadora Azucena Arévalo Galvis.
Surge una esperanza
Sus resultados van de la mano con el comunicado de la OMS en 2017, que cataloga a H. pylori como un microorganismo de prioridad alta que amenaza la salud humana, debido al incremento de la resistencia a la claritromicina; con el programa de investigación y desarrollo de nuevas moléculas (I+D) de la OMS y motiva los esfuerzos para que continúe la vigilancia de la resistencia de este microorganismo y sea considerado su inclusión dentro del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS).
A futuro, el objetivo es tener datos para el país y para ello adelantan trabajos multisectoriales con grupos de investigación de Cauca y Antioquia, dado que la realidad puede ser distinta en cada región del país y cada una debe “escribir su propia historia, es decir, tener su diagnóstico y a partir de él, afinar las alternativas de manejo”, dice la investigadora Trespalacios.
Además, “podrían coexistir diferentes genotipos de la bacteria y presentar diferentes patrones de restistencia antimicrobiana”, comenta Raúl A. Poutou-Piñales, profesor titular de Microbiología de la Javeriana y uno de los investigadores de este trabajo.
A esto se suma que la resistencia bacteriana en general pone en riesgo la salud de quienes presentan infección por H. pylori. “Hemos visto pacientes que nunca habian sido tratados para H. pylori pero que, sus aislamientos son resistentes a dos o más antibióticos; esto podría indicar el consumo previo de antibióticos ya sea de manera guiada para otro tipo de infecciones (respiratorias, urinarias u otras) o de manera indiscriminada, y ha generado una resistencia ‘cruzada’ que impacta en las terapias de erradicación para H. pylori”, explica Azucena Arévalo.
Para los investigadores, este es un tema de responsabilidad social, de “poder darle a la comunidad científica y en general, datos contundentes, robustos, que le permitan a los sistemas de salud tomar decisiones en relación a H. pylori y mirar hacia el futuro”, precisa la doctora Trespalacios, quien resalta el apoyo de la Pontificia Universidad Javeriana y espacios como el Encuentro Nacional de Farmacovigilancia de Colombia.
No hay que olvidar que “la gastritis crónica, producida por H. pylori, tarda por lo menos dos a tres décadas para llevar al cáncer gástrico; que se inicia con una gastritis superficial y progresivamente lleva a unos cambios irreversibles como la atrofia y metaplasia intestinal; entonces, existe una gran ventana de oportunidad para cortar esa cadena de transformaciones, erradicando esta infección”, señala el doctor William Otero, profesor titular de Medicina y director de Gastroenterología de la Universidad Nacional de Colombia.
“Por el impacto que esto tiene, nuestro grupo ha elegido como línea de investigación, estudiar H. pylori desde diferentes puntos de vista, incluyendo su resistencia a los antibióticos y con base en estos hallazgos, investigar nuevas terapias para erradicar esta infección”, concluye el doctor Otero.
Recomendaciones para la comunidad
Un punto de partida, como explica Jenny Ávila Coy, es “entender que este patógeno está ahí y no subestimarlo, como sucede muchas veces. La bacteria es real y tiene altos niveles de resistencia a los antibióticos”.
Además, como la automedicación es uno de los factores que está llevando al aumento de la resistencia, los investigadores aconsejan seguir las recomendaciones del gastroenterólogo, no automedicarse y cumplir con los protocolos de tratamiento para evitar fallas terapéuticas.
“Si bien la resistencia a los antibióticos es la mayor causa de falla terapéutica, la dosificación y duración no apropiada de la terapia, así como la falta de adherencia al tratamiento, entorpece la erradicación de esta infección”, dijo la doctora Liliana Rosero.
Es importante resaltar que la infección por H. pylori no produce síntomas. Sin embargo, ante la presencia de dispepsia (sensación de llenura), antecedentes familiares de cáncer gástrico o anemia por deficiencia de hierro se debe consultar con el médico gastroenterólogo, para que tome las medidas pertinentes a que haya lugar.